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FILOSOFÍA AQUÍ Y AHORA
(PRIMERA TEMPORADA)
CON JOSÉ PABLO FEINMANN
Canal Encuentro
Encuentro 1: ¿Por qué hay algo y no más bien nada?
Encuentro 2: Sacar la Filosofía a la calle
Encuentro 3: Colón descubre América; Descartes, la subjetividad
Encuentro 4: La Filosofía corta la cabeza de Luis XVI
Encuentro 5: La experiencia posible y la experiencia imposible
Encuentro 6: Hegel, el sujeto absoluto y la consolidación de la burguesía
europea
Encuentro 7: Hegel, dialéctica del amo y el esclavo
Encuentro 8: Filosofía y praxis
Encuentro 9: La modernidad desbocada
Encuentro 10: El Capital
Encuentro 11: Nietzsche, vida y voluntad de poder
Encuentro 12: Nietzsche: “Dios ha muerto”
Encuentro 13: Derivaciones de Nietzsche
ENCUENTRO 1: ¿POR QUÉ HAY ALGO Y NO MÁS BIEN NADA?
Sumario
1 ¿Por qué un curso de filosofía?
2 ¿Por qué “Filosofía aquí y ahora”?
3 ¿Cuáles son las preguntas de la Filosofía?
4 ¿Qué hacemos con lo que hicieron de nosotros?
1 ¿Por qué un curso de Filosofía?
Crease o no este es un programa de Filosofía por televisión. Este programa tiene un nombre: “Filosofía aquí y
ahora”. ¿Por qué “aquí y ahora”? En principio es “aquí”, es en la televisión argentina. Esto implica un grado de
novedad muy grande. La novedad es lo que surge, lo inesperado. La novedad es lo que nadie espera y quizás lo
inesperado era que se hiciera Filosofía por televisión.
Estamos aquí para responder preguntas fundamentales. Las preguntas de la Filosofía tienen ese carácter, es
decir, son fundamentales porque remiten a las cuestiones esenciales de la condición humana. La primera
pregunta que nosotros vamos a formularnos es una pregunta que se formula un filósofo alemán de nombre
Martin Heidegger en un libro de 1935. Y la pregunta que hace, que es para quitarle el sueño a cualquiera,
espero que no se los quite a ustedes, pero si se los quita mejor porque van a sentir en carne viva qué es la
Filosofía (la Filosofía es una disciplina que incomoda, que acorrala, que sofoca, que da enormes satisfacciones
pero que requiere un trabajo intenso); la pregunta que se hace Heidegger es ¿por qué hay algo y no más bien
nada? Es una pregunta central, absoluta, definitiva, la pregunta de las preguntas; porque en realidad todos
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nosotros estamos acá, todos nosotros andamos en este mundo, pero por qué nos preguntamos esto, por qué
hay algo y no más bien nada… Porque bien puede haber ocurrido que no hubiera nada, cosa que nosotros no
podemos siquiera imaginar porque no podemos concebir la nada absoluta. Lo que sabemos es que hay algo,
está todo esto: está la tierra, está el cielo, miramos, están las estrellas y de ahí surgen las preguntas definitivas.
¿Saben por qué las preguntas son definitivas? Porque el ser humano es el único que se hace estas preguntas. El
ser humano, que es un ser imperfecto en medio de un mundo y un Universo perfecto, que es un ser finito en
medio de la temporalidad infinita del Universo, que es un ser carenciado en medio de la abundancia que lo
rodea, se siente muy pequeño ante tanta grandeza. Y al sentirse así, quizás afrontar ese sentimiento es la
muestra más palpable de su grandeza, porque Hegel lo decía: “la Tierra es un cascote que meramente gira
alrededor del Sol”; y eso le entrega al hombre la pequeñez que es ante la inmensidad del Universo. Pero –dice
Hegel- en este cascote que es la Tierra hay un ser metafísico que se pregunta por el sentido del Universo. Es
decir, ese ser metafísico es el hombre. El hombre está en un cascote, el hombre es un ser pequeño, finito,
mortal, lleno de angustia, lleno de miedo, destructivo, autodestructivo; pero tiene la grandeza de saber que
muere y seguir viviendo y tiene la grandeza además de preguntarse por todo esto, por la totalidad. La totalidad
es todo lo que hay y la pregunta por todo lo que hay la formula aquí el hombre, el ser humano. Se pregunta por
qué hay algo y no más bien nada.
Esa pregunta hace a su grandeza. Esa pregunta lo llena de angustia porque esa pregunta, en efecto, quizás no
tenga respuesta. Este ser metafísico que se pregunta por el sentido del Universo quizás no llegue nunca a
obtener esa respuesta. No sé si ustedes recuerdan la escena de una película de Woody Allen, donde Woody
Allen chiquitito no quería seguir yendo al colegio porque decía que nunca iban a poder enseñarle todo lo que él
necesitaba saber porque el Universo estaba en expansión. Y, claro, si el Universo está en constante expansión
nunca vamos a poder saber todo lo que tenemos que saber porque nunca vamos a poder alcanzar la expansión
del Universo. Woody Allen, en este sentido, es un filósofo. Hace filosofía a su modo, hace filosofía desde las
películas, desde el espectáculo. Hay
una frase que dice Einstein muy famosa que dice así: “Dios no juega a los dados con el Universo”, y Woody
Allen dice sí, Dios no juega a los dados, juega a las escondidas. La frase tiene una dramaticidad muy grande que
el cinematógrafo sueco que acaba de morir, Ingmar Bergman, interpretó como el silencio de Dios.
Cuando Woody Allen dice que Dios no juega a los dados con el Universo, juega a las escondidas, lo que está
diciendo es que Dios está pavorosamente ausente de los terribles dolores que aquejan a los hombres.
2 ¿Por qué “Filosofía aquí y ahora”?
Yo les voy a decir por qué hay Filosofía. Por qué hay todo lo que hay, por qué hay arte, música, pintura, por qué
hay todas las expresiones por las cuales el hombre intenta inmortalizarse, trascenderse a sí mismo. Todos esos
intentos existen porque el hombre es un ser finito. Porque el hombre muere. Cuando digo el hombre digo la
mujer también, lo que pasa es que no hemos encontrado otra manera.
Tendríamos que hacer una revolución y en lugar de hombre decir mujer, pero estaríamos más o menos en lo
mismo. El hombre es un ser finito, sus días están contados y él tiene, sin embargo, aires de inmortalidad: nadie
quiere morir.
Shakespeare hubiera entregado Hamlet, Macbeth, Otelo si le hubieran garantizado dos años más de vida. El
hombre tiene pavor a la muerte y sin embargo, sabiendo que es un ser finito, se pregunta por la finitud. La
afronta, no la niega. Muchos la niegan. La droga, el sexismo, son montones de ceremonias para ocultar el
hecho de saber que morimos. En cambio la Filosofía pone este hecho por delante. Bueno, el hombre es un ser
finito y porque es finito es un ser que se angustia. Como el hombre se angustia, se angustia porque muere. La
angustia le revela al hombre que
su destino es la nada, le aparece la idea de la nada, y la idea de la nada lo lleva a la idea de que él va a ser nada
durante mucho, mucho tiempo.
Cuando yo digo que la grandeza del hombre reside en que sabe que muere y sin embargo sigue viviendo, esto
está en la Filosofía pero también está en otras expresiones. No solamente la Filosofía plantea estas cosas. La
plantean las novelas, la plantean la pintura, la plantean la música; toda partitura termina y cuando termina
sentimos la angustia de aquello que termina. Hay montones de libros escritos sobre esto. Los libros de Filosofía
se escriben muchas veces para responder a cuestiones estrictamente filosóficas pero, en el fondo de todos
ellos, está el intento del hombre por pensar su situación en este mundo. Por eso esto se llama “Filosofía aquí
y ahora”, aquí es donde hacemos Filosofía. No estamos en la Sorbona, no estamos en Friburgo, no estamos en
la académica norteamericana,
estamos en la Argentina y vamos a hacer filosofía como argentinos inevitablemente porque estamos
situados. Nuestro pensamiento es un pensamiento situado. Y “ahora” porque o la hacemos ahora o no
sabemos si la vamos a hacer más adelante, porque el hombre es un ser abierto a miles de posibilidades pero en
todas esas posibilidades está la posibilidad de que muera. En
consecuencia, sin urgencia, sin desesperación, pero tenemos que considerar que cada minuto es
absolutamente precioso, que el “ahora” tiene una densidad ontológica es decir una densidad de ser en la cual
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tenemos que participar, en la cual tenemos que comprometernos y que filosofar aquí en la Argentina y ahora
es necesario porque este país necesita pensar. Este país necesita salir de todo aquello que distrae a sus
ciudadanos en medio de la pavada y de la estupidez. Quisiera decirlo claramente: en la televisión se trabaja
para estupidizar a las personas. En general en los medios de comunicación y no sólo en la Argentina, pasa en
todo el mundo. El poder, a través de los medios de comunicación, intenta colonizar la subjetividad de los
sujetos. O sea, sujetar a los sujetos. Entonces ese señor que llega cansado a su casa, que trabajó todo el día, y
llega y enciende la televisión, la televisión lo atrapa con el espectáculo infinito de la pavada. Y la pavada le
impide pensar su situación, le impide pensar que quizás el trabajo que está haciendo no le gusta, que quizás
debería cambiar de trabajo, que quizás debería irse de su casa o debería estar más en su casa, o debería amar
más a su mujer o amarla menos, o a sus hijos; o debería irse al Congo Belga y escapar de todo. O debería quizás
darse cuenta que ese aparato que está ahí idiotizando está para eso, para idiotizarlo.
Entonces el día en que tome conciencia crítica de esto hace algo muy sencillo: lo apaga. Cuando un tipo apaga
el televisor porque sabe que desde ahí le están quitando la libertad subjetiva que él merece tener, ahí
comienza su libertad.
3 ¿Cuáles son las preguntas de la Filosofía?
Tenemos que preguntarnos por las preguntas de la Filosofía. La Filosofía hace preguntas que no todos quieren
preguntarse porque hace preguntas que en realidad toda la existencia humana, el entero planeta en el que
habitamos, está organizado para que el hombre no se las haga. Por ejemplo, hay preguntas como por qué es
tan injusto el Universo en que vivimos, por qué hay hambre, por qué hay gente que tiene tanto y gente que
tiene tan poco. Esas son determinadas preguntas, pero son preguntas filosóficas y que han nacido de una
determinada Filosofía, por ejemplo la filosofía del querido cabezón barbado Karl Marx, que tenía una cabeza
enorme y se le ocurrió preguntar un día por qué algunos tienen tanto y otros tan poco y escribió un enorme
libro –El Capital-, pero luegoentraremos en eso.
Las preguntas de la Filosofía, las fundamentales, son del siguiente tipo porque, digamos, la hicieron los griegos.
Los griegos se asombraron de estar en medio de tanta maravilla y dijeron: todo esto que hay y que yo veo, es
algo. Pero es un algo enorme. Y si en lugar de todo esto, no hubiera nada. Entonces esta pregunta surge del
asombro. Pero hay otra pregunta fundamental que inaugura la modernidad del capitalismo y es la que hace
René Descartes en 1637 en uno de los textos más bellos de la historia de la Filosofía: El discurso del método;
que cualquiera lo puede comprar, lo puede leer en una hora o dos horas. Y la pregunta de Descartes no surge
del asombro, surge de la duda y vamos a ver cuánto tiene que ver con nosotros. Un día este señor simplemente
dijo voy a dudar, eso fue revolucionario.
No hay nada más revolucionario que plantarse un día en frente de toda la realidad y decir: bueno, yo voy a
dudar de todo. No me vendan más buzones, no quiero que me convenzan más. Descartes dudó de toda la
teología medioeval, dudo del aristotélico tomismo, dudo de las verdades evangélicas, dudó de la Inquisición;
dudó, en última instancia, de Dios. ¿Por qué dudó de Dios? Porque Descartes dijo voy a dudar de todo, y
cuando alguien dice voy a dudar de todo tiene que dudar de Dios.
Y Descartes estaba en 1637, la Inquisición había quemado a Giordano Bruno.
Descartes estaba preocupado, por eso se fue a Holanda que era un país en donde todavía se podía pensar con
mayor libertad. Vemos que el pensamiento requiere de libertad para ejercerse. En Holanda Descartes dice voy
a dudar de todo, y después dice: de lo que no puedo dudar es de mi duda. Pero si yo dudo, es porque pienso,
porque mi
duda surge de una actitud del pensamiento. Entonces dice: de qué puedo no dudar… de mi pensamiento. Y saca
la célebre fórmula: “pienso, luego existo”.
Pero me interesa más que nos mantengamos en la cuestión de la duda. Cuando él dice voy a dudar de todo,
nosotros hoy deberíamos decir también dudemos de todo.
Descartes apagó el televisor de la teología medioeval. Ese era un televisor tremendo. Además si uno no veía
esos programas, la Inquisición lo quemaba. Si uno no creía en lo que decía ese televisor, la Inquisición lo
quemaba. Torquemada le golpeaba la puerta a uno y a la hoguera. Entonces Descartes tuvo el enorme coraje
de afirmar su propia subjetividad: voy a juzgar a partir de mí. Esto es revolucionario en Filosofía. Esto es lo que
la Filosofía tiene de contestatario, de revolucionario, de nuevo. Esto es lo que le puede cambiar la vida a usted.
Descartes dijo: yo voy a dudar de todo, no les voy a creer más a aquellos que dicen que tengo que creer en la
verdad revelada de Dios que la Iglesia es la encargada de bajarla a la Tierra y de aplicarla a través de sus
grandes inquisidores. No –dijo Descartes-, voy a dudar. Y al hacerlo apagó ese televisor de la teología medieval.
Qué tal si nosotros un día de éstos estamos en casa y estamos en casa como estamos habitualmente dale que
te dale con el zapping, de una cosa a la otra, y no nos importa nada, qué vemos: vemos una catástrofe, el
hambre, vemos la tortura, vemos la guerra, a las modelos, vemos a los traseritos –porque en un programa de
Filosofía uno dice trasero en lugar de culo-, los vemos abusivamente, nos tiran con todo eso y quedamos
idiotizados hasta que nos dormimos. Lo que hace Descartes es decir basta con esto, tiro el control remoto al
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diablo y apago el televisor. Empiezo a pensar. Yo estoy dudando de eso porque en realidad todo ese vértigo
creo que están tratando de metérmelo a mí, en mi conciencia, y yo no quiero que mi conciencia sea el vértigo
de lo que me están vendiendo. Quiero que mi conciencia sea libre y piense mis problemas, entonces
comienzo a dudar.
Cuando comienzo a dudar comienzo a ser libre, libre, porque sólo una conciencia crítica es libre. No hay
libertad si no está alimentada por la crítica. Y la crítica sólo puede ser ejercida a partir de la autenticidad del
sujeto crítico.
4 ¿Qué hacemos con lo que hicieron de nosotros?
La grandeza del hombre reside en muchas cosas. Y reside, repasando, en que es finito en un mundo infinito, es
imperfecto en un mundo perfecto, lo angustia su pequeñez, lo angustia la idea de la nada, lo angustia la idea
del dolor, de la injusticia. Y también la grandeza del hombre todavía puede radicar en que se rebele contra lo
que intentan hacer de él. Y quiero decir, y con esto rendirle homenaje a un gran filósofo, Jean Paul Sartre, que
tenía un ojo que se le iba para un lado pero la inteligencia la tenía clara; Sartre tiene una frase que dice: cada
hombre es lo que hace con lo que hicieron de él. Esta para mí es una de las frases más importantes de toda la
historia de la humanidad. Porque, evidentemente, desde que nacemos hacen de nosotros algo. Nosotros
nacemos y nos hablan, nos meten una lengua, absorbemos como esponja palabras, palabras, palabras. Cuando
empezamos a hablar qué decimos: decimos las palabras que nos dijeron. Es decir, no tenemos un lenguaje
propio, creemos que dominamos una lengua y esa lengua nos domina a nosotros. Pero alguna vez vamos a
tener que decir una palabra nueva. Alguna vez vamos a tener que decir una palabra que sea nuestra. Y esa va a
ser nuestra libertad. Entonces, es cierto, está el lenguaje que nos condiciona, el entorno socio-político que nos
condiciona, el inconsciente que nos condiciona.
Pero, a partir de algún momento, tenemos que ser responsables de nosotros mismos, porque somos lo que
elegimos ser. Bienvenida la frase del maestro Jean Paul Sartre.
La grandeza de la Filosofía es entender estas cosas. Entender estas problemáticas.
En realidad esto requiere coraje. Porque la vida que alguien lleva puede parecer injusta pero es mansa porque
se deja llevar, a la mañana usted se afeita, desayuna, va al trabajo, el jefe lo trata mal –pero no lo escupe por lo
menos-, sigue, almuerza al mediodía en algún lugar, corta y choca –porque son de esos lugares en donde uno
come y choca con los codos del otro-, come mala comida pero después se toma un digestivo. Después sale,
llega a su casa agotado, pero bueno, nada grave lo acosó durante el día, saluda a su mujer y se va a dormir
tranquilo. Pasó su día pero no pasó. No pasó nada en su vida. Usted la pasó bien, usted no se amargó, usted no
se asustó, usted no se angustió, se deslizó a lo largo de ese día como una especie de hoja en la tormenta del
capitalismo del siglo XXI que es el único sistema que está vigente.
Pero cuánto más interesante hubiera sido si en ese día usted de pronto se para y dice: pero caramba, que vida
de porquería estoy llevando, no puedo seguir viviendo así, este empleo que tengo es terrible, mi jefe me trata
mal, a mi mujer no me la banco más, a mis hijos los quiero pero me voy a separar y me los voy a llevar o si no se
los dejo o me resultan in-bancables. Qué porquería la televisión que veo. Además esas cosas redondas que
muestran las mujeres todo el tiempo, ya estoy harto. ¿No tienen caras las mujeres? ¿Qué pasó? ¿Se les fue las
caras a las mujeres? Antes las mujeres tenían labios, ojos hermosísimos: Greta Garbo, Michelle Pfeiffer.
Entonces hay un momento en el que usted dice estoy no va más. Pero a partir de ese momento, ojo, usted
está solo. Usted está solo. Y eso se lo tiene que bancar. Y eso es una actitud filosófica. Pero es muy difícil.
Porque usted a partir de ahí dejó de pertenecer a la manada y comienza a pertenecer a usted mismo. Y cuando
usted comienza a pertenecer a usted mismo ya no tiene justificaciones, ya no puede distraerse, tiene que elegir
y usted va a ser el responsable de cada una de sus elecciones.
Aunque muchas de las cosas que dije están extraídas de pensamientos de grandes filósofos, de todos modos,
en nuestros próximos encuentros –si es que usted sintoniza el próximo programa porque por ahí se asustó
tanto que piensa este tipo me quiere despertar, me quiere cambiar la vida, yo estoy cómodo así, yo veo lo que
hay que ver, como lo que hay que comer, me visto como hay que vestirse, yo estoy fenómeno así – nosotros les
vamos a plantear cuestiones peligrosas todo el tiempo. La Filosofía es así. Vamos a comenzar a ver
determinados autores para aprender la filosofía de estos autores. Vamos a partir de Descartes, del Discurso del
método de 1637, después vamos a tomar a Kant, después a Hegel, después vamos a tomar a Marx y vamos a
tratarlos lo más seriamente que podamos.
Y ahora vamos a irnos porque, como todo lo que llega, se va. Es una ley de la vida y una ley del desarrollo
histórico: llegar e irnos. Bueno, hasta luego.
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ENCUENTRO 2: SACAR LA FILOSOFÍA A LA CALLE
Sumario
1 ¿Sujetos sujetados?
2 Si la Historia está en manos de Dios, ¿qué hacen los hombres?
3 ¿En qué consiste la ruptura de Descartes con el pensamiento teologal del Medioevo?
4 Descartes, ¿un héroe del pensamiento?
1 ¿Sujetos sujetados?
Habíamos dicho en el programa anterior que la Filosofía tiene como surgimiento la condición finita del hombre,
que en realidad si el hombre no fuera un ser finito –un ser finito es una frase demasiado exquisita para decir
estira la pata-, más concreto: el hombre se muere, y es porque se muere que el hombre reflexiona, filosofa,
hace todas las cosas que hace sobre este mundo. Si en lugar de hombres fuéramos dioses no nos preocuparían
las cosas que preocupan a la Filosofía, porque los dioses no hacen Filosofía: los dioses son dioses, o retozan en
el Olimpo o les dictan las tablas de la ley a Moisés o hacen cosas que ninguna de las cuales implica morir. Pero
el hombre sí, el hombre es un ser finito y lo interesante de esto es qué pasaría si fuéramos inmortales, qué
pasaría si no nos muriéramos.
Hay un cuento, excelente cuento, porque no todos los cuentos de Borges son buenos, pero éste es bueno, es
bueno en serio, que es “El inmortal”. “El inmortal” trata la historia de alguien que no va a morir jamás y se
encuentra con Homero una vez – Homero que es inmortal- entonces narra y dice: “me despedí de Homero en
las puertas de Tanger. Creo que no nos dijimos adiós”. Claro, porque dos inmortales no se pueden decir adiós.
Dos inmortales, inevitablemente, en el largo de su inacabable vida se van a volver a encontrar en algún
momento. Nosotros decimos
“adiós”, “hasta luego”, “hasta pronto”, “que te vaya bien en ese viaje”, “ojala vuelvas pronto”, porque sabemos
que cada partida puede no tener un retorno; dos inmortales que se separan saben que en algún momento de
sus vidas se van a volver a encontrar. O sea que el hombre es un ser patético porque vive una situación
patética: la de saber su finitud, pero a la vez es un ser precioso porque cada uno de los instantes de su vida vale
infinitamente. El instante de la vida de un inmortal no vale nada, porque ese instante va a ser repetido hasta la
náusea, va a ser repetido hasta el infinito. En cambio cada uno de los instantes de nuestra vida es único porque
es un camino hacia la muerte, es verdad, pero es también nuestra vida actual, presente, que estamos viviendo
ahora. Entonces, eso es lo que nos hace preciosos, preciosos, cada momento de nuestra vida es precioso. Eso
es lo que Borges básicamente plantea en ese cuento “El inmortal” y lo plantea muy bien, con muy buena prosa,
porque Borges escribía muy bien.
Ahora, el pensamiento filosófico es deseable que sea autónomo y no sólo el pensamiento filosófico, el suyo
también, el mío también. En general, es conveniente, es recomendable que nuestro pensamiento sea
autónomo, que sea nuestro, que no seamos pensados por el sistema –por darle un nombre general a la cosa-.
Hay un enorme sistema que nos piensa, que piensa todo por nosotros, entonces nos ahorra la terrible tarea de
pensar. A esto Heidegger lo llama vivir en estado de interpretado. Casi toda la gente de este mundo vive en
estado de interpretado. Les voy a dar un ejemplo de estado de interpretado: la ideología taxi –yo tomo muchos
taxis, espero que los taxistas no se enojen conmigo-, pero, generalmente uno sube al taxi y el taxista argentino
tiene una costumbre muy peculiar que es que uno sube y él le empieza a hablar. Esto es muy argentino. Pero le
empieza a hablar de lo que escucha por la radio, entonces apenas uno escucha dos palabras ya sabe qué radio
escucha, entonces uno puede decirle mire, no siga hablando porque yo ya sé que usted me va a decir esto, esto,
esto y esto. Ah –dice el taxista- ¿cómo lo sabía? Y lo sé porque eso es lo que dicen en la radio que usted escucha.
Entonces usted no está diciendo sus ideas, está diciendo las ideas de la radio que escucha.
Usted no está hablando, está siendo hablado. Usted no está pensando, está siendo pensado.
Usted vive en estado de interpretado, sus ideas no son suyas, lo que usted dice no le pertenece.
Entonces, esta cuestión de vivir en estado de interpretado Heidegger la va a llamar la existencia inauténtica. La
existencia inauténtica es, ante todo, aquella que es incapaz de reflexionar de cara a la finitud del hombre. La
existencia inauténtica es aquella que vive en exterioridad. Vamos a dar 2 o 3 elementos de la existencia
inauténtica: la avidez de novedades, la gente vive devorada por la avidez de novedades, salta de una cosa a la
otra. Qué hay de nuevo en Literatura, tal cosa.
Qué hay de nuevo en moda, tal otra. Por eso la moda, que es un ejemplo total de la avidez de novedades,
cambia constantemente, justamente para facilitar, posibilitar y promover el consumo. Después está también
“lo que hay que leer”, “lo que hay que ver”, etc. Quienes actúan así son sujetos sujetados por el poder.
2 Si la Historia está en manos de Dios, ¿qué hacen los hombres?
La Filosofía tiene como condición de posibilidad dejar de lado a Dios porque la Filosofía es un sistema de
formular preguntas y de posibilitar algunas respuestas.
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Pero fundamentalmente yo diría que la Filosofía es el arte de preguntar, en cambio Dios es el arte o el Ser que
da todas las respuestas.
Durante el Medioevo, los hombre no hicieron Filosofía porque la verdad les era revelada por Dios. Al serles la
verdad revelada por Dios, no buscaban la verdad, bastaba creer en Dios, bastaba creer en lo que Dios revelaba
a través de los textos evangélicos para tener todas las respuestas. Era una situación bastante cómoda. La vida
era un páramo de lágrimas pero alguien había venido a sufrir y había redimido todos nuestros pecados y tenía
una promesa, que es la promesa divina, que es que vamos a llegar al reino de los cielos y ahí seremos todos
eternos y felices. Este relato paraliza a los seres humanos porque todo está resuelto, no hay preguntas que
hacer porque Dios las responde a todas. No hay orden histórico que transformar porque este decurso histórico
no es el importante sino el que va a venir después, el del reino de los cielos.
Entonces, durante 10 o 13 siglos la Historia permaneció detenida. Permaneció detenida porque no son los
hombres los que hacemos la Historia. Cuando los hombres se someten a la veracidad divina, al juicio divino, a
la promesa divina; no toman la Historia entre sus manos. El que está haciendo la Historia es Dios. Es tanto lo
que creen en la figura de Dios y de sus representantes terrenos que quedan históricamente paralizados. Si a
eso le añadimos el poder despiadado, terrenal, de la Inquisición, entonces los hombres trabajan, son labriegos,
y toda verdad es una verdad revelada por Dios. Y la duda que pueda tener cualquier hombre la tiene que ir a
decir en el confesionario, entonces en el confesionario surge lo que Michel Foucault llama “el poder pastoral”.
El poder pastoral es uno de los poderes más despóticos que se han instalado en la Tierra porque ese poder es
el poder de los representantes de la Iglesia en el confesionario. Es decir, qué hace alguien cuando va al
confesionario: le va a decir al cura al cual se somete en el confesionario aquello que le pasa padre he pecado,
padre he hecho esto y aquello. El cura lo escucha y domina su subjetividad, la tiene, el otro le entrega su
subjetividad al cura y el cura la recibe y le da la penitencia. Entonces, hay un poder pastoral –dice Foucault- que
se realiza a través de la confesión.
Luego –va a decir Foucault- va a venir el poder pastoral del Estado, va a ser el Estado moderno el que a través
de la Ciencia, las prisiones, los manicomios, el psicoanálisis, va a representar ese poder pastoral. Ustedes
observan que lo interesante es que esa confesión que el hombre del Medioevo le hacía al cura es muy similar a
la confesión que el paciente le hace al psicoanalista hoy en día. De modo que el poder pastoral del Estado
moderno lo tienen las instituciones medicinales, psicoanalíticas, las cárceles, los manicomios, donde se agrupa
a la gente.
3 ¿En qué consiste la ruptura de Descartes con el pensamiento teologal del Medioevo?
Colón al descubrir América representa la decisión del hombre prometeico de ir a la conquista de los territorios
nuevos. Es una empresa capitalista porque Colón va a América para expropiar América. Entonces cuando
decimos que la conquista española de América implicó la muerte de 50 millones de indígenas tratemos de
sacar esta cifra de la estadística y de pensarla como lo que realmente es: cada uno de esos 50 millones fue
uno. Hay una frase sobre el holocausto judío que dice: “no mataron 6 millones de judíos, mataron un judío y
después lo mataron 6 millones de veces más”. Entonces esta conquista es un genocidio americano hecho por
el hombre capitalista. Como los españoles eran algo lentos en esto fueron aventajados por los piratas que
robaban los galeones españoles que tenían el oro y lo llevaban a Inglaterra que se hizo la gran nación de la
burguesía industrial.
Ahora bien, en 1637 Descartes pone al Hombre en la centralidad, desplaza a Dios.
Dios ya no es el que está en la centralidad, ya no es el centro que revela la verdad a los hombres. Ahora lo
que es puesto en la centralidad de la explicación de la historia humana es el hombre. El hombre en tanto
sujeto, el hombre en tanto pensamiento, el hombre en tanto subjetividad. Lo que hace Descartes con esa
famosa frasecita “pienso, luego existo” -cogito ergo sum- lo que está diciendo Descartes es que el sujeto
capitalista al cual él representa se define por la subjetividad y que ahora es la subjetividad aquello que da
fundamento a todo lo existente. La subjetividad es ahora el subjectum. El subjectum es aquello que subyace a
todo lo que existe. Así como los griegos lo llamaban hipoqueimenon, aquello que es el basamento de todo lo
existente. Descartes, al poner el pensamiento como base de todo decurso filosófico, histórico, etc., etc.; ahora
es la subjetividad del hombre el punto de partida de todo razonamiento. Con esto entonces nosotros tenemos
nada menos que esta subjetividad (esto que yo estoy explicando habitualmente no se explica de este modo,
habitualmente se dice que Descartes dijo “pienso, luego existo” y después vino Kant y dijo “las condiciones de
posibilidad del sujeto son las mismas que las del objeto” y después vino Hegel y dijo “todo consiste en concebir
a la sustancia como sujeto”; es decir, qué hace esa gente, no hace historia razonada de la Filosofía. Hace
historia de los héroes del pensamiento: Descartes, pasamos a Kant, pasamos a Hegel, pasamos a Nietzsche).
Entonces todo esto es un gran movimiento, Colón descubre América, Copérnico, Giordano Bruno, Galileo y
Descartes. Y Descartes viene a decir ya que hemos desafiado tanto, en el campo astronómico, al poder de la
Iglesia, digamos la verdad: el hombre se está adueñando de la Historia. Cuando Descartes y el Renacimiento
surgen es que el hombre se está adueñando de la Historia. Les voy a dar un ejemplo muy contundente: durante
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13 siglos de la Edad Media no pasó nada o pasó poco, el Discurso del método es de 1637 y en 1789 ocurre la
gran Revolución burguesa que es la Revolución Francesa. De 1637 a 1789 hay muy poco tiempo. Cuando
Descartes escribe el Discurso del método le está cortando la cabeza a Luis XVI, porque ahí es el hombre de la
burguesía el que se pone en la centralidad, es el hombre de la burguesía capitalista que comienza a hacer la
Historia. Entonces, cuando el hombre comienza a hacer la Historia, la Historia se dinamiza porque el hombre ya
no está esperando de Dios que Dios haga la Historia, la hace él. La Historia cobra un ritmo que antes no tenía
porque antes era la etapa de “la espera”, se esperaba el reino de los cielos. Ahora los hombres ya no esperan
nada, lo hacen todo ellos.
4 Descartes, ¿un héroe del pensamiento?
Hegel decía que Descartes era un héroe del pensamiento y efectivamente lo es. Es un héroe del pensamiento
del capitalismo burgués. Con Descartes surge lasubjetividad capitalista. A algunos quizás les llame la atención
que yo una a Descartes con el surgimiento de la subjetividad capitalista pero la Filosofía es así, la Filosofía
surge en medio de la Historia y en medio de las relaciones de producción y en medio de las relaciones
sociales de producción. Descartes es un señor burgués que decide que la subjetividad de su clase social, la
burguesía, es el elemento fundante de toda la realidad. Entonces Hegel, que también era un filósofo de la
burguesía, lo llama héroe del pensamiento porque se ha atrevido a dudar de todo y, sobre todo, se ha atrevido
a dejar de lado a Dios como principio supremo.
Entonces, la cabeza de Luis XVI, cuando cae, no es que sea Descartes el que le tiró la guillotina y la cabeza rodó,
pero sí es el pensamiento de Descartes el que dio origen a ese proceso histórico que llevó a las turbulentas
jornadas de la Revolución Francesa, a la toma de la Bastilla y el decapitamiento de Luis XVI.
Es muy interesante ver que el pensamiento de Descartes es subversivo. (En la Argentina esta palabra tiene un
triste recuerdo y, en realidad, cada vez que la decimos nos ponemos mal porque recordamos etapas muy
negras de la Argentina en las cuales ni por asomo este programa habría podido ser realizado.
Todos los que estamos haciendo este programa, en otra etapa de la Argentina, salíamos a la calle y no
existíamos más después, ya nos estaban esperando). El pensamiento de Descartes es subversivo porque
cuestiona el orden instaurado de la teología medioeval, cuestiona el orden de la Iglesia y cuestiona el orden de
la Inquisición. Por eso Descartes, que quizás no era demasiado valiente, escribió el Discurso del método en
Holanda que era un país liberal en donde todavía se podía escribir y pensar. Porque un filósofo para pensar
tiene que tener cierta tranquilidad de espíritu, no se puede pensar y esperar que a uno lo vengan a buscar para
decapitarlo y tirarlo por ahí, ese tipo de cosas. El pensamiento exige la libertad del contorno. Los regímenes
autoritarios lo primero que hacen es establecer un dogma y prohibir el pensamiento libre. Eso ocurre en la
Iglesia medioeval y ocurrió en el régimen soviético durante el estalinismo, se establece un dogma del partido y
el que piensa fuera del dogma del partido es liquidado: Siberia.
Bueno, entonces, el pensamiento de Descartes es subversivo porque subvierte, lo que subvierte es lo que
cambia y lleva que una cosa se transforme en otra. El pensamiento de la burguesía capitalista que expresa
Descartes se expresa en la realidad a partir de la praxis de los revolucionarios franceses. Hay cosas notables
que influyen en la Historia, una de las cosas que más definió el ímpetu salvaje de la Revolución Francesa fue el
pensamiento de los ilustrados, el pensamiento de la Ilustración. Los que escribieron la Enciclopedia: Diderot,
D’alambert, Rouseau, Voltaire. Pero, hubo una frase de María Antonieta que llenó de indignación y de fuerza
revolucionaria a toda la población –al menos a las clases que pasaban hambre-. Le informaron a esta reina que
el pueblo tenía hambre y, célebremente, María Antonieta preguntó: ¿por qué tiene hambre el pueblo? Y le
dijeron: porque no tiene pan. Y ella respondió: bueno, que coman pasteles. Y éste fue uno de los motivos que
dinamitó la Revolución Francesa. Esa frase resultó intolerable para la plebe y la plebe a partir de esa injuria
decide rebelarse y la revolución se desata. Como vemos a veces basta un elemento de irritación para que una
situación encuentre el desenlace histórico detrás del cual estaba.
O sea, 13 siglos de Edad Media no resuelven nada y la subjetividad del hombre capitalista de la modernidad se
arroja en una historicidad desbocada que en poco más de un siglo produce la Revolución Francesa. La
Revolución Francesa pone al hombre capitalista en la centralidad. Es la burguesía capitalista la que se adueña
del poder. La monarquía pertenece al pasado. Una revolución consiste en poner en el centro de la Historia a la
clase históricamente más moderna, más revolucionaria.
La actitud que va a tener el hombre capitalista es la actitud de hacer la Historia.
Como vamos a ver -y esto va a volver muy apasionante nuestro curso- el capitalismo va a generar su
antagonista que va a ser el proletariado, y eso nos lo va a explicar el cabezón barbado Marx.
Ahora lo dejamos ahí. Me voy, porque la filosofía tiene que salir a la calle y ensuciarse un poco.
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ENCUENTRO 3: COLÓN DESCUBRE AMÉRICA; DESCARTES, LA SUBJETIVIDAD
Sumario
1 ¿Qué es el humanismo?
2 Descartes demuestra la existencia del pensamiento, pero ¿cómo demuestra le existencia de la realidad
externa?
3 El sujeto cartesiano, ¿un sujeto transparente?
4 El dualismo entre el sujeto y el objeto, ¿es un dualismo insuperable?
1 ¿Qué es el humanismo?
Tenemos dos grandes descubrimiento: Colón descubre América y Descartes descubre la subjetividad. No
siempre estas cosas se relacionan, en realidad, yo ya lo dije y lo vuelvo a decir: la historia de la Filosofía se
estudia mal, la Filosofía se estudia mal. ¿Por qué? Porque la Filosofía se estudia como si los filósofos fueran
unos tipos distraídos que andan por ahí pensando cosas que nadie entiende. En cambio los filósofos son seres
muy terrenales, metidos en grandes procesos históricos que ellos integran y dinamizan con su pensamiento.
Entonces la relación de Descartes y el descubrimiento de América no es frecuente que ustedes la encuentren
en los libros de filosofía porque van a decir: para qué vamos a poner el descubrimiento de América en un libro
de filosofía, si un libro de Filosofía no es un libro de Historia, y un libro de Historia no tiene que ser un libro de
Filosofía.
Pero no, Descartes y Cristóbal Colón tienen mucho que ver porque Cristóbal Colón descubre América para el
capitalismo, como lo habíamos visto. No es que descubre América porque América no existía, América existía,
pero no existía para los ojos mercantilistas del capitalismo. El capitalismo descubre América con Colón e
incorpora a América al mundo europeo que era el mundo por ese momento.
Entonces se establece así un sistema mundo.
Ahora, este sistema mundo requiere a un protagonista y el protagonista es el hombre. Es el hombre el que sale
a buscar nuevos mundos. Porque el hombre medioeval no hubiera buscado nunca nuevos mundos porque el
mundo era un lugar de pasaje, un lugar de llanto, un mero camino hacia el reino de los cielos.
Pero el hombre de la modernidad sale a buscar nuevos mundos, éste es el hombre capitalista. Este hombre
necesita tener una subjetividad, necesita pensarse a sí mismo, necesita saber quién es él, cuál es su relación
con la realidad exterior. Y aquí aparece Descartes que, como lo dijimos, parte de una concepción de la Filosofía
como duda. Descartes ha demostrado la existencia del pensamiento pero no demostró la existencia de las
cosas externas.
Lo que ha hecho hasta ahora Descartes es poner al Hombre en la centralidad. El hombre es el centro. Ese
hombre es el sujeto capitalista de la Historia y con esto nace el humanismo. El humanismo nace cuando el
hombre ocupa la centralidad y desplaza a Dios de la centralidad. Este humanismo lo llamamos humanismo
porque parte del hombre. ¿De dónde parte Descartes? Parte de la subjetividad, pero es la subjetividad del
hombre. El humanismo –vamos a definirlo así- es una concepción que hace del hombre el punto de partida
epistemológico fundamental. Epistemológico se refiere a todo aquello que sea el pensamiento científico de la
realidad. Entonces, el humanismo es esa concepción que parte del hombre como sujeto, del hombre como
sujeto centrado a partir del cual es posible conocer todo lo otro que hay en el mundo.
El nuevo problema que encarna Descartes y el problema que realmente lo va a angustiar seriamente es un
problema que podemos disfrutar planteándolo.
Veámoslo así: este señor, este señor René Descartes, en Holanda junto a una estufa, tranquilo, protegido por la
monarquía holandesa, sin miedo a la Inquisición, descubre que el centro del pensamiento es la subjetividad.
Está seguro de eso. Yo estoy seguro –dice Descartes- de que mi pensamiento es el origen de todo posible
filosofar.
¿Y la realidad externa? Fíjense ustedes que para el sentido común esto es casi risible, un buen hombre,
laborioso, campesino, le diría a Descartes: no sé por qué usted se plantea estas cosas: es tan evidente que mi
vaca está ahí, que mi carruaje está ahí, que mi azada está ahí… Ah no –dice Descartes- pero yo soy un filósofo,
yo tengo que dar cuentas, yo tengo que justificar metodológicamente, epistemológicamente, filosóficamente,
que la realidad externa existe.
2 Descartes demuestra la existencia del pensamiento, pero ¿cómo demuestra le existencia de la realidad
externa?
Descartes dice: ya que yo veo todas esas cosas allá afuera, esas cosas tienen que existir, porque si yo las viera y
no existieran, Dios me estaría engañando. Entonces, tienen que existir porque Dios es infinitamente bueno, es
infinitamente veraz, es incapaz de todo engaño y si yo veo todo lo que está allí afuera es que Dios no me está
engañando sino que todo eso que está allí afuera está. Ahora, Descartes introduce aquí una figura muy
simpática que es la del genio maligno (le maligne genie, en francés). Descartes escribía todo en francés. Esta
digresión es muy importante porque Descartes escribía en francés -no escribía en latín- porque quería hacerse
entender, quería llegar para que la gente lo entendiera, quería llegar al pueblo en última instancia.
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Entonces dice podría haber un genio maligno que me engañara y todo lo que está allí afuera no existiera. Yo
estaría viendo todo eso y eso no existe porque el genio maligno me está engañando. Sin embargo, dice, la
veracidad de Dios tiene que ser más fuerte que el poder del genio maligno. Yo no puedo dudar de la veracidad
divina. Así Descartes llega a la siguiente conclusión: todo aquello que yo veo que está allí afuera, es decir la
res extensa, la cosa externa, tiene que existir porque si no existiera Dios me estaría engañando y yo creo en
la veracidad divina. Ahora bien, metodológicamente, como vemos, Descartes se ha traicionado porque para
demostrar la existencia exterior de las cosas no se ha remitido a su fundamento primero: el pensamiento;
sino que se ha remitido al viejo fundamento de la teología medioeval, a Dios. Entonces estamos de nuevo en
la teología medioeval y para demostrar la existencia de la realidad externa Descartes recurre a Dios.
Recuerdo un chiste muy lindo que se contaba en mis viejos años de estudiante en la calle Viamonte. En la calle
Viamonte estaba la Facultad de Filosofía y ése era un ámbito mítico donde circulaban personajes como Oscar
Masotta, León Rozitchner, Eliseo Verón, Sebreli… y a veces yo. Bueno, había un chiste que salía en una revista
que era el siguiente: era una broma a la filosofía idealista; en el primer cuadrito de la historietita salía un
filósofo y había un florero dibujado en el aire y el filósofo decía: ese florero está ahí porque yo lo pienso, como
yo pienso ese florero ese florero está ahí.
Segundo cuadrito, el florero y el filósofo; el filósofo dice: si yo dejara de pensar que ese florero está ahí… tercer
cuadrito, el florero sólo, y se escucha la voz del filósofo:
ese florero dejaría de existir. Cuando en realidad el chiste era que el que dejó de existir fue el filósofo. Este es
un chiste típico del materialismo filosófico, el que propone la primacía de la materia por sobre la subjetividad.
Nosotros éramos muy jovencitos y estábamos estudiando a Descartes en 1966. En 1966 se da el golpe
cavernícola del general Juan Carlos Onganía. A Onganía le habían dicho que en las facultades residía el
monstruo marxista, entonces Onganía decidió extirparlo. Para extirparlo hizo lo de siempre: mandó los
camiones de asalto y la policía con los palos -había salido un chiste de Quino por esa época que llamaba al palo
de la policía “el palo de abollar ideologías”-. Entonces la policía entra en las facultades, era la primera vez que
se violaba la autonomía universitaria, la policía de Onganía entra en Ciencias Económicas, Ciencias Sociales,
pegan muy duramente, hay profesores que salen ensangrentados.
Nosotros estábamos en Filosofía y la cosa fue más calma, pero lo divertido fue que estábamos planteándonos
cómo demostrar la veracidad de la realidad exterior, estábamos estudiando a Descartes y nos preguntábamos:
¿cómo demostrar que la realidad externa realmente existe? En ese momento entra la policía y hace una doble
fila y nos hicieron pasar por el medio y nos dieron palos de arriba a abajo y ahí nos dimos cuenta que existía la
realidad externa. La realidad externa existía, nos molía a palos y era fascista.
3 El sujeto cartesiano, ¿un sujeto transparente?
Aparte de los bastones de la policía de “abollar ideologías”, la subjetividad como principio fundante de la
Filosofía y como elemento a partir del cual se podía probar la existencia de la realidad externa, el cogito
cartesiano (el “pienso, luego soy”) va a recibir varios palazos a lo largo de la historia. Pero hay uno, sobre todo,
que en Buenos Aires es muy conocido que proviene de la cualidad neurótica de esta ciudad portuaria llena,
precisamente, de neuróticos; y donde hay muchos neuróticos hay muchos psicoanalistas. Y donde hay muchos
psicoanalistas hay muchos neuróticos a la vez. Ahora comienzan a haber muchos psicofármacos, quizás esto
reduzca a los neuróticos y a los psicoanalistas… bueno, no importa.
Paso al tema al que quería ir. El tema al que quiero ir es Freud. Sigmund Freud es un hombre que dijo una frase
muy adecuada: “un cigarro a veces es un cigarro”.
Porque siempre que uno ve un cigarro dice: oh, eso es un pene. No, no, a veces un cigarro es un cigarro, aún en
Buenos Aires. El golpe que el psicoanálisis le da al sujeto cartesiano se puede explicar así: Freud le diría a
Descartes: mire, Renato, hay algo que usted no tuvo en cuenta. Usted, Renato –le preguntaría Freud- ¿se come
las uñas? Sí – le diría Descartes. ¿Usted a veces hace actos que no puede controlar? Uy, sí, sí – respondería
Descartes. ¿Usted sueña cosas, sueña con su padre, con su madre? Sí, sí – volvería a responder. Bueno, usted es
un neurótico – le diría Freud. Hay cosas en su sujeto transparente, traslúcido, indubitable de todo
conocimiento; hay cosas que ese sujeto ignora. El inconsciente es todo aquello que no pasa por la conciencia
– le diría Freud- que no se entiende desde la conciencia y que no puede ser ni conocido ni controlado por la
conciencia. Su conciencia, Descartes, no es tan tranparente, sino que está herida, su sujeto está dividido,
porque hay en él una opacidad que lo lleva a hacer actos que no quiere hacer, lo lleva a tener conductas
repetitivas que no quiere tener, lo lleva a soñar cosas que le revelan o le ocultan otras cosas.
Entonces Freud le enseñaría a Descartes la primera gran herida del narcisismo del cogito que es la existencia
del inconsciente. Yo quería anunciar lo anterior para dejarlo planteado: la gran herida del cogito cartesiano va a
ser esa. Esta planteado en muchos libros de Freud, quizás en algunos más que en otros. Es bueno recurrir a
ciertos libros de Freud para descubrir la forma brillante en que don Sigmund ha trabajado el inconsciente que
hiere al cogito cartesiano.
Ahora, el problema en el que habíamos dejado a Descartes era cómo se demostraba la existencia de la realidad
externa. Ahí Descartes recurre a la veracidad divina.
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Pero para recurrir a la veracidad divina hay que demostrar que Dios existe. Pero cómo sé que Dios existe… éste
es todo un problema. Esto es lo que se llama “la prueba ontológica”. La prueba ontológica es la prueba acerca
del ser de Dios, es decir que Dios tiene un ser y que ese ser expresa su existencia. Hay un punto que yo voy a
analizar acerca de cómo Descartes demuestra la existencia de Dios y que es el punto más genuinamente
cartesiano porque él va a decir: dado que la imagen de Dios está en mí y dado que en mí la imagen de Dios es
la imagen de un ser perfecto, existe en mí la idea de la perfección. Si la idea de la perfección existe en mí que
soy un ser imperfecto, quiere decir que alguien que es perfecto la puso ahí. Existe en mí la idea de la
perfección, yo no soy perfecto, por eso alguien que es perfecto la puso en mí y ése es Dios.
Sin embargo, ustedes observen que esta demostración que hace Descartes de la existencia de Dios está
hecha a partir de la subjetividad también. Porque no demuestra la existencia de Dios dejando de lado la
subjetividad sino que la demuestra partiendo otra vez del cogito, ¿por qué? Porque Descartes dice: dado que
existe en mi subjetividad, en mi pensamiento, en mi cogito, la idea de la perfección, debe existir un ser perfecto.
Es decir que demuestra la existencia del ser perfecto porque existe en la conciencia la idea de la perfección.
Está bien, es como haber tirado la toalla –dentro del pensamiento de Descartes-, es una aflojada, pero es una
aflojada hasta cierto punto porque demuestra la existencia de Dios ya que en su pensamiento existe la idea de
la perfección. Es desde el pensamiento que demuestra la existencia de Dios.
4 El dualismo entre el sujeto y el objeto, ¿es un dualismo insuperable?
Sartre va a demostrar que no hay una conciencia por un lado y un mundo por otro, que la conciencia es
intencional, que la conciencia está toda ella arrojada sobre el mundo. Que no es que exista conciencia aquí y el
mundo ahí. Hay conciencia (de) mundo, eso es lo que hay. El mundo le es inalienable a la conciencia. No hay
una conciencia que no sea, a la vez, conciencia (de) mundo. Esto es lo que Sartre y los fenomenólogos van a
llamar intencionalidad de la conciencia. La conciencia no existe reposando en sí. Sartre tiene una hermosa
imagen que es “como conteniendo el aliento”. La conciencia no está conteniendo el aliento, la conciencia está
como vomitada, expectorada sobre el mundo, está toda ella arrojada sobre el mundo.
Cuando yo corro detrás de un colectivo, no hay conciencia de estar corriendo detrás de un colectivo, la única
conciencia que hay es conciencia-colectivo. Si yo tomara conciencia de que estoy corriendo el colectivo lo
perdería porque sería un momento en el cual me bloquearía.
Ahora, volviendo a Descartes –pero no olvidemos esto sobre lo cual vamos a volver: las filosofías
fenomenológicas son aquellas que hacen a la conciencia un acto de pura intencionalidad. La conciencia se
arroja sobre el mundo. No hay un mundo ahí y una conciencia acá. Hay conciencia-mundo-. Me interesa volver
al rol del filósofo en Descartes. Descartes en el final del Discurso del método tiene un muy lindo texto, termina
con un texto cálido, dice: quienes lean esto y les guste, yo no quiero para mí fortuna ni grandes empleos, sólo
deseo que me dejen disfrutar de mi ocio. En realidad, el rol del filósofo es que lo dejen disfrutar de su ocio que
es un ocio creativo, no es un ocio de tirarse panza arriba a escuchar CDS, sino que es un ocio que le permite
pensar. La concepción que tiene Descartes del filósofo es la de un hombre que necesita serenidad para pensar.
De esa serenidad van a salir sus obras. El filósofo no transforma al mundo con la espada ni con las bombas ni
con la metralla, lo transforma con el pensamiento si pone su pensamiento al servicio de la transformación del
mundo. Ya vamos a ver que ésta es la tesis 11 de Marx y es la que justamente propone algo revolucionario para
la filosofía que es no sólo pensar el mundo sino que también transformarlo. Descartes, que no se lo proponía,
que sólo quería que lo dejaran pensar tranquilo y que le dieran el patrimonio de su ocio y sobre todo no pedía
ningún empleo -porque los empleos le quitan tiempo al filósofo-. Quería usar su ocio para la libertad del
pensamiento.
Esto nos lleva a revisar la imagen del filósofo como un ser distraído, que anda por las nubes, no, todas esas son
macanas. Los filósofos son los seres más atentos a la realidad que existen. Además los filósofos son aquellos
pocos seres que todavía tienen tiempo para pensar el mundo porque hoy, por ejemplo, ya nadie tiene tiempo
para pensar el mundo, las personas apenas si tienen tiempo para cumplir sus tareas cotidianas: levantarse,
desayunar, trabajar, comer y dormir. El filósofo se hace tiempo todavía para pensar la realidad o sea que quizás
el filósofo, a quien se lo tiene como el tipo que está voleado en medio de las ideas, sea el personaje que
todavía puede pensar este mundo y descubrir todo tipo de aristas: sus aristas irritativas, sus aristas bellas, sus
aristas injustas, sus aristas intolerables, sus aristas ignominiosas; marco éstas porque son la mayoría de las que
constituyen nuestro mundo.
Hanna Arendt había propuesto una imagen del filósofo como el tipo distraído para justificar a Martín Heidegger
que había sido el maestro y el amante de su juventud y había dicho que Heidegger había caído en el nacional
socialismo como Tales o Anaximandro –no recuerdo exactamente, pero creo que fue Tales de Mileto- había
caído en un pozo por mirar las estrellas. Bueno, es una torpe justificación de lo que le pasó a Heidegger. Él se
hizo nacional socialista con total conciencia y lucidez, y los filósofos no andan mirando las estrellas ni se caen
en los pozos. Cuando miran las estrellas lo hacen para tener una concepción del Universo y esa concepción
del Universo los lleva siempre, inexorablemente, a tener una concepción de la vida y comprometerse con
ella.
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ENCUENTRO 4: LA FILOSOFÍA CORTA LA CABEZA DE LUIS XVI
Sumario
1 ¿Qué es un filósofo idealista?
2 ¿Qué es el Iluminismo?
3 ¿Cuál es el rol del intelectual revolucionario?
4 ¿Es este el mejor de los mundos posibles?
1 ¿Qué es un filósofo idealista?
Habíamos visto que la Filosofía no era la historia de lo que llamábamos antes “los héroes de la Filosofía”, sino
que la Filosofía es la historia de los desarrollos históricos de los cuales los filósofos forman parte y Descartes,
concretamente, surge en la Filosofía como aquel que expresa la subjetividad capitalista, al sujeto capitalista, al
hombre del capital. Y que para esto tiene que darse todo un proceso histórico en el cual el descubrimiento de
América, Copérnico, Galileo, Giordano Bruno cuestionan el orden de la teología medioeval. Surge así el ergo
sum cartesiano, el “pienso, luego existo”, que es partir del sujeto como punto indubitable del conocimiento de
la realidad.
Este partir del sujeto como punto inicial para el conocimiento de la realidad es lo que llamamos las filosofías
idealistas. Las filosofías idealistas son aquellas que parten del yo para conocer la realidad. Vimos todos los
problemas que se le causaban a Descartes para demostrar la existencia de la realidad externa. Como Descartes
se había preguntado si todo lo que existía, todo lo que él veía allí afuera, realmente era real, había imaginado la
existencia de un genio maligno que lo engañaba. Pero, había dicho que ese genio maligno no puede existir
porque Dios es absolutamente bueno y si yo veo todas esas cosas allí afuera debo confiar en la veracidad
divina. Dios no habrá de engañarme. Pero para esto tenía que demostrar –seguimos repasando- la existencia
de Dios y para demostrar la existencia de Dios Descartes dice: Dios existe porque Dios es perfecto, y la idea de
la perfección está en mí. Y si la idea de la perfección está en mí no la puedo haber puesto yo que soy un ser
imperfecto, la tiene que haber puesto un ser perfecto y ese ser perfecto es Dios.
Ahora vamos a pasar de Descartes a un pensador que se las trae. Miren, yo voy a ser sincero con ustedes,
Immanuel Kant no es un filósofo fácil, vivió toda su vida en la ciudad de Kenisberg, escribió “La crítica de la
razón pura” que es su obra fundamental junto con “La crítica de la razón práctica” y “La crítica del juicio”; la
escribió en muy poco tiempo con un enorme descuido por el estilo y un enorme descuido por la claridad. En
realidad las dos cosas van juntas: allí donde hay una mala escritura no puede haber una clara exposición. Una
clara exposición de las ideas requiere una clara escritura también. Cuando uno entiende y quiere hacerse
entender, tiene que saber cómo hacerse entender. En este sentido, el estudio de la Filosofía cuando se aplica a
la docencia tiene dos partes fundamentales: una es que uno entienda y la otra es que uno sepa cómo transmitir
ese conocimiento. Pero esto a Kant no le importó mucho, ergo la Filosofía kantiana no tiene la transparencia de
la Filosofía cartesiana. En general, la Filosofía cartesiana se caracterizaba por ser clara y distinta como
Descartes lo decía. Kant es un filósofo oscuro.
Yo no voy a tratar la improbable misión de simplificarlo. Les voy a contar una anécdota para aclarar esto.
Parece que cierto día Einstein, el físico, iba caminando por ahí y se le acerca un tipo y lo encuentra. Hola
Einstein –le dice- ya que lo encuentro quería preguntarle si me puede explicar la teoría de la relatividad.
Einstein que ese día estaba de evidente buen humor le dice sí, como no, le voy a explicar la teoría de la
relatividad. ¡Caramba! –dice el tipo- tampoco la entendí ahora: ¿me la podría explicar de nuevo? Se la explica
por cuarta vez, tampoco la entiende. Quinta vez, tampoco. Y así se la sigue explicando y el tipo no la entiendo,
no la entiendo. Hasta que al final llega un momento que el tipo le dice: ah, sí, ahora la entendí. Y Einstein lo
mira y le dice: bueno, pero esto ya no es la teoría de la relatividad. Entonces yo puedo simplificar Kant hasta
cierto punto pero no lo voy a simplificar, lo que voy a tratar de hacer es explicarlo claramente, con la mayor
claridad que me sea posible, pero es un pensamiento difícil.
Sin embargo lo vamos a unir a lo que vimos en Descartes. Dijimos que Descartes inaugura lo que llamamos
filosofías idealistas. Dijimos que las filosofías idealistas son las que parten del sujeto en su tarea de
reconocimiento de la realidad.
Ustedes síganme bien porque no quiero interrumpir este pensamiento en este momento. En el idealismo, el
sujeto es aquel que constituye al objeto.
2 ¿Qué es el Iluminismo?
¿Qué pasa con Kant? Kant es un filósofo que viene después de Descartes, por supuesto, pero después en qué
sentido: en un sentido histórico fundamental. Nosotros dijimos que Descartes cuando dice “pienso, luego
existo” le corta la cabeza a Luis XVI. Habíamos dicho que 13 siglos de Edad Media no habían acelerado la
Historia en absoluto porque el hombre esperaba que todo lo hiciera Dios y no hacía nada, salvo esperar el
cumplimiento de la promesa divina y el reino de los cielos. Pero con Descartes, al poner Descartes la
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centralidad en la praxis del hombre, la Historia se acelera, la burguesía toma la Historia entre sus manos y la
burguesía llega, en muy corto período de tiempo –si tenemos en cuenta que en 1637 es el “Discurso del
método” y en 1789 la Revolución francesa - al asalto al poder.
En 1789, en efecto, con la toma de la Bastilla y el decapitamiento de Luis XVI, la clase capitalista se adueña del
poder. Esto va paralelo al avance del conocimiento en Filosofía. Si la burguesía se adueñó del poder, Kant tiene
otra relación con la realidad externa. La realidad externa no es como para Descartes algo que pertenecía
todavía a la monarquía. La realidad externa, en Kant, que es un filósofo del iluminismo, es ya algo que está por
ser atrapado, dominado, tomado, por la clase social hegemónica que es la burguesía. Ergo: el objeto kantiano
no va a ser ajeno al sujeto. Kant no va a recurrir a ninguna veracidad divina. El sujeto kantiano constituye al
objeto, lo hace suyo, lo crea.
El Iluminismo es una Filosofía que parte de la Razón como la luz, las luces de la Razón. Para un iluminista la
razón es aquel poder que es capaz de organizar toda la realidad. Si nosotros nos remitimos aquí, a nuestro país,
Mariano Moreno y Juan José Castelli eran iluministas. Y al ser iluministas ellos pensaban que su racionalidad
podía darle a la realidad un orden que no tenía. En este sentido, la razón iluminista es totalmente
revolucionaria -e incluso vamos a hablar en algún momento de las vanguardias iluministas revolucionarias del
siglo XX-. Pero estamos en este momento: pensemos en Moreno y pensemos en Castelli. Moreno y Castelli qué
dicen: este virreinato no es lo que nosotros queremos. Esta realidad exterior organizada como un virreinato que
depende de la metrópoli no es lo que nuestra racionalidad quiere. Las luces de nuestra razón, que guían nuestro
accionar, nos dicen que la realidad debe moldearse de otra manera. Debe moldearse de acuerdo a lo que
nuestra razón determina. Esto, Moreno, que había traducido el “Contrato Social” de Rousseau, lo toma de los
iluministas franceses. Los iluministas franceses son D’alambert, Diderot, Rousseau y Voltaire. Ellos escriben La
Enciclopedia y es ahí donde vemos que la razón iluminista comienza a hacerse una con las masas y con la
burguesía revolucionaria; y la razón iluminista qué es lo que dice: la sociedad tal como está organizada,
hegemonizada por un rey que dice gobernar por derecho divino, que acumula a toda la monarquía en Versalles
y pretende imponernos esa realidad… nuestra razón nos dice que esa realidad hay que ordenarla de nuevo. Esto
tiene que ser claro –entendámoslo bien- aquí la razón ordena la realidad. La realidad esa que yo veo, con un
rey que dice gobernar por derecho divino y todos sabemos que nadie gobierna por derecho divino, porque el
hombre se adueñó de la Historia; y como el hombre se adueñó de la Historia que nadie me venga a decir que
gobierna por derecho divino porque aquí los lazos con Dios los cortamos. Los cortó Descartes en 1637, así que
los revolucionarios franceses hacían la revolución francesa en nombre de los derechos del hombre y los
derechos del hombre no admitían ningún liderazgo de reyes que dijeran gobernar por derecho divino.
Entonces, esa realidad –dicen los iluministas franceses, los racionalistas franceses hay que cambiarla porque
nuestra razón nos lo está diciendo. Esa realidad no se compadece… esa realidad no está de acuerdo con lo que
nosotros pensamos. O sea, ¿qué es un iluminista?, un iluminista es alguien que está tan seguro de lo que su
razón le dice que se siente validado para imponer su razón a los hechos y modelar la realidad de acuerdo a lo
que su razón le dice. Eso es el Iluminismo: la Diosa Razón, como dicen los revolucionarios franceses. La Diosa
Razón es la que crea la realidad porque se subleva contra la realidad, la razón es revolucionaria.
Cuando la realidad no está de acuerdo con la razón, la razón revoluciona modifica esa realidad hasta que esa
realidad se relacione con ella como un espejo, le devuelva lo que ella cree que la realidad debe ser. Esto tiene
mucho que ver con la filosofía kantiana y si ustedes entendieron esto no les va a ser tan difícil entender a Kant.
3 ¿Cuál es el rol del intelectual revolucionario?
El rol del intelectual revolucionario lo estamos viendo. Los pensadores que impulsaron la revolución francesa,
los llamados enciclopedistas, eran filósofos revolucionarios que vieron que el sentido de su época era que una
nueva clase social –o al menos una clase social distinta a la que tenía el poder político (porque el poder
económico ya estaba en manos de la burguesía)-, capitalista, debía tomar el poder político que todavía estaba
en manos de la nobleza. Entonces estos intelectuales escriben un texto que es “La Enciclopedia” donde las
brillantes plumas de los iluministas se unen para explicar lo que está pasando. En tanto lo explican, lo aclaran,
inciden en los revolucionarios porque los revolucionarios, siempre que la realidad es puesta en ideas, no sólo
luchan sino que saben por qué luchan.
Aquí, en 1845, cuando los unitarios de Montevideo que luchaban contra Rosas leen el Facundo de Sarmiento
dicen una frase notable: ahora sabemos por qué luchamos.
Mientras que la frase que dice Rosas es justamente la contraria: así es como se me ataca. Ya verán que nadie
me defiende de este modo.
Entonces, el rol del intelectual es saber que participa de la Historia, saber que la Historia cambia, percibir
esos cambios y hundirse en ellos como un elemento más; pero como el elemento de la comprensión, como el
momento de la intelección del cambio. Porque todo proceso debe pensarse a sí mismo y se piensa a sí mismo
en todos aquellos que participan de él, pero el intelectual revolucionario es el que tiene un protagonismo
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fundamental en esto porque es el que está capacitado para pensarlo con más rigor. El rigor es tal porque forma
parte de la historia de ese movimiento revolucionario.
Por ejemplo, Voltaire escribe un libro muy encantador que es “Cándido o el optimismo”. Aquí lo que hace
Voltaire es poner a un personaje al que llama Dr. Panglos y en él encarna una concepción del filósofo Leibniz
acerca de el mejor de los mundos posibles. Leibniz había razonado muy simplemente del siguiente modo:
Dios se había puesto a elegir mundos, de todos los mundos posibles Dios eligió el mejor para nosotros. O sea
que éste, con todas las imperfecciones que tiene, es el mejor de los mundos posibles que Dios eligió para
nosotros. Esta es la filosofía panglosiana del Dr. Panglos que tiende a la justificación absoluta de todo lo
existente. De aquí que se diga de aquellos que tienden a justificar las situaciones de hecho, aún cuando sean
atroces, que son panglosianos. Ahora, con esto Voltaire intentaba decir que se vivía en el peor de los mundos
posibles y esto lo dice el personaje Cándido. Cándido le dice a Panglos: sin embargo, el mal se ha enseñoreado
de la Tierra. ¿Cómo es esto que me dice usted que vivimos en el mejor de los mundos posibles? Panglos siempre
le da un ejemplo que de tal cosa –que era horrible- había resultado otra que no era tan mala y de ésta había
resultado otra que era horrible, pero había resultado otra que no era tan mala. Es decir que daba toda una
justificación de lo existente ante la cual Cándido quedaba desarmado, pero el lector de Voltaire se daba cuenta
de que Panglos era un personaje muy miserable destinado a justificar lo injustificable. Hay cosas que no tienen
justificación posible.
4 ¿Es este el mejor de los mundos posibles?
Marx dice que la Filosofía tiene que estar al servicio de tornar explícita la ignominia. Entonces va a decir una
frase notable, realmente notable: hay que hacer la ignominia más ignominiosa pensándola, haciéndola
conocer. Una vez que toman conciencia de su ignominia, su ignominia se les vuelve más ignominiosa porque la
conciencia de la ignominia hace intolerable la ignominia. Es decir, yo puedo pasarme mi vida entera, hundido
en una situación de indignidad. Si en algún momento no tomo conciencia de ella, puedo seguir así
eternamente. Ahora, en ese momento, en el momento exacto en que tomo conciencia de mi indignidad, ahí
hay un quiebre, hay una ruptura, ahí yo paso a ser otro. Ahí me miro desde otro lugar y me digo a mí mismo:
esto no puede ser. Cuando digo esto no puede ser estoy revolucionando mi situación particular.
A la vez, lo que logra Voltaire con su Cándido –que es una breve novelita que la lee mucha gente- es lograr la
irritabilidad de las masas. Convengamos en que si hay masas irritables son las masas de la Revolución francesa.
La Revolución francesa no es sólo la toma de la Bastilla, también es el Terror, es Robespiere, es Saint Jus, la
guillotina, un proceso tremendamente complejo. Pero, el principio revolucionario de los ideólogos era irritar a
las masas llevándolas al conocimiento de la situación de indignidad en que vivían. En la medida en que
tomaban conciencia de esa situación de indignidad, la irritabilidad crecía y la rebelión estaba más cercana. La
rebelión es imposible cuando no existe la conciencia de la indignidad. Lo que hace imposible la conciencia de la
indignidad es creer que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Algunos viven en el mejor de los mundos
posibles… digamos que hay una relación de cierta incomodidad, que para que algunos vivan en el mejor de los
mundos posibles, otros tienen que vivir en el peor de los mundos posibles. Esta tremenda injusticia que
subyace al sistema social –casi único en estos momentos-, esta situación tiene que llevarse a la conciencia de
aquel que padece la indignidad.
Yo diría que gran parte de la tarea de la Filosofía es revelarle… o conseguir que aquel que está sumergido en el
oprobio durante su existencia, tome -en algún punto- conciencia de este oprobio. En la medida en que toma
conciencia de este oprobio, la decisión de cambiar empieza ahí. En la medida en que no la toma, va a seguir
siendo una mera cosa de un aparato que lo explota. Todo eso tiende a que el individuo no se encuentre con su
propia subjetividad, que no llegue a ese momento en que se diga: pero ¿esta es la vida que yo quiero vivir, esto
soy yo, esto es lo que soñé para mí? ¿Esto es lo que yo soñé de joven? ¿Hasta qué punto no estoy traicionando
mis sueños de juventud? Porque yo pensé algo cuando era joven, después lo fui pensando cada vez menos,
después entregué esto, después entregué aquello y ahora estoy aquí: entregado. Idiotizado. Viendo estupideces
todo el día. Obedeciendo órdenes durante el día, comiendo mal, viendo estupideces y durmiendo mal. Esto tiene
que cambiar. Ese momento exacto es el de la conciencia crítica. La conciencia crítica es ese momento en el cual
el individuo descubre su yo, su yo verdadero, íntimo, el yo desde el cual él se permite cuestionar su propia vida
y el mundo que lo rodea.
Y esto es muy alentador. La Filosofía debe ayudar a que estas cosas ocurran. Son muy valiosas.
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ENCUENTRO 5: LA EXPERIENCIA POSIBLE Y LA EXPERIENCIA IMPOSIBLE
Sumario
1 ¿Qué es lo que Kant se propone conocer?
2 ¿Qué es el mundo de la experiencia posible?
3 ¿Qué relación entre sujeto y objeto propone la filosofía kantiana?
4 ¿Qué críticas recibe la filosofía constitutiva de Kant?
1 ¿Qué es lo que Kant se propone conocer?
Venimos de tratar de entrar en Kant lo cual no es fácil. Desde el comienzo venimos diciendo que nada de esto
es fácil. La Filosofía es un ardoroso esfuerzo en busca de la alegría del saber. Todo saber requiere esfuerzo y
Kant quizás requiera más esfuerzo que otros filósofos.
Kant es un filósofo que parte de otro filósofo, de David Hume. Y Kant busca conocer algo distinto de lo que
David Hume –empirista inglés- buscó conocer. Kant quiere conocer y explicitar los fundamentos del
conocimiento. Conocer el conocimiento. Es decir, “Crítica de la razón pura” quiere decir aquí “Conocimiento de
la razón pura”. La palabra “crítica” está empleada aquí en su sentido estricto. “Crítica” no quiere decir, como
habitualmente se conoce, criticar esto o aquello como si fuera “juzgar esto o aquello”. Incluso tiene el valor,
dentro del lenguaje común, de me estás criticando en el sentido de me estás condenando o me estás
subvalorando.
Aquí la palabra “crítica” significa conocimiento: “alcances y límites de la razón pura”. O sea que Kant va a partir
del sujeto cognoscente, del sujeto que conoce.
Pero ese sujeto, para conocer, necesita que algo se le presente en la experiencia.
Aquí es donde Kant se remite a Hume. Vamos a tratar entonces -y esto creo que es bastante sencillo- de
encuadrar el pensamiento de David Hume que muere en 1776 y que condiciona el pensamiento de Kant. Para
Hume, no había posibilidad de fundamentar la ciencia ni el conocimiento. Para él las cosas ocurrían por el
hábito, ocurrían porque ocurrían. La explicitación que Hume hace del concepto de causalidad es la que nos va a
permitir entrar más profundamente en su pensamiento. El principio de causalidad simplemente dice que “a
determinadas causas siguen determinados efectos”. Esto es así no por ninguna necesariedad universal ni por
ningún hecho científico demostrable o verificable (lo fundamental de un hecho científico es que sea verificable
y que esa verificación se pueda repetir). Lo que dice Hume es que el principio de causalidad –que a
determinadas causas surgen determinados efectos- está basado en la noción de hábito. Es decir que nosotros
estamos simplemente habituados a que cuando hay nubes en el cielo habitualmente llueve (la causalidad no
existe).
Como ustedes verán lo que dice Hume tiene muy poca cientificidad, se basa en una noción cotidiana de hábito:
las cosas ocurren así porque han ocurrido así siempre y estamos acostumbrados a que ocurran así. Esto no
satisface a Kant porque Kant lo que dice es: yo quiero fundamentar la ciencia, yo quiero fundamentar un
pensamiento científico que demuestre efectivamente cómo funciona la razón humana. Entonces, va a ser un
paso genial que él va a llamar su “giro copernicano”. En lugar de partir del objeto como hace Hume –que parte
de la empiria: “está nublado, llueve”-, Kant lo que va a hacer es partir del sujeto. Lo que hace Kant es remitirse
al sujeto. Es el sujeto el que va a darle forma al objeto. (Esta es pura filosofía, yo sé que espanta un poco, pero
lo vamos a tratar de precisar). Lo que hace Kant es lo siguiente: al sujeto se le presentan cosas en su
experiencia. Lo que hace el sujeto es conocer al objeto, conociéndolo le da forma. Es decir: sólo hay objetos
para el sujeto cognoscente ¿por qué? Porque al estudiar Kant la razón humana encuentra en ella que, dentro
de la sensibilidad de la estética, están las categorías de “espacio” y “tiempo”. Las intuiciones de “espacio” y
“tiempo”. Kant va a decir: todos los objetos se nos presentan en el espacio y en el tiempo. Ahora, el espacio y el
tiempo los pone el sujeto. El espacio y el tiempo son los modos en que el sujeto puede conocer a los objetos,
ponerlos ahí, no están en el objeto el espacio y el tiempo, están en el sujeto.
El sujeto sólo puede conocer aquello que se le presenta en la modalidad en que él lo establece, y él establece
poniendo ahí espacio y tiempo.
Ustedes observen que esto es partir del sujeto. Es el sujeto el que construye al objeto, este es el giro
copernicano: se parte de un sujeto constituyente, el sujeto constituye la realidad. Luego Kant analiza el
entendimiento y ahí se encuentra con las categorías del entendimiento y dentro de las categorías del
entendimiento entra toda la realidad. En el entendimiento están las categorías de “unidad”, “pluralidad”,
“cantidad”, etc. El paso fundamental es el siguiente: se trata de una filosofía idealista que parte del sujeto
cognoscente y desde ese sujeto cognoscente se constituye la realidad. La realidad es aquello que el sujeto
construye a partir de sí.
2 ¿Qué es el mundo de la experiencia posible?
Kant va a decir: a mí no me importa lo que la realidad sea en sí, lo que yo puedo saber es cómo el sujeto
construye una realidad para él. Sólo hay objetos para el sujeto. Esto es lo que llamamos el formalismo kantiano,
15
porque el formalismo kantiano constituye una forma que es el mundo de lo que Kant llama la experiencia
posible: que es aquella que el sujeto asume para sí como posible y que realmente puede hacer posible desde
sí. La experiencia posible es que el sujeto le da forma a las cosas pero, al ser el sujeto el que le da forma a las
cosas, el sujeto no sabe qué son las cosas en sí mismas.
Esto acerca mucho a Kant y a Descartes porque nosotros habíamos visto que Descartes partía también de la
subjetividad y ésta era justamente la revolución de Descartes dentro del pensamiento. Pero Kant va más allá,
porque ustedes recuerden –y esta es la diferencia que queremos establecer entre Descartes y Kant-; Descartes,
que partía de la certeza de la propia subjetividad, la única seguridad que tenía era la del propio yo, la del ego,
pero no tenía la certeza de la realidad externa (para tener la certeza de la realidad externa Descartes le pedía
permiso a Dios). Hay cosas allá afuera, yo creo que si las veo es porque Dios no me engaña: confío en la
veracidad divina. Kant va más allá, va a dar un paso fundamental; va a decir: si hay cosas allí afuera es porque
hay un sujeto cognoscente que les da forma. El mundo tiene una forma, tiene un orden, porque el sujeto
cognoscente le da esa forma, le da ese orden. Hay un mundo porque el sujeto lo conoce. El sujeto es el
hombre. Es el sujeto que, al conocer todas esas cosas que están ahí, les da una forma; pero les da una forma
que el sujeto necesita que las cosas tengan para que él pueda conocerlas.
En este sentido, por supuesto, Kant no recurre a Dios. Kant no necesita de la veracidad divina porque Kant dice:
no, yo no necesito de la veracidad divina. Lo que yo digo es que el mundo que el sujeto conoce es el mundo que
el sujeto construye. Este es el mundo de la experiencia posible. Hay otro que es el mundo que para el sujeto es
imposible: qué son en sí las cosas, esto a Kant no le interesa, porque lo que las cosas sean en sí el sujeto no lo
puede conocer. Lo que el sujeto sí puede conocer es lo que las cosas son para él.
Este elemento de la “cosa en sí” es un elemento un poco terrorífico porque ha tenido enorme importancia en
la historia del pensamiento. La “cosa en sí”, o sea aquello que es incognoscible para el hombre, ha tenido
influencia en Freud. En Freud esto está trabajado como “el inconsciente”. Aquello que el hombre no domina y
que frecuentemente lo domina a él. En Lacan, por ejemplo, él hace una división entre la realidad y lo real. Esto
es fácil: la realidad es todo el mundo que está simbolizado, el mundo de la simbolización es la realidad;
estamos acostumbrados a salir y hay una flecha que nos indica para allá, otra que nos indica hacia otro lado,
hay un número en una casa, hay una calle que tiene un nombre; todo está señalizado. Ese es el mundo de lo
simbólico, de la realidad.
Ahora, lo real es lo que no sabemos qué es. Lo real es otro nivel que no está simbolizado. Aquí lo que angustia
en esto y debe angustiar; es la idea de la no significación. Es decir, no sabemos qué es la cosa en sí, el
inconsciente nos puede dominar y no sabemos qué es lo que nos domina porque no sabemos nada del
inconsciente, y lo real –en Lacan- no sabemos qué es. Sabemos que hay una realidad completamente
simbolizada.
Voy a contar un cuento porque la literatura suele expresar muy bien algunas ideas filosóficas. El cuento es el
siguiente: hay un nieto, un muchacho de 19 o 20 años, que vive con su abuela. Esa casa, como es enorme, tiene
muchas puertas; pero la abuela le dijo al nieto que puede abrir todas las puertas menos una. Él le pregunta por
qué. No le dice por qué la abuela. El muchacho le pregunta: ¿qué hay detrás de esa puerta? No hay nada –le
dice la abuela. Al nieto esto lo vuelve loco porque imagina que hay un tesoro, una fortuna, aquello que lo haría
emprender una vida nueva, unas mil cosas se le ocurren. La abuela tiene la llave escondida en algún lugar de la
casa. El nieto en determinado momento agarra un cuchillo y la mata a la abuela. Le pega, no digamos muchas,
20 o 25 puñaladas. Empieza a buscar la llave para abrir esa puerta. Pasa 3 días buscando la llave hasta que
finalmente la consigue. Va, se dirige hacia la puerta, la abre y no hay nada. No hay nada. Y se vuelve loco. Este
cuento revela muchas cosas. Después las vamos a desarrollar.
3 ¿Qué relación entre sujeto y objeto propone la filosofía kantiana?
Este cuento que en realidad no me pertenece, pertenece a un alumno que tuve en un taller literario que di en
los años ’90, no recuerdo su nombre, le pido disculpas (que no nos haga un juicio), pero a él le pertenece de
todos modos.
Lo que está expresando este cuento es que la ausencia absoluta de algo, lo que llamamos “la nada”, lo que no
había en la habitación es absolutamente inquietante para la razón humana. La razón humana está
acostumbrada a la presencia, no a la ausencia, no a la ausencia absoluta. Y, cuando Kant habla de la cosa en sí
lo que está diciendo es que aquello en que en sí mismo sean los objetos es incognoscible para la razón humana.
La empiria de Hume, la materialidad de Hume, es lo que Kant toma como punto de partida, parte de la
experiencia. Todo conocimiento parte de la experiencia pero no se reduce a la experiencia porque la
materialidad se le presenta ahí pero, sobre esa materialidad, el sujeto impone el espacio, el tiempo y las
categorías del entendimiento. O sea, el sujeto le da forma al objeto. La materia no es el objeto, es la materia.
Lo que es el objeto lo es cuando el sujeto le da forma. Sólo hay objetos para un sujeto.
Las categorías del entendimiento que Kant utiliza nos podrían llevar a pensar en Aristóteles. Esto es importante
porque con esto queremos decir que la historia de la Filosofía va de atrás hacia adelante, de adelante hacia
16
atrás; no tiene una linealidad. Observemos como aquí, hablando de Kant, tenemos que hablar de Aristóteles.
¿Cómo eran las categorías para Aristóteles? Hay una enorme diferencia.
Para Aristóteles las categorías eran categorías de la realidad, de aquello que estaba ahí. En cambio en Kant las
categorías como “unidad”, “pluralidad”, “totalidad”, “realidad”, “negación”, “limitación”, etc. son categorías
del sujeto. No son categorías de la realidad, sino categorías del sujeto. La diferencia entre Aristóteles y Kant es
que para Aristóteles las categorías son categorías de la realidad porque él no parte de una visión subjetiva para
conocer lo real. Vimos que la aparición del sujeto es en Descartes, Kant sigue la línea de Descartes pero en
absoluto recurre a Dios, a la veracidad divina. Sino que lo que hace es decir el sujeto constituye el mundo que
conoce. Hay un mundo de la experiencia posible y hay un mundo al que Kant llama nouménico. El mundo de lo
nouménico es el mundo que no podemos conocer. Entonces, ese mundo que no podemos conocer está fuera
de los alcances del sujeto.
Aquí lo que nosotros tenemos que tener muy en cuenta es que hay un esquema constitutivo que parte del
sujeto y que el formalismo kantiano no nos es muy extraño. Es el formalismo en el arte. Cuando uno dice hay
un arte formal, lo que está diciendo es que el artista le da forma a la realidad. Si alguien pinta un cuadro no
pinta la realidad tal como es, eso es algo absolutamente imposible. Lo que hace es darle a la realidad la forma
que el sujeto-artista quiere darle en su pintura. El naturalismo es el que intenta reflejar la realidad como
supuestamente es, pero todo formalismo, lo que va a hacer es trabajar con la realidad dándole una forma que
proviene del sujeto. Esa empiria, esa materialidad que surge, el sujeto le da forma.
Kant tiene muchos modos de expresar esto pero el modo más claro es: sólo hay objetos para un sujeto.
4 ¿Qué críticas recibe la filosofía constitutiva de Kant?
Lo que establece la filosofía kantiana es que las filosofías llamadas idealistas parten del sujeto cognoscente y
que ese sujeto cognoscente le da forma al mundo que él puede conocer. El que no puede conocer no le
importa. Incluso va a decir Kant una frase completamente iluminista: la razón le dicta leyes a la naturaleza.
¿Por qué dice eso? ¿Cómo sabemos que las leyes de la naturaleza son esas leyes? ¿Son esas leyes en la
naturaleza en sí o esas leyes las ha puesto el sujeto al conocer la naturaleza? Para Kant, las leyes de la
naturaleza las pone el sujeto. El sujeto al conocer la naturaleza pone las leyes que rigen en la naturaleza.
Entonces lo que tiene es una naturaleza “para sí”.
Es una naturaleza que él ha constituido con su saber, con su capacidad cognoscente. A esto Kant lo llama
sujeto trascendental. No hay que confundir con “una idea trascendente” o “un hecho trascendente”. Aquí lo
trascendental quiere decir que la razón es constitutiva de un mundo que crea para que ella pueda conocerlo.
Esto es el idealismo filosófico. El idealismo filosófico entroniza al sujeto y subalterniza a la materia porque la
materia deviene objeto cuando el sujeto le da forma.
En este sentido, van a ser muy distintas las filosofías materialistas. Marx no va a aceptar este esquema
cognoscente kantiano. Para Karl Marx, que es un filósofo materialista, ¿por qué es un filósofo materialista?
Porque Marx surge en la historia de la filosofía para expresar al proletariado. Es la filosofía del proletariado.
¿Qué hace el proletario? El proletario trabaja con la materia. Entonces una filosofía que viene a expresar una
determinada clase social que trabaja con la materia se llama materialismo y parte de la materia. Lo que va a
decir Marx es que es la materia la que condiciona al sujeto y que las ideas son reflejos de la realidad
concreta. Es decir que está primero la realidad concreta que para Marx es la Historia. Y la Historia es la que
condiciona al sujeto. O sea que es la materialidad, lo concreto, esa realidad la que le va a dar forma al sujeto.
Esto lo vamos a ver cuando lleguemos a Marx.
¿Qué va a criticar Marx? Lo que Marx va a criticar es que el sujeto es un reflejo de la realidad. No es un
disparate lo que está diciendo Marx. Todos nosotros somos un reflejo del contexto histórico en el que
surgimos. Surgimos en un determinado contexto histórico que es una materialidad que está ahí esperándonos.
Aparecemos ahí y esa materialidad se nos viene encima. Lo que va a decir Marx es que esa materialidad, la que
precede al sujeto, es la que lo forma, la que lo condiciona. Esta es la crítica que se hace a Kant desde el
materialismo histórico.
Pero hay una crítica que se le va a hacer desde la fenomenología husserliana. Lo que va a decir Edmund
Husserl es que el sujeto está arrojado sobre la realidad pero no de un modo cognoscente sino existencial. Y
esto lo va a marcar también Heidegger. Y lo va a marcar Sartre. Tomemos a Sartre que es un filósofo que a mí
me apasiona. Lo que va a marcar Sartre es que lo que él llama el “ego” –o el sujeto está arrojado sobre el
mundo. No tiene una relación de conocimiento con el mundo sino una relación existencial, está arrojado, está
como expectorado sobre el mundo. Cuando aparece el momento de la reflexión en Sartre aparece el “yo”,
“yo pienso tal cosa”. Pero el yo es una construcción. Lo que hay es sujeto-mundo, conciencia-mundo.
Justamente la reflexión es lo que me imposibilita alcanzar al objeto.
17
ENCUENTRO 6: HEGEL, EL SUJETO ABSOLUTO Y LA CONSOLIDACIÓN DE LA
BURGUESÍA EUROPEA
Sumario
1 ¿Se puede comunicar la cosa en sí?
2 ¿Qué relación existe entre el pensamiento de Hegel y la consolidación de la burguesía europea?
3 ¿Por qué Hegel es considerado el filósofo de la Revolución Francesa?
4 ¿El fin de la Historia?
1 ¿Se puede comunicar la cosa en sí?
Hay una forma muy actual y contundente de entender al sujeto (que acabamos de ver en Kant). ¿Qué vemos
por televisión cuando la televisión nos muestra la guerra de Irak, o cuando nos mostró la guerra del Golfo? Ahí
hay un sujeto comunicacional que le da forma a una realidad que es la realidad que quiere que el mundo vea.
El sujeto comunicacional es la mirada del Imperio. El Imperio bélico norteamericano quiere que el mundo vea
sólo lo que el sujeto comunicacional constituye; le da forma a esos hechos que son nada menos que una
guerra. El sujeto comunicacional funciona ahí como si fuera el sujeto constituyente kantiano.
Hay una famosa teoría de Jean Baudrillard –un filósofo posmoderno francés-, el tipo dijo: la guerra del Golfo no
ha tenido lugar. No ha tenido lugar porque no vimos ni un solo muerto y veíamos como fuegos artificiales. En
realidad lo que ahí tuvo lugar fue una construcción que el sujeto comunicacional, el sujeto de los medios, hizo
sobre esa guerra. La construcción que hizo fue transmitirle a todo el mundo como una guerra en la cual
estallaban algunos fuegos de artificio y eso era todo lo que sabíamos.
¿Qué era la guerra en sí misma? Nunca lo supimos. Lo mismo con los acontecimientos de Irak: hay un sujeto
comunicacional que constituye la realidad, le da forma y nos la entrega.
Nosotros ahora vamos a entrar en Hegel. Yo les había dicho que Kant era difícil, bueno, Hegel es más difícil. Es
mucho más difícil. Hablar de la importancia de la filosofía hegeliana es como medio ocioso. Hay una frase que
dice: cada época se define a sí misma según la interpretación que da de Hegel. ¿Qué interpretación da de Hegel
nuestra época? Entendiendo por esto las filosofías que han surgido en los últimos 30 años del siglo pasado y
que todavía tienen vigencia, sobre todo en Francia, en la academia norteamericana y también en las nuestra.
Esto es mecánico: todo lo que tiene suceso en Francia y en la academia norteamericana es recibido en los
países que son consumidores de conocimiento y no productores de conocimiento como es el caso nuestro.
A Hegel se lo ha criticado mucho en los últimos 30 años porque se ha criticado la idea de “dialéctica como
progreso histórico”. Lo que Hegel viene a postular es que la Historia es un desarrollo permanente y que ese
desarrollo dialéctico se da por medio de afirmaciones, negaciones, superación de esas negaciones; otra vez la
negación que niega lo establecido y la conciliación del tercer momento dialéctico que contiene a los
antagónicos; y así la Historia va avanzando a través de la negación que las nuevas formas históricas ejercen
sobre las antiguas. Esto entrega un sentido lineal de la Historia, en efecto, en Hegel hay una continuidad, una
linealidad de la Historia y cada una de las formas dialécticas que se constituyen es una totalidad.
Entonces, el concepto de totalidad es el que más va a ser cuestionado en Hegel por estos pensamientos que
están muy cercanos a la caída del muro de Berlín, a la crisis de la URSS y a la crisis del pensamiento marxista.
Cuando se critica a Hegel se está criticando a Marx en estos casos. La crítica a la categoría de totalidad es el
aspecto fundamental que incorpora el posestructuralismo y el posmodernismo. El posestructuralismo con
Foucault, Althusser, Derrida, Barthes, Deleuze: todos ellos vienen a criticar la categoría de totalidad y más
todavía insistirán en esto los posmodernos como Lyotard, Baudrillar, Vattimo, etc.
¿Qué es lo que ellos intentan decir? Que no hay totalidades en la Historia, que la Historia es una sucesión de
fragmentos, de miríadas de acontecimientos, que la Historia es una caleidoscopismo. Que no existe la categoría
de totalidad, que la Historia nunca totaliza porque la Historia es una fragmentación constante de infinitos
hechos que nunca cierran en una idea de totalidad. Lo que hacen con esto es criticar la idea de totalidad en
Hegel y Marx y adosarla al Estado totalitario soviético. Lo que hacen con esta multiplicidad infinita de hechos
históricos que nunca termina es estar defendiendo la pluralidad de la democracia liberal y del mercado.
Esto debiera quedar bastante claro: Hegel y Marx son la totalidad que la dialéctica va cerrando en cada uno
de los avances de la Historia, el pensamiento totalizador, y los post –las filosofías post, tanto las
posestructuralistas como las posmodernas- incurren en la exaltación de lo fragmentario.
¿Por qué lo fragmentario? Y, efectivamente -en un punto yo concuerdo bastante con esto pero no con el
sentido político que le dan- convengamos que ya es difícil admitir o sentir o vivenciar que la Historia tiene un
sentido lineal. Que la Historia progresa.
Si algo tiene nuestra experiencia generacional es que la Historia, en efecto –y esto se puede encontrar en
filósofos como Walter Benjamin- es una Historia como catástrofe, acumula ruinas sobre ruinas y que lejos de
progresar en un sentido lineal, lo que hace es ir a los tumbos en un tiempo que no es lineal y en una serie de
hechos fragmentarios que colisionan los unos con los otros impidiendo un conocimiento totalizador.
Este pensamiento viene a validar la experiencia neoliberal de la pluralidad que – dicen los neoliberales- el
mercado expresa y que la democracia expresa. A esta altura de la Historia eso tampoco corre. Nosotros
18
estamos hartos de la democracia neoliberal, del mercado y de todas las bondades que prometió esa filosofía y
que han colapsado en el siglo XXI y que el atentado a las Torres Gemelas liquida porque viene a instaurar una
historia universal que sólo puede ser entendida a partir de categorías como la de totalidad hegeliana.
2 ¿Qué relación existe entre el pensamiento de Hegel y la consolidación de la burguesía europea?
Hegel es un filósofo que viene a expresar la consolidación de la burguesía europea.
Aquí tenemos que observar lo siguiente: Kant, que expresa un gran avance de la burguesía europea en el plano
del conocimiento, todavía es un filósofo que expresa que la burguesía europea no tiene todo el poder porque
sino no habría cosa en sí.
En la medida en que Kant dice que hay algo que no podemos conocer, eso en el plano político se traduce en
que la burguesía aún no se adueñó de todo el poder.
Sería muy interesante que reflexionemos lo más que podamos en esto. Aquí no puedo detenerme una hora
reflexionando sobre esto, pero acá hay una punta muy rica de trabajo que es la siguiente: si la filosofía
kantiana se detiene en determinado punto es porque la burguesía todavía no hizo su definitivo asalto al
poder.
Hegel, por el contrario, es el filósofo de la Revolución Francesa porque para Hegel ya no hay cosa en sí. Y no
hay cosa en sí porque la cosa en sí se la conquistó la burguesía. La burguesía se adueñó de la cosa en sí, se
adueñó de todo el poder, de toda la realidad. Esta apropiación de todo lo real es la filosofía hegeliana.
Entonces, desde aquí podemos empezar a entender a Hegel.
Acabamos de decir que la filosofía hegeliana es una filosofía que se apropia de la totalidad de lo real. Una
filosofía para la cual no hay cosa en sí. ¿Por qué Hegel dice esto? Porque Hegel es el primer filósofo que se hace
cargo de la historia del hombre. Él es el primer filósofo que dice “la Historia es mi materia. La Historia es lo
que yo tengo que pensar.” Descartes hablaba de la res extensa, de las cosas que estaban fuera del cogito. Kant
hablaba del objeto de conocimiento. Pero Hegel ya habla de la historia, Hegel dice: yo tengo que pensar la
historia universal. Y efectivamente da, en la Universidad de Berlín, dilatadas, densas lecciones que se llaman
“Lecciones sobre Filosofía de la Historia universal”. Lo que hace Hegel es pensar la historia que el hombre hizo.
Ahora bien, ¿cómo se piensa eso? Desde el sujeto. Para Marx esto no tendría problema porque Marx no parte
de un sujeto cognoscente, Marx haría una historia materialista y analizarían los hechos tal como fueron
ocurriendo a lo largo de la historia. Pero Hegel todavía es un filósofo idealista y Hegel insiste en partir de un
sujeto. Entonces, pensemos esto, el paso que da Hegel es brillante, lo que dice Hegel es: el sujeto es lo mismo
que la sustancia, que la materia. El objeto es el hombre, la sustancia es la historia. Pero ocurre que la historia
y el hombre se hacen al mismo tiempo: los hombres hacen la historia, la historia hace a los hombres. Y la
historia de ese sujeto que es el hombre es la historia del desarrollo autoconsciente de un espíritu, que es el
hombre, en la medida que se va dando forma a través de la historia y a lo cual Hegel llama “Espíritu Absoluto”,
“idea absoluta”, “saber absoluto” y que es el hombre haciendo su historia.
O sea, para Hegel, el sujeto y la sustancia, el sujeto y la materia, son lo mismo: son la historia humana. Es el
hombre que hace su historia. Y esa historia es la historia del autodesarrollo que el hombre va teniendo de ese
objeto que construye que es la historia humana. Y esa historia humana se construye a través de rupturas, de
quiebres, de negaciones; es decir, todo aquello que surge, surge para morir. Surge para romperse y pasar a ser
otra cosa. Es una filosofía romántica, es una filosofía hermosísima porque la podemos aplicar todos a nuestra
vida. Todos nacemos inocentes, todos nacemos niños, todos nacemos felices, todos nos vamos desarrollando a
lo largo de nuestra vida hasta que de pronto, inesperadamente, hay una ruptura en nuestra vida. Hay una
negación de nuestra vida, hay un negación de todo aquello que venimos siendo, y esa negación es una ruptura.
Pero, si seguimos adelante, seguimos adelante más allá de esa ruptura y pasamos a otra forma de nuestra
existencia que contiene a esa ruptura pero que es una nueva forma. Y así, de ruptura en ruptura, de negación
en negación, la historia avanza como avanza el hombre.
La historia, entonces, se desarrolla dialécticamente y es el juego que se establece entre las formas históricas
que surgen, las formas históricas que se desarrollan a partir de esas formas históricas, negándolas. Y
finalmente pasamos a un tercer momento en el cual hay una superación de lo que viene ocurriendo y este
tercer momento es una totalización que se totaliza en realidad, para volver a romperse y pasar a ser otra
cosa. Esta es la concepción de la historia en Hegel y algo más lo vamos a desarrollar.
3 ¿Por qué Hegel es considerado el filósofo de la Revolución Francesa?
Dijimos que Hegel es el filósofo de la Revolución Francesa porque, la Revolución Francesa como hecho histórico
universal, constituye el apoderamiento por parte de la burguesía capitalista europea de la totalidad del poder
político. Este apoderamiento de la totalidad del poder político se corresponde, en la filosofía, con un
apoderamiento racional de la totalidad de la realidad que acontece en la filosofía de Hegel. La filosofía de Hegel
ya no se detiene en ninguna cosa en sí, la filosofía de Hegel se apropia de la totalidad de lo real en tanto
desenvolvimiento histórico. La totalidad de lo real se desenvuelve históricamente.
Filosofía aquí y ahora: ¿Por qué hay algo y no más bien nada
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Filosofía aquí y ahora: ¿Por qué hay algo y no más bien nada

  • 1. 1 FILOSOFÍA AQUÍ Y AHORA (PRIMERA TEMPORADA) CON JOSÉ PABLO FEINMANN Canal Encuentro Encuentro 1: ¿Por qué hay algo y no más bien nada? Encuentro 2: Sacar la Filosofía a la calle Encuentro 3: Colón descubre América; Descartes, la subjetividad Encuentro 4: La Filosofía corta la cabeza de Luis XVI Encuentro 5: La experiencia posible y la experiencia imposible Encuentro 6: Hegel, el sujeto absoluto y la consolidación de la burguesía europea Encuentro 7: Hegel, dialéctica del amo y el esclavo Encuentro 8: Filosofía y praxis Encuentro 9: La modernidad desbocada Encuentro 10: El Capital Encuentro 11: Nietzsche, vida y voluntad de poder Encuentro 12: Nietzsche: “Dios ha muerto” Encuentro 13: Derivaciones de Nietzsche ENCUENTRO 1: ¿POR QUÉ HAY ALGO Y NO MÁS BIEN NADA? Sumario 1 ¿Por qué un curso de filosofía? 2 ¿Por qué “Filosofía aquí y ahora”? 3 ¿Cuáles son las preguntas de la Filosofía? 4 ¿Qué hacemos con lo que hicieron de nosotros? 1 ¿Por qué un curso de Filosofía? Crease o no este es un programa de Filosofía por televisión. Este programa tiene un nombre: “Filosofía aquí y ahora”. ¿Por qué “aquí y ahora”? En principio es “aquí”, es en la televisión argentina. Esto implica un grado de novedad muy grande. La novedad es lo que surge, lo inesperado. La novedad es lo que nadie espera y quizás lo inesperado era que se hiciera Filosofía por televisión. Estamos aquí para responder preguntas fundamentales. Las preguntas de la Filosofía tienen ese carácter, es decir, son fundamentales porque remiten a las cuestiones esenciales de la condición humana. La primera pregunta que nosotros vamos a formularnos es una pregunta que se formula un filósofo alemán de nombre Martin Heidegger en un libro de 1935. Y la pregunta que hace, que es para quitarle el sueño a cualquiera, espero que no se los quite a ustedes, pero si se los quita mejor porque van a sentir en carne viva qué es la Filosofía (la Filosofía es una disciplina que incomoda, que acorrala, que sofoca, que da enormes satisfacciones pero que requiere un trabajo intenso); la pregunta que se hace Heidegger es ¿por qué hay algo y no más bien nada? Es una pregunta central, absoluta, definitiva, la pregunta de las preguntas; porque en realidad todos
  • 2. 2 nosotros estamos acá, todos nosotros andamos en este mundo, pero por qué nos preguntamos esto, por qué hay algo y no más bien nada… Porque bien puede haber ocurrido que no hubiera nada, cosa que nosotros no podemos siquiera imaginar porque no podemos concebir la nada absoluta. Lo que sabemos es que hay algo, está todo esto: está la tierra, está el cielo, miramos, están las estrellas y de ahí surgen las preguntas definitivas. ¿Saben por qué las preguntas son definitivas? Porque el ser humano es el único que se hace estas preguntas. El ser humano, que es un ser imperfecto en medio de un mundo y un Universo perfecto, que es un ser finito en medio de la temporalidad infinita del Universo, que es un ser carenciado en medio de la abundancia que lo rodea, se siente muy pequeño ante tanta grandeza. Y al sentirse así, quizás afrontar ese sentimiento es la muestra más palpable de su grandeza, porque Hegel lo decía: “la Tierra es un cascote que meramente gira alrededor del Sol”; y eso le entrega al hombre la pequeñez que es ante la inmensidad del Universo. Pero –dice Hegel- en este cascote que es la Tierra hay un ser metafísico que se pregunta por el sentido del Universo. Es decir, ese ser metafísico es el hombre. El hombre está en un cascote, el hombre es un ser pequeño, finito, mortal, lleno de angustia, lleno de miedo, destructivo, autodestructivo; pero tiene la grandeza de saber que muere y seguir viviendo y tiene la grandeza además de preguntarse por todo esto, por la totalidad. La totalidad es todo lo que hay y la pregunta por todo lo que hay la formula aquí el hombre, el ser humano. Se pregunta por qué hay algo y no más bien nada. Esa pregunta hace a su grandeza. Esa pregunta lo llena de angustia porque esa pregunta, en efecto, quizás no tenga respuesta. Este ser metafísico que se pregunta por el sentido del Universo quizás no llegue nunca a obtener esa respuesta. No sé si ustedes recuerdan la escena de una película de Woody Allen, donde Woody Allen chiquitito no quería seguir yendo al colegio porque decía que nunca iban a poder enseñarle todo lo que él necesitaba saber porque el Universo estaba en expansión. Y, claro, si el Universo está en constante expansión nunca vamos a poder saber todo lo que tenemos que saber porque nunca vamos a poder alcanzar la expansión del Universo. Woody Allen, en este sentido, es un filósofo. Hace filosofía a su modo, hace filosofía desde las películas, desde el espectáculo. Hay una frase que dice Einstein muy famosa que dice así: “Dios no juega a los dados con el Universo”, y Woody Allen dice sí, Dios no juega a los dados, juega a las escondidas. La frase tiene una dramaticidad muy grande que el cinematógrafo sueco que acaba de morir, Ingmar Bergman, interpretó como el silencio de Dios. Cuando Woody Allen dice que Dios no juega a los dados con el Universo, juega a las escondidas, lo que está diciendo es que Dios está pavorosamente ausente de los terribles dolores que aquejan a los hombres. 2 ¿Por qué “Filosofía aquí y ahora”? Yo les voy a decir por qué hay Filosofía. Por qué hay todo lo que hay, por qué hay arte, música, pintura, por qué hay todas las expresiones por las cuales el hombre intenta inmortalizarse, trascenderse a sí mismo. Todos esos intentos existen porque el hombre es un ser finito. Porque el hombre muere. Cuando digo el hombre digo la mujer también, lo que pasa es que no hemos encontrado otra manera. Tendríamos que hacer una revolución y en lugar de hombre decir mujer, pero estaríamos más o menos en lo mismo. El hombre es un ser finito, sus días están contados y él tiene, sin embargo, aires de inmortalidad: nadie quiere morir. Shakespeare hubiera entregado Hamlet, Macbeth, Otelo si le hubieran garantizado dos años más de vida. El hombre tiene pavor a la muerte y sin embargo, sabiendo que es un ser finito, se pregunta por la finitud. La afronta, no la niega. Muchos la niegan. La droga, el sexismo, son montones de ceremonias para ocultar el hecho de saber que morimos. En cambio la Filosofía pone este hecho por delante. Bueno, el hombre es un ser finito y porque es finito es un ser que se angustia. Como el hombre se angustia, se angustia porque muere. La angustia le revela al hombre que su destino es la nada, le aparece la idea de la nada, y la idea de la nada lo lleva a la idea de que él va a ser nada durante mucho, mucho tiempo. Cuando yo digo que la grandeza del hombre reside en que sabe que muere y sin embargo sigue viviendo, esto está en la Filosofía pero también está en otras expresiones. No solamente la Filosofía plantea estas cosas. La plantean las novelas, la plantean la pintura, la plantean la música; toda partitura termina y cuando termina sentimos la angustia de aquello que termina. Hay montones de libros escritos sobre esto. Los libros de Filosofía se escriben muchas veces para responder a cuestiones estrictamente filosóficas pero, en el fondo de todos ellos, está el intento del hombre por pensar su situación en este mundo. Por eso esto se llama “Filosofía aquí y ahora”, aquí es donde hacemos Filosofía. No estamos en la Sorbona, no estamos en Friburgo, no estamos en la académica norteamericana, estamos en la Argentina y vamos a hacer filosofía como argentinos inevitablemente porque estamos situados. Nuestro pensamiento es un pensamiento situado. Y “ahora” porque o la hacemos ahora o no sabemos si la vamos a hacer más adelante, porque el hombre es un ser abierto a miles de posibilidades pero en todas esas posibilidades está la posibilidad de que muera. En consecuencia, sin urgencia, sin desesperación, pero tenemos que considerar que cada minuto es absolutamente precioso, que el “ahora” tiene una densidad ontológica es decir una densidad de ser en la cual
  • 3. 3 tenemos que participar, en la cual tenemos que comprometernos y que filosofar aquí en la Argentina y ahora es necesario porque este país necesita pensar. Este país necesita salir de todo aquello que distrae a sus ciudadanos en medio de la pavada y de la estupidez. Quisiera decirlo claramente: en la televisión se trabaja para estupidizar a las personas. En general en los medios de comunicación y no sólo en la Argentina, pasa en todo el mundo. El poder, a través de los medios de comunicación, intenta colonizar la subjetividad de los sujetos. O sea, sujetar a los sujetos. Entonces ese señor que llega cansado a su casa, que trabajó todo el día, y llega y enciende la televisión, la televisión lo atrapa con el espectáculo infinito de la pavada. Y la pavada le impide pensar su situación, le impide pensar que quizás el trabajo que está haciendo no le gusta, que quizás debería cambiar de trabajo, que quizás debería irse de su casa o debería estar más en su casa, o debería amar más a su mujer o amarla menos, o a sus hijos; o debería irse al Congo Belga y escapar de todo. O debería quizás darse cuenta que ese aparato que está ahí idiotizando está para eso, para idiotizarlo. Entonces el día en que tome conciencia crítica de esto hace algo muy sencillo: lo apaga. Cuando un tipo apaga el televisor porque sabe que desde ahí le están quitando la libertad subjetiva que él merece tener, ahí comienza su libertad. 3 ¿Cuáles son las preguntas de la Filosofía? Tenemos que preguntarnos por las preguntas de la Filosofía. La Filosofía hace preguntas que no todos quieren preguntarse porque hace preguntas que en realidad toda la existencia humana, el entero planeta en el que habitamos, está organizado para que el hombre no se las haga. Por ejemplo, hay preguntas como por qué es tan injusto el Universo en que vivimos, por qué hay hambre, por qué hay gente que tiene tanto y gente que tiene tan poco. Esas son determinadas preguntas, pero son preguntas filosóficas y que han nacido de una determinada Filosofía, por ejemplo la filosofía del querido cabezón barbado Karl Marx, que tenía una cabeza enorme y se le ocurrió preguntar un día por qué algunos tienen tanto y otros tan poco y escribió un enorme libro –El Capital-, pero luegoentraremos en eso. Las preguntas de la Filosofía, las fundamentales, son del siguiente tipo porque, digamos, la hicieron los griegos. Los griegos se asombraron de estar en medio de tanta maravilla y dijeron: todo esto que hay y que yo veo, es algo. Pero es un algo enorme. Y si en lugar de todo esto, no hubiera nada. Entonces esta pregunta surge del asombro. Pero hay otra pregunta fundamental que inaugura la modernidad del capitalismo y es la que hace René Descartes en 1637 en uno de los textos más bellos de la historia de la Filosofía: El discurso del método; que cualquiera lo puede comprar, lo puede leer en una hora o dos horas. Y la pregunta de Descartes no surge del asombro, surge de la duda y vamos a ver cuánto tiene que ver con nosotros. Un día este señor simplemente dijo voy a dudar, eso fue revolucionario. No hay nada más revolucionario que plantarse un día en frente de toda la realidad y decir: bueno, yo voy a dudar de todo. No me vendan más buzones, no quiero que me convenzan más. Descartes dudó de toda la teología medioeval, dudo del aristotélico tomismo, dudo de las verdades evangélicas, dudó de la Inquisición; dudó, en última instancia, de Dios. ¿Por qué dudó de Dios? Porque Descartes dijo voy a dudar de todo, y cuando alguien dice voy a dudar de todo tiene que dudar de Dios. Y Descartes estaba en 1637, la Inquisición había quemado a Giordano Bruno. Descartes estaba preocupado, por eso se fue a Holanda que era un país en donde todavía se podía pensar con mayor libertad. Vemos que el pensamiento requiere de libertad para ejercerse. En Holanda Descartes dice voy a dudar de todo, y después dice: de lo que no puedo dudar es de mi duda. Pero si yo dudo, es porque pienso, porque mi duda surge de una actitud del pensamiento. Entonces dice: de qué puedo no dudar… de mi pensamiento. Y saca la célebre fórmula: “pienso, luego existo”. Pero me interesa más que nos mantengamos en la cuestión de la duda. Cuando él dice voy a dudar de todo, nosotros hoy deberíamos decir también dudemos de todo. Descartes apagó el televisor de la teología medioeval. Ese era un televisor tremendo. Además si uno no veía esos programas, la Inquisición lo quemaba. Si uno no creía en lo que decía ese televisor, la Inquisición lo quemaba. Torquemada le golpeaba la puerta a uno y a la hoguera. Entonces Descartes tuvo el enorme coraje de afirmar su propia subjetividad: voy a juzgar a partir de mí. Esto es revolucionario en Filosofía. Esto es lo que la Filosofía tiene de contestatario, de revolucionario, de nuevo. Esto es lo que le puede cambiar la vida a usted. Descartes dijo: yo voy a dudar de todo, no les voy a creer más a aquellos que dicen que tengo que creer en la verdad revelada de Dios que la Iglesia es la encargada de bajarla a la Tierra y de aplicarla a través de sus grandes inquisidores. No –dijo Descartes-, voy a dudar. Y al hacerlo apagó ese televisor de la teología medieval. Qué tal si nosotros un día de éstos estamos en casa y estamos en casa como estamos habitualmente dale que te dale con el zapping, de una cosa a la otra, y no nos importa nada, qué vemos: vemos una catástrofe, el hambre, vemos la tortura, vemos la guerra, a las modelos, vemos a los traseritos –porque en un programa de Filosofía uno dice trasero en lugar de culo-, los vemos abusivamente, nos tiran con todo eso y quedamos idiotizados hasta que nos dormimos. Lo que hace Descartes es decir basta con esto, tiro el control remoto al
  • 4. 4 diablo y apago el televisor. Empiezo a pensar. Yo estoy dudando de eso porque en realidad todo ese vértigo creo que están tratando de metérmelo a mí, en mi conciencia, y yo no quiero que mi conciencia sea el vértigo de lo que me están vendiendo. Quiero que mi conciencia sea libre y piense mis problemas, entonces comienzo a dudar. Cuando comienzo a dudar comienzo a ser libre, libre, porque sólo una conciencia crítica es libre. No hay libertad si no está alimentada por la crítica. Y la crítica sólo puede ser ejercida a partir de la autenticidad del sujeto crítico. 4 ¿Qué hacemos con lo que hicieron de nosotros? La grandeza del hombre reside en muchas cosas. Y reside, repasando, en que es finito en un mundo infinito, es imperfecto en un mundo perfecto, lo angustia su pequeñez, lo angustia la idea de la nada, lo angustia la idea del dolor, de la injusticia. Y también la grandeza del hombre todavía puede radicar en que se rebele contra lo que intentan hacer de él. Y quiero decir, y con esto rendirle homenaje a un gran filósofo, Jean Paul Sartre, que tenía un ojo que se le iba para un lado pero la inteligencia la tenía clara; Sartre tiene una frase que dice: cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de él. Esta para mí es una de las frases más importantes de toda la historia de la humanidad. Porque, evidentemente, desde que nacemos hacen de nosotros algo. Nosotros nacemos y nos hablan, nos meten una lengua, absorbemos como esponja palabras, palabras, palabras. Cuando empezamos a hablar qué decimos: decimos las palabras que nos dijeron. Es decir, no tenemos un lenguaje propio, creemos que dominamos una lengua y esa lengua nos domina a nosotros. Pero alguna vez vamos a tener que decir una palabra nueva. Alguna vez vamos a tener que decir una palabra que sea nuestra. Y esa va a ser nuestra libertad. Entonces, es cierto, está el lenguaje que nos condiciona, el entorno socio-político que nos condiciona, el inconsciente que nos condiciona. Pero, a partir de algún momento, tenemos que ser responsables de nosotros mismos, porque somos lo que elegimos ser. Bienvenida la frase del maestro Jean Paul Sartre. La grandeza de la Filosofía es entender estas cosas. Entender estas problemáticas. En realidad esto requiere coraje. Porque la vida que alguien lleva puede parecer injusta pero es mansa porque se deja llevar, a la mañana usted se afeita, desayuna, va al trabajo, el jefe lo trata mal –pero no lo escupe por lo menos-, sigue, almuerza al mediodía en algún lugar, corta y choca –porque son de esos lugares en donde uno come y choca con los codos del otro-, come mala comida pero después se toma un digestivo. Después sale, llega a su casa agotado, pero bueno, nada grave lo acosó durante el día, saluda a su mujer y se va a dormir tranquilo. Pasó su día pero no pasó. No pasó nada en su vida. Usted la pasó bien, usted no se amargó, usted no se asustó, usted no se angustió, se deslizó a lo largo de ese día como una especie de hoja en la tormenta del capitalismo del siglo XXI que es el único sistema que está vigente. Pero cuánto más interesante hubiera sido si en ese día usted de pronto se para y dice: pero caramba, que vida de porquería estoy llevando, no puedo seguir viviendo así, este empleo que tengo es terrible, mi jefe me trata mal, a mi mujer no me la banco más, a mis hijos los quiero pero me voy a separar y me los voy a llevar o si no se los dejo o me resultan in-bancables. Qué porquería la televisión que veo. Además esas cosas redondas que muestran las mujeres todo el tiempo, ya estoy harto. ¿No tienen caras las mujeres? ¿Qué pasó? ¿Se les fue las caras a las mujeres? Antes las mujeres tenían labios, ojos hermosísimos: Greta Garbo, Michelle Pfeiffer. Entonces hay un momento en el que usted dice estoy no va más. Pero a partir de ese momento, ojo, usted está solo. Usted está solo. Y eso se lo tiene que bancar. Y eso es una actitud filosófica. Pero es muy difícil. Porque usted a partir de ahí dejó de pertenecer a la manada y comienza a pertenecer a usted mismo. Y cuando usted comienza a pertenecer a usted mismo ya no tiene justificaciones, ya no puede distraerse, tiene que elegir y usted va a ser el responsable de cada una de sus elecciones. Aunque muchas de las cosas que dije están extraídas de pensamientos de grandes filósofos, de todos modos, en nuestros próximos encuentros –si es que usted sintoniza el próximo programa porque por ahí se asustó tanto que piensa este tipo me quiere despertar, me quiere cambiar la vida, yo estoy cómodo así, yo veo lo que hay que ver, como lo que hay que comer, me visto como hay que vestirse, yo estoy fenómeno así – nosotros les vamos a plantear cuestiones peligrosas todo el tiempo. La Filosofía es así. Vamos a comenzar a ver determinados autores para aprender la filosofía de estos autores. Vamos a partir de Descartes, del Discurso del método de 1637, después vamos a tomar a Kant, después a Hegel, después vamos a tomar a Marx y vamos a tratarlos lo más seriamente que podamos. Y ahora vamos a irnos porque, como todo lo que llega, se va. Es una ley de la vida y una ley del desarrollo histórico: llegar e irnos. Bueno, hasta luego.
  • 5. 5 ENCUENTRO 2: SACAR LA FILOSOFÍA A LA CALLE Sumario 1 ¿Sujetos sujetados? 2 Si la Historia está en manos de Dios, ¿qué hacen los hombres? 3 ¿En qué consiste la ruptura de Descartes con el pensamiento teologal del Medioevo? 4 Descartes, ¿un héroe del pensamiento? 1 ¿Sujetos sujetados? Habíamos dicho en el programa anterior que la Filosofía tiene como surgimiento la condición finita del hombre, que en realidad si el hombre no fuera un ser finito –un ser finito es una frase demasiado exquisita para decir estira la pata-, más concreto: el hombre se muere, y es porque se muere que el hombre reflexiona, filosofa, hace todas las cosas que hace sobre este mundo. Si en lugar de hombres fuéramos dioses no nos preocuparían las cosas que preocupan a la Filosofía, porque los dioses no hacen Filosofía: los dioses son dioses, o retozan en el Olimpo o les dictan las tablas de la ley a Moisés o hacen cosas que ninguna de las cuales implica morir. Pero el hombre sí, el hombre es un ser finito y lo interesante de esto es qué pasaría si fuéramos inmortales, qué pasaría si no nos muriéramos. Hay un cuento, excelente cuento, porque no todos los cuentos de Borges son buenos, pero éste es bueno, es bueno en serio, que es “El inmortal”. “El inmortal” trata la historia de alguien que no va a morir jamás y se encuentra con Homero una vez – Homero que es inmortal- entonces narra y dice: “me despedí de Homero en las puertas de Tanger. Creo que no nos dijimos adiós”. Claro, porque dos inmortales no se pueden decir adiós. Dos inmortales, inevitablemente, en el largo de su inacabable vida se van a volver a encontrar en algún momento. Nosotros decimos “adiós”, “hasta luego”, “hasta pronto”, “que te vaya bien en ese viaje”, “ojala vuelvas pronto”, porque sabemos que cada partida puede no tener un retorno; dos inmortales que se separan saben que en algún momento de sus vidas se van a volver a encontrar. O sea que el hombre es un ser patético porque vive una situación patética: la de saber su finitud, pero a la vez es un ser precioso porque cada uno de los instantes de su vida vale infinitamente. El instante de la vida de un inmortal no vale nada, porque ese instante va a ser repetido hasta la náusea, va a ser repetido hasta el infinito. En cambio cada uno de los instantes de nuestra vida es único porque es un camino hacia la muerte, es verdad, pero es también nuestra vida actual, presente, que estamos viviendo ahora. Entonces, eso es lo que nos hace preciosos, preciosos, cada momento de nuestra vida es precioso. Eso es lo que Borges básicamente plantea en ese cuento “El inmortal” y lo plantea muy bien, con muy buena prosa, porque Borges escribía muy bien. Ahora, el pensamiento filosófico es deseable que sea autónomo y no sólo el pensamiento filosófico, el suyo también, el mío también. En general, es conveniente, es recomendable que nuestro pensamiento sea autónomo, que sea nuestro, que no seamos pensados por el sistema –por darle un nombre general a la cosa-. Hay un enorme sistema que nos piensa, que piensa todo por nosotros, entonces nos ahorra la terrible tarea de pensar. A esto Heidegger lo llama vivir en estado de interpretado. Casi toda la gente de este mundo vive en estado de interpretado. Les voy a dar un ejemplo de estado de interpretado: la ideología taxi –yo tomo muchos taxis, espero que los taxistas no se enojen conmigo-, pero, generalmente uno sube al taxi y el taxista argentino tiene una costumbre muy peculiar que es que uno sube y él le empieza a hablar. Esto es muy argentino. Pero le empieza a hablar de lo que escucha por la radio, entonces apenas uno escucha dos palabras ya sabe qué radio escucha, entonces uno puede decirle mire, no siga hablando porque yo ya sé que usted me va a decir esto, esto, esto y esto. Ah –dice el taxista- ¿cómo lo sabía? Y lo sé porque eso es lo que dicen en la radio que usted escucha. Entonces usted no está diciendo sus ideas, está diciendo las ideas de la radio que escucha. Usted no está hablando, está siendo hablado. Usted no está pensando, está siendo pensado. Usted vive en estado de interpretado, sus ideas no son suyas, lo que usted dice no le pertenece. Entonces, esta cuestión de vivir en estado de interpretado Heidegger la va a llamar la existencia inauténtica. La existencia inauténtica es, ante todo, aquella que es incapaz de reflexionar de cara a la finitud del hombre. La existencia inauténtica es aquella que vive en exterioridad. Vamos a dar 2 o 3 elementos de la existencia inauténtica: la avidez de novedades, la gente vive devorada por la avidez de novedades, salta de una cosa a la otra. Qué hay de nuevo en Literatura, tal cosa. Qué hay de nuevo en moda, tal otra. Por eso la moda, que es un ejemplo total de la avidez de novedades, cambia constantemente, justamente para facilitar, posibilitar y promover el consumo. Después está también “lo que hay que leer”, “lo que hay que ver”, etc. Quienes actúan así son sujetos sujetados por el poder. 2 Si la Historia está en manos de Dios, ¿qué hacen los hombres? La Filosofía tiene como condición de posibilidad dejar de lado a Dios porque la Filosofía es un sistema de formular preguntas y de posibilitar algunas respuestas.
  • 6. 6 Pero fundamentalmente yo diría que la Filosofía es el arte de preguntar, en cambio Dios es el arte o el Ser que da todas las respuestas. Durante el Medioevo, los hombre no hicieron Filosofía porque la verdad les era revelada por Dios. Al serles la verdad revelada por Dios, no buscaban la verdad, bastaba creer en Dios, bastaba creer en lo que Dios revelaba a través de los textos evangélicos para tener todas las respuestas. Era una situación bastante cómoda. La vida era un páramo de lágrimas pero alguien había venido a sufrir y había redimido todos nuestros pecados y tenía una promesa, que es la promesa divina, que es que vamos a llegar al reino de los cielos y ahí seremos todos eternos y felices. Este relato paraliza a los seres humanos porque todo está resuelto, no hay preguntas que hacer porque Dios las responde a todas. No hay orden histórico que transformar porque este decurso histórico no es el importante sino el que va a venir después, el del reino de los cielos. Entonces, durante 10 o 13 siglos la Historia permaneció detenida. Permaneció detenida porque no son los hombres los que hacemos la Historia. Cuando los hombres se someten a la veracidad divina, al juicio divino, a la promesa divina; no toman la Historia entre sus manos. El que está haciendo la Historia es Dios. Es tanto lo que creen en la figura de Dios y de sus representantes terrenos que quedan históricamente paralizados. Si a eso le añadimos el poder despiadado, terrenal, de la Inquisición, entonces los hombres trabajan, son labriegos, y toda verdad es una verdad revelada por Dios. Y la duda que pueda tener cualquier hombre la tiene que ir a decir en el confesionario, entonces en el confesionario surge lo que Michel Foucault llama “el poder pastoral”. El poder pastoral es uno de los poderes más despóticos que se han instalado en la Tierra porque ese poder es el poder de los representantes de la Iglesia en el confesionario. Es decir, qué hace alguien cuando va al confesionario: le va a decir al cura al cual se somete en el confesionario aquello que le pasa padre he pecado, padre he hecho esto y aquello. El cura lo escucha y domina su subjetividad, la tiene, el otro le entrega su subjetividad al cura y el cura la recibe y le da la penitencia. Entonces, hay un poder pastoral –dice Foucault- que se realiza a través de la confesión. Luego –va a decir Foucault- va a venir el poder pastoral del Estado, va a ser el Estado moderno el que a través de la Ciencia, las prisiones, los manicomios, el psicoanálisis, va a representar ese poder pastoral. Ustedes observan que lo interesante es que esa confesión que el hombre del Medioevo le hacía al cura es muy similar a la confesión que el paciente le hace al psicoanalista hoy en día. De modo que el poder pastoral del Estado moderno lo tienen las instituciones medicinales, psicoanalíticas, las cárceles, los manicomios, donde se agrupa a la gente. 3 ¿En qué consiste la ruptura de Descartes con el pensamiento teologal del Medioevo? Colón al descubrir América representa la decisión del hombre prometeico de ir a la conquista de los territorios nuevos. Es una empresa capitalista porque Colón va a América para expropiar América. Entonces cuando decimos que la conquista española de América implicó la muerte de 50 millones de indígenas tratemos de sacar esta cifra de la estadística y de pensarla como lo que realmente es: cada uno de esos 50 millones fue uno. Hay una frase sobre el holocausto judío que dice: “no mataron 6 millones de judíos, mataron un judío y después lo mataron 6 millones de veces más”. Entonces esta conquista es un genocidio americano hecho por el hombre capitalista. Como los españoles eran algo lentos en esto fueron aventajados por los piratas que robaban los galeones españoles que tenían el oro y lo llevaban a Inglaterra que se hizo la gran nación de la burguesía industrial. Ahora bien, en 1637 Descartes pone al Hombre en la centralidad, desplaza a Dios. Dios ya no es el que está en la centralidad, ya no es el centro que revela la verdad a los hombres. Ahora lo que es puesto en la centralidad de la explicación de la historia humana es el hombre. El hombre en tanto sujeto, el hombre en tanto pensamiento, el hombre en tanto subjetividad. Lo que hace Descartes con esa famosa frasecita “pienso, luego existo” -cogito ergo sum- lo que está diciendo Descartes es que el sujeto capitalista al cual él representa se define por la subjetividad y que ahora es la subjetividad aquello que da fundamento a todo lo existente. La subjetividad es ahora el subjectum. El subjectum es aquello que subyace a todo lo que existe. Así como los griegos lo llamaban hipoqueimenon, aquello que es el basamento de todo lo existente. Descartes, al poner el pensamiento como base de todo decurso filosófico, histórico, etc., etc.; ahora es la subjetividad del hombre el punto de partida de todo razonamiento. Con esto entonces nosotros tenemos nada menos que esta subjetividad (esto que yo estoy explicando habitualmente no se explica de este modo, habitualmente se dice que Descartes dijo “pienso, luego existo” y después vino Kant y dijo “las condiciones de posibilidad del sujeto son las mismas que las del objeto” y después vino Hegel y dijo “todo consiste en concebir a la sustancia como sujeto”; es decir, qué hace esa gente, no hace historia razonada de la Filosofía. Hace historia de los héroes del pensamiento: Descartes, pasamos a Kant, pasamos a Hegel, pasamos a Nietzsche). Entonces todo esto es un gran movimiento, Colón descubre América, Copérnico, Giordano Bruno, Galileo y Descartes. Y Descartes viene a decir ya que hemos desafiado tanto, en el campo astronómico, al poder de la Iglesia, digamos la verdad: el hombre se está adueñando de la Historia. Cuando Descartes y el Renacimiento surgen es que el hombre se está adueñando de la Historia. Les voy a dar un ejemplo muy contundente: durante
  • 7. 7 13 siglos de la Edad Media no pasó nada o pasó poco, el Discurso del método es de 1637 y en 1789 ocurre la gran Revolución burguesa que es la Revolución Francesa. De 1637 a 1789 hay muy poco tiempo. Cuando Descartes escribe el Discurso del método le está cortando la cabeza a Luis XVI, porque ahí es el hombre de la burguesía el que se pone en la centralidad, es el hombre de la burguesía capitalista que comienza a hacer la Historia. Entonces, cuando el hombre comienza a hacer la Historia, la Historia se dinamiza porque el hombre ya no está esperando de Dios que Dios haga la Historia, la hace él. La Historia cobra un ritmo que antes no tenía porque antes era la etapa de “la espera”, se esperaba el reino de los cielos. Ahora los hombres ya no esperan nada, lo hacen todo ellos. 4 Descartes, ¿un héroe del pensamiento? Hegel decía que Descartes era un héroe del pensamiento y efectivamente lo es. Es un héroe del pensamiento del capitalismo burgués. Con Descartes surge lasubjetividad capitalista. A algunos quizás les llame la atención que yo una a Descartes con el surgimiento de la subjetividad capitalista pero la Filosofía es así, la Filosofía surge en medio de la Historia y en medio de las relaciones de producción y en medio de las relaciones sociales de producción. Descartes es un señor burgués que decide que la subjetividad de su clase social, la burguesía, es el elemento fundante de toda la realidad. Entonces Hegel, que también era un filósofo de la burguesía, lo llama héroe del pensamiento porque se ha atrevido a dudar de todo y, sobre todo, se ha atrevido a dejar de lado a Dios como principio supremo. Entonces, la cabeza de Luis XVI, cuando cae, no es que sea Descartes el que le tiró la guillotina y la cabeza rodó, pero sí es el pensamiento de Descartes el que dio origen a ese proceso histórico que llevó a las turbulentas jornadas de la Revolución Francesa, a la toma de la Bastilla y el decapitamiento de Luis XVI. Es muy interesante ver que el pensamiento de Descartes es subversivo. (En la Argentina esta palabra tiene un triste recuerdo y, en realidad, cada vez que la decimos nos ponemos mal porque recordamos etapas muy negras de la Argentina en las cuales ni por asomo este programa habría podido ser realizado. Todos los que estamos haciendo este programa, en otra etapa de la Argentina, salíamos a la calle y no existíamos más después, ya nos estaban esperando). El pensamiento de Descartes es subversivo porque cuestiona el orden instaurado de la teología medioeval, cuestiona el orden de la Iglesia y cuestiona el orden de la Inquisición. Por eso Descartes, que quizás no era demasiado valiente, escribió el Discurso del método en Holanda que era un país liberal en donde todavía se podía escribir y pensar. Porque un filósofo para pensar tiene que tener cierta tranquilidad de espíritu, no se puede pensar y esperar que a uno lo vengan a buscar para decapitarlo y tirarlo por ahí, ese tipo de cosas. El pensamiento exige la libertad del contorno. Los regímenes autoritarios lo primero que hacen es establecer un dogma y prohibir el pensamiento libre. Eso ocurre en la Iglesia medioeval y ocurrió en el régimen soviético durante el estalinismo, se establece un dogma del partido y el que piensa fuera del dogma del partido es liquidado: Siberia. Bueno, entonces, el pensamiento de Descartes es subversivo porque subvierte, lo que subvierte es lo que cambia y lleva que una cosa se transforme en otra. El pensamiento de la burguesía capitalista que expresa Descartes se expresa en la realidad a partir de la praxis de los revolucionarios franceses. Hay cosas notables que influyen en la Historia, una de las cosas que más definió el ímpetu salvaje de la Revolución Francesa fue el pensamiento de los ilustrados, el pensamiento de la Ilustración. Los que escribieron la Enciclopedia: Diderot, D’alambert, Rouseau, Voltaire. Pero, hubo una frase de María Antonieta que llenó de indignación y de fuerza revolucionaria a toda la población –al menos a las clases que pasaban hambre-. Le informaron a esta reina que el pueblo tenía hambre y, célebremente, María Antonieta preguntó: ¿por qué tiene hambre el pueblo? Y le dijeron: porque no tiene pan. Y ella respondió: bueno, que coman pasteles. Y éste fue uno de los motivos que dinamitó la Revolución Francesa. Esa frase resultó intolerable para la plebe y la plebe a partir de esa injuria decide rebelarse y la revolución se desata. Como vemos a veces basta un elemento de irritación para que una situación encuentre el desenlace histórico detrás del cual estaba. O sea, 13 siglos de Edad Media no resuelven nada y la subjetividad del hombre capitalista de la modernidad se arroja en una historicidad desbocada que en poco más de un siglo produce la Revolución Francesa. La Revolución Francesa pone al hombre capitalista en la centralidad. Es la burguesía capitalista la que se adueña del poder. La monarquía pertenece al pasado. Una revolución consiste en poner en el centro de la Historia a la clase históricamente más moderna, más revolucionaria. La actitud que va a tener el hombre capitalista es la actitud de hacer la Historia. Como vamos a ver -y esto va a volver muy apasionante nuestro curso- el capitalismo va a generar su antagonista que va a ser el proletariado, y eso nos lo va a explicar el cabezón barbado Marx. Ahora lo dejamos ahí. Me voy, porque la filosofía tiene que salir a la calle y ensuciarse un poco.
  • 8. 8 ENCUENTRO 3: COLÓN DESCUBRE AMÉRICA; DESCARTES, LA SUBJETIVIDAD Sumario 1 ¿Qué es el humanismo? 2 Descartes demuestra la existencia del pensamiento, pero ¿cómo demuestra le existencia de la realidad externa? 3 El sujeto cartesiano, ¿un sujeto transparente? 4 El dualismo entre el sujeto y el objeto, ¿es un dualismo insuperable? 1 ¿Qué es el humanismo? Tenemos dos grandes descubrimiento: Colón descubre América y Descartes descubre la subjetividad. No siempre estas cosas se relacionan, en realidad, yo ya lo dije y lo vuelvo a decir: la historia de la Filosofía se estudia mal, la Filosofía se estudia mal. ¿Por qué? Porque la Filosofía se estudia como si los filósofos fueran unos tipos distraídos que andan por ahí pensando cosas que nadie entiende. En cambio los filósofos son seres muy terrenales, metidos en grandes procesos históricos que ellos integran y dinamizan con su pensamiento. Entonces la relación de Descartes y el descubrimiento de América no es frecuente que ustedes la encuentren en los libros de filosofía porque van a decir: para qué vamos a poner el descubrimiento de América en un libro de filosofía, si un libro de Filosofía no es un libro de Historia, y un libro de Historia no tiene que ser un libro de Filosofía. Pero no, Descartes y Cristóbal Colón tienen mucho que ver porque Cristóbal Colón descubre América para el capitalismo, como lo habíamos visto. No es que descubre América porque América no existía, América existía, pero no existía para los ojos mercantilistas del capitalismo. El capitalismo descubre América con Colón e incorpora a América al mundo europeo que era el mundo por ese momento. Entonces se establece así un sistema mundo. Ahora, este sistema mundo requiere a un protagonista y el protagonista es el hombre. Es el hombre el que sale a buscar nuevos mundos. Porque el hombre medioeval no hubiera buscado nunca nuevos mundos porque el mundo era un lugar de pasaje, un lugar de llanto, un mero camino hacia el reino de los cielos. Pero el hombre de la modernidad sale a buscar nuevos mundos, éste es el hombre capitalista. Este hombre necesita tener una subjetividad, necesita pensarse a sí mismo, necesita saber quién es él, cuál es su relación con la realidad exterior. Y aquí aparece Descartes que, como lo dijimos, parte de una concepción de la Filosofía como duda. Descartes ha demostrado la existencia del pensamiento pero no demostró la existencia de las cosas externas. Lo que ha hecho hasta ahora Descartes es poner al Hombre en la centralidad. El hombre es el centro. Ese hombre es el sujeto capitalista de la Historia y con esto nace el humanismo. El humanismo nace cuando el hombre ocupa la centralidad y desplaza a Dios de la centralidad. Este humanismo lo llamamos humanismo porque parte del hombre. ¿De dónde parte Descartes? Parte de la subjetividad, pero es la subjetividad del hombre. El humanismo –vamos a definirlo así- es una concepción que hace del hombre el punto de partida epistemológico fundamental. Epistemológico se refiere a todo aquello que sea el pensamiento científico de la realidad. Entonces, el humanismo es esa concepción que parte del hombre como sujeto, del hombre como sujeto centrado a partir del cual es posible conocer todo lo otro que hay en el mundo. El nuevo problema que encarna Descartes y el problema que realmente lo va a angustiar seriamente es un problema que podemos disfrutar planteándolo. Veámoslo así: este señor, este señor René Descartes, en Holanda junto a una estufa, tranquilo, protegido por la monarquía holandesa, sin miedo a la Inquisición, descubre que el centro del pensamiento es la subjetividad. Está seguro de eso. Yo estoy seguro –dice Descartes- de que mi pensamiento es el origen de todo posible filosofar. ¿Y la realidad externa? Fíjense ustedes que para el sentido común esto es casi risible, un buen hombre, laborioso, campesino, le diría a Descartes: no sé por qué usted se plantea estas cosas: es tan evidente que mi vaca está ahí, que mi carruaje está ahí, que mi azada está ahí… Ah no –dice Descartes- pero yo soy un filósofo, yo tengo que dar cuentas, yo tengo que justificar metodológicamente, epistemológicamente, filosóficamente, que la realidad externa existe. 2 Descartes demuestra la existencia del pensamiento, pero ¿cómo demuestra le existencia de la realidad externa? Descartes dice: ya que yo veo todas esas cosas allá afuera, esas cosas tienen que existir, porque si yo las viera y no existieran, Dios me estaría engañando. Entonces, tienen que existir porque Dios es infinitamente bueno, es infinitamente veraz, es incapaz de todo engaño y si yo veo todo lo que está allí afuera es que Dios no me está engañando sino que todo eso que está allí afuera está. Ahora, Descartes introduce aquí una figura muy simpática que es la del genio maligno (le maligne genie, en francés). Descartes escribía todo en francés. Esta digresión es muy importante porque Descartes escribía en francés -no escribía en latín- porque quería hacerse entender, quería llegar para que la gente lo entendiera, quería llegar al pueblo en última instancia.
  • 9. 9 Entonces dice podría haber un genio maligno que me engañara y todo lo que está allí afuera no existiera. Yo estaría viendo todo eso y eso no existe porque el genio maligno me está engañando. Sin embargo, dice, la veracidad de Dios tiene que ser más fuerte que el poder del genio maligno. Yo no puedo dudar de la veracidad divina. Así Descartes llega a la siguiente conclusión: todo aquello que yo veo que está allí afuera, es decir la res extensa, la cosa externa, tiene que existir porque si no existiera Dios me estaría engañando y yo creo en la veracidad divina. Ahora bien, metodológicamente, como vemos, Descartes se ha traicionado porque para demostrar la existencia exterior de las cosas no se ha remitido a su fundamento primero: el pensamiento; sino que se ha remitido al viejo fundamento de la teología medioeval, a Dios. Entonces estamos de nuevo en la teología medioeval y para demostrar la existencia de la realidad externa Descartes recurre a Dios. Recuerdo un chiste muy lindo que se contaba en mis viejos años de estudiante en la calle Viamonte. En la calle Viamonte estaba la Facultad de Filosofía y ése era un ámbito mítico donde circulaban personajes como Oscar Masotta, León Rozitchner, Eliseo Verón, Sebreli… y a veces yo. Bueno, había un chiste que salía en una revista que era el siguiente: era una broma a la filosofía idealista; en el primer cuadrito de la historietita salía un filósofo y había un florero dibujado en el aire y el filósofo decía: ese florero está ahí porque yo lo pienso, como yo pienso ese florero ese florero está ahí. Segundo cuadrito, el florero y el filósofo; el filósofo dice: si yo dejara de pensar que ese florero está ahí… tercer cuadrito, el florero sólo, y se escucha la voz del filósofo: ese florero dejaría de existir. Cuando en realidad el chiste era que el que dejó de existir fue el filósofo. Este es un chiste típico del materialismo filosófico, el que propone la primacía de la materia por sobre la subjetividad. Nosotros éramos muy jovencitos y estábamos estudiando a Descartes en 1966. En 1966 se da el golpe cavernícola del general Juan Carlos Onganía. A Onganía le habían dicho que en las facultades residía el monstruo marxista, entonces Onganía decidió extirparlo. Para extirparlo hizo lo de siempre: mandó los camiones de asalto y la policía con los palos -había salido un chiste de Quino por esa época que llamaba al palo de la policía “el palo de abollar ideologías”-. Entonces la policía entra en las facultades, era la primera vez que se violaba la autonomía universitaria, la policía de Onganía entra en Ciencias Económicas, Ciencias Sociales, pegan muy duramente, hay profesores que salen ensangrentados. Nosotros estábamos en Filosofía y la cosa fue más calma, pero lo divertido fue que estábamos planteándonos cómo demostrar la veracidad de la realidad exterior, estábamos estudiando a Descartes y nos preguntábamos: ¿cómo demostrar que la realidad externa realmente existe? En ese momento entra la policía y hace una doble fila y nos hicieron pasar por el medio y nos dieron palos de arriba a abajo y ahí nos dimos cuenta que existía la realidad externa. La realidad externa existía, nos molía a palos y era fascista. 3 El sujeto cartesiano, ¿un sujeto transparente? Aparte de los bastones de la policía de “abollar ideologías”, la subjetividad como principio fundante de la Filosofía y como elemento a partir del cual se podía probar la existencia de la realidad externa, el cogito cartesiano (el “pienso, luego soy”) va a recibir varios palazos a lo largo de la historia. Pero hay uno, sobre todo, que en Buenos Aires es muy conocido que proviene de la cualidad neurótica de esta ciudad portuaria llena, precisamente, de neuróticos; y donde hay muchos neuróticos hay muchos psicoanalistas. Y donde hay muchos psicoanalistas hay muchos neuróticos a la vez. Ahora comienzan a haber muchos psicofármacos, quizás esto reduzca a los neuróticos y a los psicoanalistas… bueno, no importa. Paso al tema al que quería ir. El tema al que quiero ir es Freud. Sigmund Freud es un hombre que dijo una frase muy adecuada: “un cigarro a veces es un cigarro”. Porque siempre que uno ve un cigarro dice: oh, eso es un pene. No, no, a veces un cigarro es un cigarro, aún en Buenos Aires. El golpe que el psicoanálisis le da al sujeto cartesiano se puede explicar así: Freud le diría a Descartes: mire, Renato, hay algo que usted no tuvo en cuenta. Usted, Renato –le preguntaría Freud- ¿se come las uñas? Sí – le diría Descartes. ¿Usted a veces hace actos que no puede controlar? Uy, sí, sí – respondería Descartes. ¿Usted sueña cosas, sueña con su padre, con su madre? Sí, sí – volvería a responder. Bueno, usted es un neurótico – le diría Freud. Hay cosas en su sujeto transparente, traslúcido, indubitable de todo conocimiento; hay cosas que ese sujeto ignora. El inconsciente es todo aquello que no pasa por la conciencia – le diría Freud- que no se entiende desde la conciencia y que no puede ser ni conocido ni controlado por la conciencia. Su conciencia, Descartes, no es tan tranparente, sino que está herida, su sujeto está dividido, porque hay en él una opacidad que lo lleva a hacer actos que no quiere hacer, lo lleva a tener conductas repetitivas que no quiere tener, lo lleva a soñar cosas que le revelan o le ocultan otras cosas. Entonces Freud le enseñaría a Descartes la primera gran herida del narcisismo del cogito que es la existencia del inconsciente. Yo quería anunciar lo anterior para dejarlo planteado: la gran herida del cogito cartesiano va a ser esa. Esta planteado en muchos libros de Freud, quizás en algunos más que en otros. Es bueno recurrir a ciertos libros de Freud para descubrir la forma brillante en que don Sigmund ha trabajado el inconsciente que hiere al cogito cartesiano. Ahora, el problema en el que habíamos dejado a Descartes era cómo se demostraba la existencia de la realidad externa. Ahí Descartes recurre a la veracidad divina.
  • 10. 10 Pero para recurrir a la veracidad divina hay que demostrar que Dios existe. Pero cómo sé que Dios existe… éste es todo un problema. Esto es lo que se llama “la prueba ontológica”. La prueba ontológica es la prueba acerca del ser de Dios, es decir que Dios tiene un ser y que ese ser expresa su existencia. Hay un punto que yo voy a analizar acerca de cómo Descartes demuestra la existencia de Dios y que es el punto más genuinamente cartesiano porque él va a decir: dado que la imagen de Dios está en mí y dado que en mí la imagen de Dios es la imagen de un ser perfecto, existe en mí la idea de la perfección. Si la idea de la perfección existe en mí que soy un ser imperfecto, quiere decir que alguien que es perfecto la puso ahí. Existe en mí la idea de la perfección, yo no soy perfecto, por eso alguien que es perfecto la puso en mí y ése es Dios. Sin embargo, ustedes observen que esta demostración que hace Descartes de la existencia de Dios está hecha a partir de la subjetividad también. Porque no demuestra la existencia de Dios dejando de lado la subjetividad sino que la demuestra partiendo otra vez del cogito, ¿por qué? Porque Descartes dice: dado que existe en mi subjetividad, en mi pensamiento, en mi cogito, la idea de la perfección, debe existir un ser perfecto. Es decir que demuestra la existencia del ser perfecto porque existe en la conciencia la idea de la perfección. Está bien, es como haber tirado la toalla –dentro del pensamiento de Descartes-, es una aflojada, pero es una aflojada hasta cierto punto porque demuestra la existencia de Dios ya que en su pensamiento existe la idea de la perfección. Es desde el pensamiento que demuestra la existencia de Dios. 4 El dualismo entre el sujeto y el objeto, ¿es un dualismo insuperable? Sartre va a demostrar que no hay una conciencia por un lado y un mundo por otro, que la conciencia es intencional, que la conciencia está toda ella arrojada sobre el mundo. Que no es que exista conciencia aquí y el mundo ahí. Hay conciencia (de) mundo, eso es lo que hay. El mundo le es inalienable a la conciencia. No hay una conciencia que no sea, a la vez, conciencia (de) mundo. Esto es lo que Sartre y los fenomenólogos van a llamar intencionalidad de la conciencia. La conciencia no existe reposando en sí. Sartre tiene una hermosa imagen que es “como conteniendo el aliento”. La conciencia no está conteniendo el aliento, la conciencia está como vomitada, expectorada sobre el mundo, está toda ella arrojada sobre el mundo. Cuando yo corro detrás de un colectivo, no hay conciencia de estar corriendo detrás de un colectivo, la única conciencia que hay es conciencia-colectivo. Si yo tomara conciencia de que estoy corriendo el colectivo lo perdería porque sería un momento en el cual me bloquearía. Ahora, volviendo a Descartes –pero no olvidemos esto sobre lo cual vamos a volver: las filosofías fenomenológicas son aquellas que hacen a la conciencia un acto de pura intencionalidad. La conciencia se arroja sobre el mundo. No hay un mundo ahí y una conciencia acá. Hay conciencia-mundo-. Me interesa volver al rol del filósofo en Descartes. Descartes en el final del Discurso del método tiene un muy lindo texto, termina con un texto cálido, dice: quienes lean esto y les guste, yo no quiero para mí fortuna ni grandes empleos, sólo deseo que me dejen disfrutar de mi ocio. En realidad, el rol del filósofo es que lo dejen disfrutar de su ocio que es un ocio creativo, no es un ocio de tirarse panza arriba a escuchar CDS, sino que es un ocio que le permite pensar. La concepción que tiene Descartes del filósofo es la de un hombre que necesita serenidad para pensar. De esa serenidad van a salir sus obras. El filósofo no transforma al mundo con la espada ni con las bombas ni con la metralla, lo transforma con el pensamiento si pone su pensamiento al servicio de la transformación del mundo. Ya vamos a ver que ésta es la tesis 11 de Marx y es la que justamente propone algo revolucionario para la filosofía que es no sólo pensar el mundo sino que también transformarlo. Descartes, que no se lo proponía, que sólo quería que lo dejaran pensar tranquilo y que le dieran el patrimonio de su ocio y sobre todo no pedía ningún empleo -porque los empleos le quitan tiempo al filósofo-. Quería usar su ocio para la libertad del pensamiento. Esto nos lleva a revisar la imagen del filósofo como un ser distraído, que anda por las nubes, no, todas esas son macanas. Los filósofos son los seres más atentos a la realidad que existen. Además los filósofos son aquellos pocos seres que todavía tienen tiempo para pensar el mundo porque hoy, por ejemplo, ya nadie tiene tiempo para pensar el mundo, las personas apenas si tienen tiempo para cumplir sus tareas cotidianas: levantarse, desayunar, trabajar, comer y dormir. El filósofo se hace tiempo todavía para pensar la realidad o sea que quizás el filósofo, a quien se lo tiene como el tipo que está voleado en medio de las ideas, sea el personaje que todavía puede pensar este mundo y descubrir todo tipo de aristas: sus aristas irritativas, sus aristas bellas, sus aristas injustas, sus aristas intolerables, sus aristas ignominiosas; marco éstas porque son la mayoría de las que constituyen nuestro mundo. Hanna Arendt había propuesto una imagen del filósofo como el tipo distraído para justificar a Martín Heidegger que había sido el maestro y el amante de su juventud y había dicho que Heidegger había caído en el nacional socialismo como Tales o Anaximandro –no recuerdo exactamente, pero creo que fue Tales de Mileto- había caído en un pozo por mirar las estrellas. Bueno, es una torpe justificación de lo que le pasó a Heidegger. Él se hizo nacional socialista con total conciencia y lucidez, y los filósofos no andan mirando las estrellas ni se caen en los pozos. Cuando miran las estrellas lo hacen para tener una concepción del Universo y esa concepción del Universo los lleva siempre, inexorablemente, a tener una concepción de la vida y comprometerse con ella.
  • 11. 11 ENCUENTRO 4: LA FILOSOFÍA CORTA LA CABEZA DE LUIS XVI Sumario 1 ¿Qué es un filósofo idealista? 2 ¿Qué es el Iluminismo? 3 ¿Cuál es el rol del intelectual revolucionario? 4 ¿Es este el mejor de los mundos posibles? 1 ¿Qué es un filósofo idealista? Habíamos visto que la Filosofía no era la historia de lo que llamábamos antes “los héroes de la Filosofía”, sino que la Filosofía es la historia de los desarrollos históricos de los cuales los filósofos forman parte y Descartes, concretamente, surge en la Filosofía como aquel que expresa la subjetividad capitalista, al sujeto capitalista, al hombre del capital. Y que para esto tiene que darse todo un proceso histórico en el cual el descubrimiento de América, Copérnico, Galileo, Giordano Bruno cuestionan el orden de la teología medioeval. Surge así el ergo sum cartesiano, el “pienso, luego existo”, que es partir del sujeto como punto indubitable del conocimiento de la realidad. Este partir del sujeto como punto inicial para el conocimiento de la realidad es lo que llamamos las filosofías idealistas. Las filosofías idealistas son aquellas que parten del yo para conocer la realidad. Vimos todos los problemas que se le causaban a Descartes para demostrar la existencia de la realidad externa. Como Descartes se había preguntado si todo lo que existía, todo lo que él veía allí afuera, realmente era real, había imaginado la existencia de un genio maligno que lo engañaba. Pero, había dicho que ese genio maligno no puede existir porque Dios es absolutamente bueno y si yo veo todas esas cosas allí afuera debo confiar en la veracidad divina. Dios no habrá de engañarme. Pero para esto tenía que demostrar –seguimos repasando- la existencia de Dios y para demostrar la existencia de Dios Descartes dice: Dios existe porque Dios es perfecto, y la idea de la perfección está en mí. Y si la idea de la perfección está en mí no la puedo haber puesto yo que soy un ser imperfecto, la tiene que haber puesto un ser perfecto y ese ser perfecto es Dios. Ahora vamos a pasar de Descartes a un pensador que se las trae. Miren, yo voy a ser sincero con ustedes, Immanuel Kant no es un filósofo fácil, vivió toda su vida en la ciudad de Kenisberg, escribió “La crítica de la razón pura” que es su obra fundamental junto con “La crítica de la razón práctica” y “La crítica del juicio”; la escribió en muy poco tiempo con un enorme descuido por el estilo y un enorme descuido por la claridad. En realidad las dos cosas van juntas: allí donde hay una mala escritura no puede haber una clara exposición. Una clara exposición de las ideas requiere una clara escritura también. Cuando uno entiende y quiere hacerse entender, tiene que saber cómo hacerse entender. En este sentido, el estudio de la Filosofía cuando se aplica a la docencia tiene dos partes fundamentales: una es que uno entienda y la otra es que uno sepa cómo transmitir ese conocimiento. Pero esto a Kant no le importó mucho, ergo la Filosofía kantiana no tiene la transparencia de la Filosofía cartesiana. En general, la Filosofía cartesiana se caracterizaba por ser clara y distinta como Descartes lo decía. Kant es un filósofo oscuro. Yo no voy a tratar la improbable misión de simplificarlo. Les voy a contar una anécdota para aclarar esto. Parece que cierto día Einstein, el físico, iba caminando por ahí y se le acerca un tipo y lo encuentra. Hola Einstein –le dice- ya que lo encuentro quería preguntarle si me puede explicar la teoría de la relatividad. Einstein que ese día estaba de evidente buen humor le dice sí, como no, le voy a explicar la teoría de la relatividad. ¡Caramba! –dice el tipo- tampoco la entendí ahora: ¿me la podría explicar de nuevo? Se la explica por cuarta vez, tampoco la entiende. Quinta vez, tampoco. Y así se la sigue explicando y el tipo no la entiendo, no la entiendo. Hasta que al final llega un momento que el tipo le dice: ah, sí, ahora la entendí. Y Einstein lo mira y le dice: bueno, pero esto ya no es la teoría de la relatividad. Entonces yo puedo simplificar Kant hasta cierto punto pero no lo voy a simplificar, lo que voy a tratar de hacer es explicarlo claramente, con la mayor claridad que me sea posible, pero es un pensamiento difícil. Sin embargo lo vamos a unir a lo que vimos en Descartes. Dijimos que Descartes inaugura lo que llamamos filosofías idealistas. Dijimos que las filosofías idealistas son las que parten del sujeto en su tarea de reconocimiento de la realidad. Ustedes síganme bien porque no quiero interrumpir este pensamiento en este momento. En el idealismo, el sujeto es aquel que constituye al objeto. 2 ¿Qué es el Iluminismo? ¿Qué pasa con Kant? Kant es un filósofo que viene después de Descartes, por supuesto, pero después en qué sentido: en un sentido histórico fundamental. Nosotros dijimos que Descartes cuando dice “pienso, luego existo” le corta la cabeza a Luis XVI. Habíamos dicho que 13 siglos de Edad Media no habían acelerado la Historia en absoluto porque el hombre esperaba que todo lo hiciera Dios y no hacía nada, salvo esperar el cumplimiento de la promesa divina y el reino de los cielos. Pero con Descartes, al poner Descartes la
  • 12. 12 centralidad en la praxis del hombre, la Historia se acelera, la burguesía toma la Historia entre sus manos y la burguesía llega, en muy corto período de tiempo –si tenemos en cuenta que en 1637 es el “Discurso del método” y en 1789 la Revolución francesa - al asalto al poder. En 1789, en efecto, con la toma de la Bastilla y el decapitamiento de Luis XVI, la clase capitalista se adueña del poder. Esto va paralelo al avance del conocimiento en Filosofía. Si la burguesía se adueñó del poder, Kant tiene otra relación con la realidad externa. La realidad externa no es como para Descartes algo que pertenecía todavía a la monarquía. La realidad externa, en Kant, que es un filósofo del iluminismo, es ya algo que está por ser atrapado, dominado, tomado, por la clase social hegemónica que es la burguesía. Ergo: el objeto kantiano no va a ser ajeno al sujeto. Kant no va a recurrir a ninguna veracidad divina. El sujeto kantiano constituye al objeto, lo hace suyo, lo crea. El Iluminismo es una Filosofía que parte de la Razón como la luz, las luces de la Razón. Para un iluminista la razón es aquel poder que es capaz de organizar toda la realidad. Si nosotros nos remitimos aquí, a nuestro país, Mariano Moreno y Juan José Castelli eran iluministas. Y al ser iluministas ellos pensaban que su racionalidad podía darle a la realidad un orden que no tenía. En este sentido, la razón iluminista es totalmente revolucionaria -e incluso vamos a hablar en algún momento de las vanguardias iluministas revolucionarias del siglo XX-. Pero estamos en este momento: pensemos en Moreno y pensemos en Castelli. Moreno y Castelli qué dicen: este virreinato no es lo que nosotros queremos. Esta realidad exterior organizada como un virreinato que depende de la metrópoli no es lo que nuestra racionalidad quiere. Las luces de nuestra razón, que guían nuestro accionar, nos dicen que la realidad debe moldearse de otra manera. Debe moldearse de acuerdo a lo que nuestra razón determina. Esto, Moreno, que había traducido el “Contrato Social” de Rousseau, lo toma de los iluministas franceses. Los iluministas franceses son D’alambert, Diderot, Rousseau y Voltaire. Ellos escriben La Enciclopedia y es ahí donde vemos que la razón iluminista comienza a hacerse una con las masas y con la burguesía revolucionaria; y la razón iluminista qué es lo que dice: la sociedad tal como está organizada, hegemonizada por un rey que dice gobernar por derecho divino, que acumula a toda la monarquía en Versalles y pretende imponernos esa realidad… nuestra razón nos dice que esa realidad hay que ordenarla de nuevo. Esto tiene que ser claro –entendámoslo bien- aquí la razón ordena la realidad. La realidad esa que yo veo, con un rey que dice gobernar por derecho divino y todos sabemos que nadie gobierna por derecho divino, porque el hombre se adueñó de la Historia; y como el hombre se adueñó de la Historia que nadie me venga a decir que gobierna por derecho divino porque aquí los lazos con Dios los cortamos. Los cortó Descartes en 1637, así que los revolucionarios franceses hacían la revolución francesa en nombre de los derechos del hombre y los derechos del hombre no admitían ningún liderazgo de reyes que dijeran gobernar por derecho divino. Entonces, esa realidad –dicen los iluministas franceses, los racionalistas franceses hay que cambiarla porque nuestra razón nos lo está diciendo. Esa realidad no se compadece… esa realidad no está de acuerdo con lo que nosotros pensamos. O sea, ¿qué es un iluminista?, un iluminista es alguien que está tan seguro de lo que su razón le dice que se siente validado para imponer su razón a los hechos y modelar la realidad de acuerdo a lo que su razón le dice. Eso es el Iluminismo: la Diosa Razón, como dicen los revolucionarios franceses. La Diosa Razón es la que crea la realidad porque se subleva contra la realidad, la razón es revolucionaria. Cuando la realidad no está de acuerdo con la razón, la razón revoluciona modifica esa realidad hasta que esa realidad se relacione con ella como un espejo, le devuelva lo que ella cree que la realidad debe ser. Esto tiene mucho que ver con la filosofía kantiana y si ustedes entendieron esto no les va a ser tan difícil entender a Kant. 3 ¿Cuál es el rol del intelectual revolucionario? El rol del intelectual revolucionario lo estamos viendo. Los pensadores que impulsaron la revolución francesa, los llamados enciclopedistas, eran filósofos revolucionarios que vieron que el sentido de su época era que una nueva clase social –o al menos una clase social distinta a la que tenía el poder político (porque el poder económico ya estaba en manos de la burguesía)-, capitalista, debía tomar el poder político que todavía estaba en manos de la nobleza. Entonces estos intelectuales escriben un texto que es “La Enciclopedia” donde las brillantes plumas de los iluministas se unen para explicar lo que está pasando. En tanto lo explican, lo aclaran, inciden en los revolucionarios porque los revolucionarios, siempre que la realidad es puesta en ideas, no sólo luchan sino que saben por qué luchan. Aquí, en 1845, cuando los unitarios de Montevideo que luchaban contra Rosas leen el Facundo de Sarmiento dicen una frase notable: ahora sabemos por qué luchamos. Mientras que la frase que dice Rosas es justamente la contraria: así es como se me ataca. Ya verán que nadie me defiende de este modo. Entonces, el rol del intelectual es saber que participa de la Historia, saber que la Historia cambia, percibir esos cambios y hundirse en ellos como un elemento más; pero como el elemento de la comprensión, como el momento de la intelección del cambio. Porque todo proceso debe pensarse a sí mismo y se piensa a sí mismo en todos aquellos que participan de él, pero el intelectual revolucionario es el que tiene un protagonismo
  • 13. 13 fundamental en esto porque es el que está capacitado para pensarlo con más rigor. El rigor es tal porque forma parte de la historia de ese movimiento revolucionario. Por ejemplo, Voltaire escribe un libro muy encantador que es “Cándido o el optimismo”. Aquí lo que hace Voltaire es poner a un personaje al que llama Dr. Panglos y en él encarna una concepción del filósofo Leibniz acerca de el mejor de los mundos posibles. Leibniz había razonado muy simplemente del siguiente modo: Dios se había puesto a elegir mundos, de todos los mundos posibles Dios eligió el mejor para nosotros. O sea que éste, con todas las imperfecciones que tiene, es el mejor de los mundos posibles que Dios eligió para nosotros. Esta es la filosofía panglosiana del Dr. Panglos que tiende a la justificación absoluta de todo lo existente. De aquí que se diga de aquellos que tienden a justificar las situaciones de hecho, aún cuando sean atroces, que son panglosianos. Ahora, con esto Voltaire intentaba decir que se vivía en el peor de los mundos posibles y esto lo dice el personaje Cándido. Cándido le dice a Panglos: sin embargo, el mal se ha enseñoreado de la Tierra. ¿Cómo es esto que me dice usted que vivimos en el mejor de los mundos posibles? Panglos siempre le da un ejemplo que de tal cosa –que era horrible- había resultado otra que no era tan mala y de ésta había resultado otra que era horrible, pero había resultado otra que no era tan mala. Es decir que daba toda una justificación de lo existente ante la cual Cándido quedaba desarmado, pero el lector de Voltaire se daba cuenta de que Panglos era un personaje muy miserable destinado a justificar lo injustificable. Hay cosas que no tienen justificación posible. 4 ¿Es este el mejor de los mundos posibles? Marx dice que la Filosofía tiene que estar al servicio de tornar explícita la ignominia. Entonces va a decir una frase notable, realmente notable: hay que hacer la ignominia más ignominiosa pensándola, haciéndola conocer. Una vez que toman conciencia de su ignominia, su ignominia se les vuelve más ignominiosa porque la conciencia de la ignominia hace intolerable la ignominia. Es decir, yo puedo pasarme mi vida entera, hundido en una situación de indignidad. Si en algún momento no tomo conciencia de ella, puedo seguir así eternamente. Ahora, en ese momento, en el momento exacto en que tomo conciencia de mi indignidad, ahí hay un quiebre, hay una ruptura, ahí yo paso a ser otro. Ahí me miro desde otro lugar y me digo a mí mismo: esto no puede ser. Cuando digo esto no puede ser estoy revolucionando mi situación particular. A la vez, lo que logra Voltaire con su Cándido –que es una breve novelita que la lee mucha gente- es lograr la irritabilidad de las masas. Convengamos en que si hay masas irritables son las masas de la Revolución francesa. La Revolución francesa no es sólo la toma de la Bastilla, también es el Terror, es Robespiere, es Saint Jus, la guillotina, un proceso tremendamente complejo. Pero, el principio revolucionario de los ideólogos era irritar a las masas llevándolas al conocimiento de la situación de indignidad en que vivían. En la medida en que tomaban conciencia de esa situación de indignidad, la irritabilidad crecía y la rebelión estaba más cercana. La rebelión es imposible cuando no existe la conciencia de la indignidad. Lo que hace imposible la conciencia de la indignidad es creer que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Algunos viven en el mejor de los mundos posibles… digamos que hay una relación de cierta incomodidad, que para que algunos vivan en el mejor de los mundos posibles, otros tienen que vivir en el peor de los mundos posibles. Esta tremenda injusticia que subyace al sistema social –casi único en estos momentos-, esta situación tiene que llevarse a la conciencia de aquel que padece la indignidad. Yo diría que gran parte de la tarea de la Filosofía es revelarle… o conseguir que aquel que está sumergido en el oprobio durante su existencia, tome -en algún punto- conciencia de este oprobio. En la medida en que toma conciencia de este oprobio, la decisión de cambiar empieza ahí. En la medida en que no la toma, va a seguir siendo una mera cosa de un aparato que lo explota. Todo eso tiende a que el individuo no se encuentre con su propia subjetividad, que no llegue a ese momento en que se diga: pero ¿esta es la vida que yo quiero vivir, esto soy yo, esto es lo que soñé para mí? ¿Esto es lo que yo soñé de joven? ¿Hasta qué punto no estoy traicionando mis sueños de juventud? Porque yo pensé algo cuando era joven, después lo fui pensando cada vez menos, después entregué esto, después entregué aquello y ahora estoy aquí: entregado. Idiotizado. Viendo estupideces todo el día. Obedeciendo órdenes durante el día, comiendo mal, viendo estupideces y durmiendo mal. Esto tiene que cambiar. Ese momento exacto es el de la conciencia crítica. La conciencia crítica es ese momento en el cual el individuo descubre su yo, su yo verdadero, íntimo, el yo desde el cual él se permite cuestionar su propia vida y el mundo que lo rodea. Y esto es muy alentador. La Filosofía debe ayudar a que estas cosas ocurran. Son muy valiosas.
  • 14. 14 ENCUENTRO 5: LA EXPERIENCIA POSIBLE Y LA EXPERIENCIA IMPOSIBLE Sumario 1 ¿Qué es lo que Kant se propone conocer? 2 ¿Qué es el mundo de la experiencia posible? 3 ¿Qué relación entre sujeto y objeto propone la filosofía kantiana? 4 ¿Qué críticas recibe la filosofía constitutiva de Kant? 1 ¿Qué es lo que Kant se propone conocer? Venimos de tratar de entrar en Kant lo cual no es fácil. Desde el comienzo venimos diciendo que nada de esto es fácil. La Filosofía es un ardoroso esfuerzo en busca de la alegría del saber. Todo saber requiere esfuerzo y Kant quizás requiera más esfuerzo que otros filósofos. Kant es un filósofo que parte de otro filósofo, de David Hume. Y Kant busca conocer algo distinto de lo que David Hume –empirista inglés- buscó conocer. Kant quiere conocer y explicitar los fundamentos del conocimiento. Conocer el conocimiento. Es decir, “Crítica de la razón pura” quiere decir aquí “Conocimiento de la razón pura”. La palabra “crítica” está empleada aquí en su sentido estricto. “Crítica” no quiere decir, como habitualmente se conoce, criticar esto o aquello como si fuera “juzgar esto o aquello”. Incluso tiene el valor, dentro del lenguaje común, de me estás criticando en el sentido de me estás condenando o me estás subvalorando. Aquí la palabra “crítica” significa conocimiento: “alcances y límites de la razón pura”. O sea que Kant va a partir del sujeto cognoscente, del sujeto que conoce. Pero ese sujeto, para conocer, necesita que algo se le presente en la experiencia. Aquí es donde Kant se remite a Hume. Vamos a tratar entonces -y esto creo que es bastante sencillo- de encuadrar el pensamiento de David Hume que muere en 1776 y que condiciona el pensamiento de Kant. Para Hume, no había posibilidad de fundamentar la ciencia ni el conocimiento. Para él las cosas ocurrían por el hábito, ocurrían porque ocurrían. La explicitación que Hume hace del concepto de causalidad es la que nos va a permitir entrar más profundamente en su pensamiento. El principio de causalidad simplemente dice que “a determinadas causas siguen determinados efectos”. Esto es así no por ninguna necesariedad universal ni por ningún hecho científico demostrable o verificable (lo fundamental de un hecho científico es que sea verificable y que esa verificación se pueda repetir). Lo que dice Hume es que el principio de causalidad –que a determinadas causas surgen determinados efectos- está basado en la noción de hábito. Es decir que nosotros estamos simplemente habituados a que cuando hay nubes en el cielo habitualmente llueve (la causalidad no existe). Como ustedes verán lo que dice Hume tiene muy poca cientificidad, se basa en una noción cotidiana de hábito: las cosas ocurren así porque han ocurrido así siempre y estamos acostumbrados a que ocurran así. Esto no satisface a Kant porque Kant lo que dice es: yo quiero fundamentar la ciencia, yo quiero fundamentar un pensamiento científico que demuestre efectivamente cómo funciona la razón humana. Entonces, va a ser un paso genial que él va a llamar su “giro copernicano”. En lugar de partir del objeto como hace Hume –que parte de la empiria: “está nublado, llueve”-, Kant lo que va a hacer es partir del sujeto. Lo que hace Kant es remitirse al sujeto. Es el sujeto el que va a darle forma al objeto. (Esta es pura filosofía, yo sé que espanta un poco, pero lo vamos a tratar de precisar). Lo que hace Kant es lo siguiente: al sujeto se le presentan cosas en su experiencia. Lo que hace el sujeto es conocer al objeto, conociéndolo le da forma. Es decir: sólo hay objetos para el sujeto cognoscente ¿por qué? Porque al estudiar Kant la razón humana encuentra en ella que, dentro de la sensibilidad de la estética, están las categorías de “espacio” y “tiempo”. Las intuiciones de “espacio” y “tiempo”. Kant va a decir: todos los objetos se nos presentan en el espacio y en el tiempo. Ahora, el espacio y el tiempo los pone el sujeto. El espacio y el tiempo son los modos en que el sujeto puede conocer a los objetos, ponerlos ahí, no están en el objeto el espacio y el tiempo, están en el sujeto. El sujeto sólo puede conocer aquello que se le presenta en la modalidad en que él lo establece, y él establece poniendo ahí espacio y tiempo. Ustedes observen que esto es partir del sujeto. Es el sujeto el que construye al objeto, este es el giro copernicano: se parte de un sujeto constituyente, el sujeto constituye la realidad. Luego Kant analiza el entendimiento y ahí se encuentra con las categorías del entendimiento y dentro de las categorías del entendimiento entra toda la realidad. En el entendimiento están las categorías de “unidad”, “pluralidad”, “cantidad”, etc. El paso fundamental es el siguiente: se trata de una filosofía idealista que parte del sujeto cognoscente y desde ese sujeto cognoscente se constituye la realidad. La realidad es aquello que el sujeto construye a partir de sí. 2 ¿Qué es el mundo de la experiencia posible? Kant va a decir: a mí no me importa lo que la realidad sea en sí, lo que yo puedo saber es cómo el sujeto construye una realidad para él. Sólo hay objetos para el sujeto. Esto es lo que llamamos el formalismo kantiano,
  • 15. 15 porque el formalismo kantiano constituye una forma que es el mundo de lo que Kant llama la experiencia posible: que es aquella que el sujeto asume para sí como posible y que realmente puede hacer posible desde sí. La experiencia posible es que el sujeto le da forma a las cosas pero, al ser el sujeto el que le da forma a las cosas, el sujeto no sabe qué son las cosas en sí mismas. Esto acerca mucho a Kant y a Descartes porque nosotros habíamos visto que Descartes partía también de la subjetividad y ésta era justamente la revolución de Descartes dentro del pensamiento. Pero Kant va más allá, porque ustedes recuerden –y esta es la diferencia que queremos establecer entre Descartes y Kant-; Descartes, que partía de la certeza de la propia subjetividad, la única seguridad que tenía era la del propio yo, la del ego, pero no tenía la certeza de la realidad externa (para tener la certeza de la realidad externa Descartes le pedía permiso a Dios). Hay cosas allá afuera, yo creo que si las veo es porque Dios no me engaña: confío en la veracidad divina. Kant va más allá, va a dar un paso fundamental; va a decir: si hay cosas allí afuera es porque hay un sujeto cognoscente que les da forma. El mundo tiene una forma, tiene un orden, porque el sujeto cognoscente le da esa forma, le da ese orden. Hay un mundo porque el sujeto lo conoce. El sujeto es el hombre. Es el sujeto que, al conocer todas esas cosas que están ahí, les da una forma; pero les da una forma que el sujeto necesita que las cosas tengan para que él pueda conocerlas. En este sentido, por supuesto, Kant no recurre a Dios. Kant no necesita de la veracidad divina porque Kant dice: no, yo no necesito de la veracidad divina. Lo que yo digo es que el mundo que el sujeto conoce es el mundo que el sujeto construye. Este es el mundo de la experiencia posible. Hay otro que es el mundo que para el sujeto es imposible: qué son en sí las cosas, esto a Kant no le interesa, porque lo que las cosas sean en sí el sujeto no lo puede conocer. Lo que el sujeto sí puede conocer es lo que las cosas son para él. Este elemento de la “cosa en sí” es un elemento un poco terrorífico porque ha tenido enorme importancia en la historia del pensamiento. La “cosa en sí”, o sea aquello que es incognoscible para el hombre, ha tenido influencia en Freud. En Freud esto está trabajado como “el inconsciente”. Aquello que el hombre no domina y que frecuentemente lo domina a él. En Lacan, por ejemplo, él hace una división entre la realidad y lo real. Esto es fácil: la realidad es todo el mundo que está simbolizado, el mundo de la simbolización es la realidad; estamos acostumbrados a salir y hay una flecha que nos indica para allá, otra que nos indica hacia otro lado, hay un número en una casa, hay una calle que tiene un nombre; todo está señalizado. Ese es el mundo de lo simbólico, de la realidad. Ahora, lo real es lo que no sabemos qué es. Lo real es otro nivel que no está simbolizado. Aquí lo que angustia en esto y debe angustiar; es la idea de la no significación. Es decir, no sabemos qué es la cosa en sí, el inconsciente nos puede dominar y no sabemos qué es lo que nos domina porque no sabemos nada del inconsciente, y lo real –en Lacan- no sabemos qué es. Sabemos que hay una realidad completamente simbolizada. Voy a contar un cuento porque la literatura suele expresar muy bien algunas ideas filosóficas. El cuento es el siguiente: hay un nieto, un muchacho de 19 o 20 años, que vive con su abuela. Esa casa, como es enorme, tiene muchas puertas; pero la abuela le dijo al nieto que puede abrir todas las puertas menos una. Él le pregunta por qué. No le dice por qué la abuela. El muchacho le pregunta: ¿qué hay detrás de esa puerta? No hay nada –le dice la abuela. Al nieto esto lo vuelve loco porque imagina que hay un tesoro, una fortuna, aquello que lo haría emprender una vida nueva, unas mil cosas se le ocurren. La abuela tiene la llave escondida en algún lugar de la casa. El nieto en determinado momento agarra un cuchillo y la mata a la abuela. Le pega, no digamos muchas, 20 o 25 puñaladas. Empieza a buscar la llave para abrir esa puerta. Pasa 3 días buscando la llave hasta que finalmente la consigue. Va, se dirige hacia la puerta, la abre y no hay nada. No hay nada. Y se vuelve loco. Este cuento revela muchas cosas. Después las vamos a desarrollar. 3 ¿Qué relación entre sujeto y objeto propone la filosofía kantiana? Este cuento que en realidad no me pertenece, pertenece a un alumno que tuve en un taller literario que di en los años ’90, no recuerdo su nombre, le pido disculpas (que no nos haga un juicio), pero a él le pertenece de todos modos. Lo que está expresando este cuento es que la ausencia absoluta de algo, lo que llamamos “la nada”, lo que no había en la habitación es absolutamente inquietante para la razón humana. La razón humana está acostumbrada a la presencia, no a la ausencia, no a la ausencia absoluta. Y, cuando Kant habla de la cosa en sí lo que está diciendo es que aquello en que en sí mismo sean los objetos es incognoscible para la razón humana. La empiria de Hume, la materialidad de Hume, es lo que Kant toma como punto de partida, parte de la experiencia. Todo conocimiento parte de la experiencia pero no se reduce a la experiencia porque la materialidad se le presenta ahí pero, sobre esa materialidad, el sujeto impone el espacio, el tiempo y las categorías del entendimiento. O sea, el sujeto le da forma al objeto. La materia no es el objeto, es la materia. Lo que es el objeto lo es cuando el sujeto le da forma. Sólo hay objetos para un sujeto. Las categorías del entendimiento que Kant utiliza nos podrían llevar a pensar en Aristóteles. Esto es importante porque con esto queremos decir que la historia de la Filosofía va de atrás hacia adelante, de adelante hacia
  • 16. 16 atrás; no tiene una linealidad. Observemos como aquí, hablando de Kant, tenemos que hablar de Aristóteles. ¿Cómo eran las categorías para Aristóteles? Hay una enorme diferencia. Para Aristóteles las categorías eran categorías de la realidad, de aquello que estaba ahí. En cambio en Kant las categorías como “unidad”, “pluralidad”, “totalidad”, “realidad”, “negación”, “limitación”, etc. son categorías del sujeto. No son categorías de la realidad, sino categorías del sujeto. La diferencia entre Aristóteles y Kant es que para Aristóteles las categorías son categorías de la realidad porque él no parte de una visión subjetiva para conocer lo real. Vimos que la aparición del sujeto es en Descartes, Kant sigue la línea de Descartes pero en absoluto recurre a Dios, a la veracidad divina. Sino que lo que hace es decir el sujeto constituye el mundo que conoce. Hay un mundo de la experiencia posible y hay un mundo al que Kant llama nouménico. El mundo de lo nouménico es el mundo que no podemos conocer. Entonces, ese mundo que no podemos conocer está fuera de los alcances del sujeto. Aquí lo que nosotros tenemos que tener muy en cuenta es que hay un esquema constitutivo que parte del sujeto y que el formalismo kantiano no nos es muy extraño. Es el formalismo en el arte. Cuando uno dice hay un arte formal, lo que está diciendo es que el artista le da forma a la realidad. Si alguien pinta un cuadro no pinta la realidad tal como es, eso es algo absolutamente imposible. Lo que hace es darle a la realidad la forma que el sujeto-artista quiere darle en su pintura. El naturalismo es el que intenta reflejar la realidad como supuestamente es, pero todo formalismo, lo que va a hacer es trabajar con la realidad dándole una forma que proviene del sujeto. Esa empiria, esa materialidad que surge, el sujeto le da forma. Kant tiene muchos modos de expresar esto pero el modo más claro es: sólo hay objetos para un sujeto. 4 ¿Qué críticas recibe la filosofía constitutiva de Kant? Lo que establece la filosofía kantiana es que las filosofías llamadas idealistas parten del sujeto cognoscente y que ese sujeto cognoscente le da forma al mundo que él puede conocer. El que no puede conocer no le importa. Incluso va a decir Kant una frase completamente iluminista: la razón le dicta leyes a la naturaleza. ¿Por qué dice eso? ¿Cómo sabemos que las leyes de la naturaleza son esas leyes? ¿Son esas leyes en la naturaleza en sí o esas leyes las ha puesto el sujeto al conocer la naturaleza? Para Kant, las leyes de la naturaleza las pone el sujeto. El sujeto al conocer la naturaleza pone las leyes que rigen en la naturaleza. Entonces lo que tiene es una naturaleza “para sí”. Es una naturaleza que él ha constituido con su saber, con su capacidad cognoscente. A esto Kant lo llama sujeto trascendental. No hay que confundir con “una idea trascendente” o “un hecho trascendente”. Aquí lo trascendental quiere decir que la razón es constitutiva de un mundo que crea para que ella pueda conocerlo. Esto es el idealismo filosófico. El idealismo filosófico entroniza al sujeto y subalterniza a la materia porque la materia deviene objeto cuando el sujeto le da forma. En este sentido, van a ser muy distintas las filosofías materialistas. Marx no va a aceptar este esquema cognoscente kantiano. Para Karl Marx, que es un filósofo materialista, ¿por qué es un filósofo materialista? Porque Marx surge en la historia de la filosofía para expresar al proletariado. Es la filosofía del proletariado. ¿Qué hace el proletario? El proletario trabaja con la materia. Entonces una filosofía que viene a expresar una determinada clase social que trabaja con la materia se llama materialismo y parte de la materia. Lo que va a decir Marx es que es la materia la que condiciona al sujeto y que las ideas son reflejos de la realidad concreta. Es decir que está primero la realidad concreta que para Marx es la Historia. Y la Historia es la que condiciona al sujeto. O sea que es la materialidad, lo concreto, esa realidad la que le va a dar forma al sujeto. Esto lo vamos a ver cuando lleguemos a Marx. ¿Qué va a criticar Marx? Lo que Marx va a criticar es que el sujeto es un reflejo de la realidad. No es un disparate lo que está diciendo Marx. Todos nosotros somos un reflejo del contexto histórico en el que surgimos. Surgimos en un determinado contexto histórico que es una materialidad que está ahí esperándonos. Aparecemos ahí y esa materialidad se nos viene encima. Lo que va a decir Marx es que esa materialidad, la que precede al sujeto, es la que lo forma, la que lo condiciona. Esta es la crítica que se hace a Kant desde el materialismo histórico. Pero hay una crítica que se le va a hacer desde la fenomenología husserliana. Lo que va a decir Edmund Husserl es que el sujeto está arrojado sobre la realidad pero no de un modo cognoscente sino existencial. Y esto lo va a marcar también Heidegger. Y lo va a marcar Sartre. Tomemos a Sartre que es un filósofo que a mí me apasiona. Lo que va a marcar Sartre es que lo que él llama el “ego” –o el sujeto está arrojado sobre el mundo. No tiene una relación de conocimiento con el mundo sino una relación existencial, está arrojado, está como expectorado sobre el mundo. Cuando aparece el momento de la reflexión en Sartre aparece el “yo”, “yo pienso tal cosa”. Pero el yo es una construcción. Lo que hay es sujeto-mundo, conciencia-mundo. Justamente la reflexión es lo que me imposibilita alcanzar al objeto.
  • 17. 17 ENCUENTRO 6: HEGEL, EL SUJETO ABSOLUTO Y LA CONSOLIDACIÓN DE LA BURGUESÍA EUROPEA Sumario 1 ¿Se puede comunicar la cosa en sí? 2 ¿Qué relación existe entre el pensamiento de Hegel y la consolidación de la burguesía europea? 3 ¿Por qué Hegel es considerado el filósofo de la Revolución Francesa? 4 ¿El fin de la Historia? 1 ¿Se puede comunicar la cosa en sí? Hay una forma muy actual y contundente de entender al sujeto (que acabamos de ver en Kant). ¿Qué vemos por televisión cuando la televisión nos muestra la guerra de Irak, o cuando nos mostró la guerra del Golfo? Ahí hay un sujeto comunicacional que le da forma a una realidad que es la realidad que quiere que el mundo vea. El sujeto comunicacional es la mirada del Imperio. El Imperio bélico norteamericano quiere que el mundo vea sólo lo que el sujeto comunicacional constituye; le da forma a esos hechos que son nada menos que una guerra. El sujeto comunicacional funciona ahí como si fuera el sujeto constituyente kantiano. Hay una famosa teoría de Jean Baudrillard –un filósofo posmoderno francés-, el tipo dijo: la guerra del Golfo no ha tenido lugar. No ha tenido lugar porque no vimos ni un solo muerto y veíamos como fuegos artificiales. En realidad lo que ahí tuvo lugar fue una construcción que el sujeto comunicacional, el sujeto de los medios, hizo sobre esa guerra. La construcción que hizo fue transmitirle a todo el mundo como una guerra en la cual estallaban algunos fuegos de artificio y eso era todo lo que sabíamos. ¿Qué era la guerra en sí misma? Nunca lo supimos. Lo mismo con los acontecimientos de Irak: hay un sujeto comunicacional que constituye la realidad, le da forma y nos la entrega. Nosotros ahora vamos a entrar en Hegel. Yo les había dicho que Kant era difícil, bueno, Hegel es más difícil. Es mucho más difícil. Hablar de la importancia de la filosofía hegeliana es como medio ocioso. Hay una frase que dice: cada época se define a sí misma según la interpretación que da de Hegel. ¿Qué interpretación da de Hegel nuestra época? Entendiendo por esto las filosofías que han surgido en los últimos 30 años del siglo pasado y que todavía tienen vigencia, sobre todo en Francia, en la academia norteamericana y también en las nuestra. Esto es mecánico: todo lo que tiene suceso en Francia y en la academia norteamericana es recibido en los países que son consumidores de conocimiento y no productores de conocimiento como es el caso nuestro. A Hegel se lo ha criticado mucho en los últimos 30 años porque se ha criticado la idea de “dialéctica como progreso histórico”. Lo que Hegel viene a postular es que la Historia es un desarrollo permanente y que ese desarrollo dialéctico se da por medio de afirmaciones, negaciones, superación de esas negaciones; otra vez la negación que niega lo establecido y la conciliación del tercer momento dialéctico que contiene a los antagónicos; y así la Historia va avanzando a través de la negación que las nuevas formas históricas ejercen sobre las antiguas. Esto entrega un sentido lineal de la Historia, en efecto, en Hegel hay una continuidad, una linealidad de la Historia y cada una de las formas dialécticas que se constituyen es una totalidad. Entonces, el concepto de totalidad es el que más va a ser cuestionado en Hegel por estos pensamientos que están muy cercanos a la caída del muro de Berlín, a la crisis de la URSS y a la crisis del pensamiento marxista. Cuando se critica a Hegel se está criticando a Marx en estos casos. La crítica a la categoría de totalidad es el aspecto fundamental que incorpora el posestructuralismo y el posmodernismo. El posestructuralismo con Foucault, Althusser, Derrida, Barthes, Deleuze: todos ellos vienen a criticar la categoría de totalidad y más todavía insistirán en esto los posmodernos como Lyotard, Baudrillar, Vattimo, etc. ¿Qué es lo que ellos intentan decir? Que no hay totalidades en la Historia, que la Historia es una sucesión de fragmentos, de miríadas de acontecimientos, que la Historia es una caleidoscopismo. Que no existe la categoría de totalidad, que la Historia nunca totaliza porque la Historia es una fragmentación constante de infinitos hechos que nunca cierran en una idea de totalidad. Lo que hacen con esto es criticar la idea de totalidad en Hegel y Marx y adosarla al Estado totalitario soviético. Lo que hacen con esta multiplicidad infinita de hechos históricos que nunca termina es estar defendiendo la pluralidad de la democracia liberal y del mercado. Esto debiera quedar bastante claro: Hegel y Marx son la totalidad que la dialéctica va cerrando en cada uno de los avances de la Historia, el pensamiento totalizador, y los post –las filosofías post, tanto las posestructuralistas como las posmodernas- incurren en la exaltación de lo fragmentario. ¿Por qué lo fragmentario? Y, efectivamente -en un punto yo concuerdo bastante con esto pero no con el sentido político que le dan- convengamos que ya es difícil admitir o sentir o vivenciar que la Historia tiene un sentido lineal. Que la Historia progresa. Si algo tiene nuestra experiencia generacional es que la Historia, en efecto –y esto se puede encontrar en filósofos como Walter Benjamin- es una Historia como catástrofe, acumula ruinas sobre ruinas y que lejos de progresar en un sentido lineal, lo que hace es ir a los tumbos en un tiempo que no es lineal y en una serie de hechos fragmentarios que colisionan los unos con los otros impidiendo un conocimiento totalizador. Este pensamiento viene a validar la experiencia neoliberal de la pluralidad que – dicen los neoliberales- el mercado expresa y que la democracia expresa. A esta altura de la Historia eso tampoco corre. Nosotros
  • 18. 18 estamos hartos de la democracia neoliberal, del mercado y de todas las bondades que prometió esa filosofía y que han colapsado en el siglo XXI y que el atentado a las Torres Gemelas liquida porque viene a instaurar una historia universal que sólo puede ser entendida a partir de categorías como la de totalidad hegeliana. 2 ¿Qué relación existe entre el pensamiento de Hegel y la consolidación de la burguesía europea? Hegel es un filósofo que viene a expresar la consolidación de la burguesía europea. Aquí tenemos que observar lo siguiente: Kant, que expresa un gran avance de la burguesía europea en el plano del conocimiento, todavía es un filósofo que expresa que la burguesía europea no tiene todo el poder porque sino no habría cosa en sí. En la medida en que Kant dice que hay algo que no podemos conocer, eso en el plano político se traduce en que la burguesía aún no se adueñó de todo el poder. Sería muy interesante que reflexionemos lo más que podamos en esto. Aquí no puedo detenerme una hora reflexionando sobre esto, pero acá hay una punta muy rica de trabajo que es la siguiente: si la filosofía kantiana se detiene en determinado punto es porque la burguesía todavía no hizo su definitivo asalto al poder. Hegel, por el contrario, es el filósofo de la Revolución Francesa porque para Hegel ya no hay cosa en sí. Y no hay cosa en sí porque la cosa en sí se la conquistó la burguesía. La burguesía se adueñó de la cosa en sí, se adueñó de todo el poder, de toda la realidad. Esta apropiación de todo lo real es la filosofía hegeliana. Entonces, desde aquí podemos empezar a entender a Hegel. Acabamos de decir que la filosofía hegeliana es una filosofía que se apropia de la totalidad de lo real. Una filosofía para la cual no hay cosa en sí. ¿Por qué Hegel dice esto? Porque Hegel es el primer filósofo que se hace cargo de la historia del hombre. Él es el primer filósofo que dice “la Historia es mi materia. La Historia es lo que yo tengo que pensar.” Descartes hablaba de la res extensa, de las cosas que estaban fuera del cogito. Kant hablaba del objeto de conocimiento. Pero Hegel ya habla de la historia, Hegel dice: yo tengo que pensar la historia universal. Y efectivamente da, en la Universidad de Berlín, dilatadas, densas lecciones que se llaman “Lecciones sobre Filosofía de la Historia universal”. Lo que hace Hegel es pensar la historia que el hombre hizo. Ahora bien, ¿cómo se piensa eso? Desde el sujeto. Para Marx esto no tendría problema porque Marx no parte de un sujeto cognoscente, Marx haría una historia materialista y analizarían los hechos tal como fueron ocurriendo a lo largo de la historia. Pero Hegel todavía es un filósofo idealista y Hegel insiste en partir de un sujeto. Entonces, pensemos esto, el paso que da Hegel es brillante, lo que dice Hegel es: el sujeto es lo mismo que la sustancia, que la materia. El objeto es el hombre, la sustancia es la historia. Pero ocurre que la historia y el hombre se hacen al mismo tiempo: los hombres hacen la historia, la historia hace a los hombres. Y la historia de ese sujeto que es el hombre es la historia del desarrollo autoconsciente de un espíritu, que es el hombre, en la medida que se va dando forma a través de la historia y a lo cual Hegel llama “Espíritu Absoluto”, “idea absoluta”, “saber absoluto” y que es el hombre haciendo su historia. O sea, para Hegel, el sujeto y la sustancia, el sujeto y la materia, son lo mismo: son la historia humana. Es el hombre que hace su historia. Y esa historia es la historia del autodesarrollo que el hombre va teniendo de ese objeto que construye que es la historia humana. Y esa historia humana se construye a través de rupturas, de quiebres, de negaciones; es decir, todo aquello que surge, surge para morir. Surge para romperse y pasar a ser otra cosa. Es una filosofía romántica, es una filosofía hermosísima porque la podemos aplicar todos a nuestra vida. Todos nacemos inocentes, todos nacemos niños, todos nacemos felices, todos nos vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida hasta que de pronto, inesperadamente, hay una ruptura en nuestra vida. Hay una negación de nuestra vida, hay un negación de todo aquello que venimos siendo, y esa negación es una ruptura. Pero, si seguimos adelante, seguimos adelante más allá de esa ruptura y pasamos a otra forma de nuestra existencia que contiene a esa ruptura pero que es una nueva forma. Y así, de ruptura en ruptura, de negación en negación, la historia avanza como avanza el hombre. La historia, entonces, se desarrolla dialécticamente y es el juego que se establece entre las formas históricas que surgen, las formas históricas que se desarrollan a partir de esas formas históricas, negándolas. Y finalmente pasamos a un tercer momento en el cual hay una superación de lo que viene ocurriendo y este tercer momento es una totalización que se totaliza en realidad, para volver a romperse y pasar a ser otra cosa. Esta es la concepción de la historia en Hegel y algo más lo vamos a desarrollar. 3 ¿Por qué Hegel es considerado el filósofo de la Revolución Francesa? Dijimos que Hegel es el filósofo de la Revolución Francesa porque, la Revolución Francesa como hecho histórico universal, constituye el apoderamiento por parte de la burguesía capitalista europea de la totalidad del poder político. Este apoderamiento de la totalidad del poder político se corresponde, en la filosofía, con un apoderamiento racional de la totalidad de la realidad que acontece en la filosofía de Hegel. La filosofía de Hegel ya no se detiene en ninguna cosa en sí, la filosofía de Hegel se apropia de la totalidad de lo real en tanto desenvolvimiento histórico. La totalidad de lo real se desenvuelve históricamente.