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VÍDEO DE HOY:
Sectas Ayer y hoy
Malí, la guerra sin fin
Por: José Naranjo | 25 de mayo de 2015
Tombuctú es una de las ciudades donde la ONU tiene desplegadas sus tropas. / AFP
15 de mayo. Centro Internacional de Congresos de Bamako, la capital de Malí. En medio de una
gran parafernalia, en presencia de una decena de jefes de Estado africanos, incluido el aclamado
presidente de la Unión Africana Robert Mugabe, y con todo el revuelo (y el retraso de hora y media) que
la ocasión merecía, representantes del Gobierno maliense y de grupos armados que combaten en el norte
del país firmaban un acuerdo de paz largo tiempo esperado. En el mismo momento que los bolígrafos
rubricaban el documento, milicianos progubernamentales y rebeldes se enfrentaban a tiros en Menaka, en
la región de Gao, en una muestra más del reciente recrudecimiento del conflicto que vive este país desde
enero de 2012. Ni la intervención militar francesa de 2013, sólo interesada en hostigar a los islamistas
radicales, ni la llegada de una costosa misión de estabilización de la ONU que hace aguas por todas partes
han logrado sentar las bases para la paz. El escenario es complejo y la guerra parece, por ahora, no
tener fin.
Presentados a bombo y platillo como la solución para el conflicto maliense, los acuerdos de paz que se
firmaron en Bamako tras largas y tediosas rondas de negociación en Argel son, en realidad, un
enorme fiasco. Para empezar, el principal grupo rebelde del norte de Malí, el Movimiento Nacional de
Liberación del Azawad (MNLA), la organización que se alió con los grupos narcoterroristas en 2012 para
lanzar una ofensiva que puso al norte del país patas arriba, no estuvo presente. Aunque han renunciado
oficialmente a su vieja aspiración de independencia, los rebeldes tuaregs reclaman un reconocimiento del
Azawad que vaya más allá del de ―entidad cultural‖ recogido en los acuerdos de paz. Ellos aspiran a que
el norte avance hacia el autogobierno a través de algún tipo de fórmula federal, en realidad una manera de
tener poder y capacidad de decisión, algo a lo que Bamako se opone, aunque estaría de acuerdo en una
cierta autonomía formal.
Firma de los acuerdos de paz con el ministro de Exteriores maliense, Abdoulaye Diop. / AFP
Sin embargo, el MNLA no es el único que rechaza estos acuerdos de paz. Si bien el Gobierno que preside
Ibrahim Boubacar Keita ha sido uno de los grandes impulsores del documento, lo cierto es que mientras
firmaba la paz con la mano derecha, con la izquierda se ha dedicado a echar leña al fuego del
conflicto. Desde hace meses, ha estado apoyando y financiando de manera extraoficial a un grupo
paramilitar denominado Grupo de Autodefensa Tuareg Imghad y Aliados (GATIA), liderado en la
sombra por el general tuareg Gamou, considerado un héroe nacional por su defensa a ultranza de la
unidad del país pese a su origen étnico. Este secreto de Polichinela no hace sino poner la mesa las
verdaderas intenciones de Keita: de cara a los organismos internacionales apuesta por la paz, pero ante su
pueblo juega la baza del belicismo frente al desafío tuareg. En el sur probablemente no le perdonarían
otra cosa.
En el fondo, lo que Bamako no puede aceptar es el actual status quo, con la ciudad de Kidal aún bajo el
control de los rebeldes y con una amplia zona fuera de todo control en la que campan a sus anchas
distintos grupos armados tuaregs y árabes de distinto pelaje, casi todos interesados en realidad en sacar
tajada de los tráficos ilícitos que abundan en esta región, como drogas, tabaco, gasolina o incluso
personas. Aunque la intervención militar francesa de 2013, bautizada como Serval, se presentó al mundo
como una operación necesaria para impedir la creación de un santuario yihadista en el norte maliense y
con el objetivo de ―restaurar la unidad territorial del país‖, lo cierto es que, si bien logró atajar la
expansión de los radicales, también permitió que los independentistas se enseñorearan de Kidal. La
tibieza o incluso complicidad de París con la causa tuareg dejó en Malí una bomba de relojería que
sigue sin ser desactivada.
Febrero de 2013: el general Gamou pisa la cabeza de un supuesto yihadista en Gao. / J.N.
Mientras las fuerzas especiales francesas aún presentes en este escenario convulso siguen a lo suyo (el
pasado 18 de mayo, por ejemplo, asesinaron cerca de la frontera con Argelia a dos altos dirigentes de dos
de las organizaciones islamistas radicales que operan en la zona), distintos grupos armados integrados en
la Coordinadora de Movimientos del Azawad (rebeldes, liderados por el MNLA) siguen hostigando al
Ejército, que cuenta con el apoyo de las milicias reunidas en torno a la Plataforma (progubernamentales,
han adquirido renovadas fuerzas con la irrupción del GATIA). Ambas estructuras libran una guerra
sin cuartel en la que los rebeldes cuentan con el apoyo de grupos terroristas como ocurrió el pasado 30 de
abril en Léré, donde un ataque a las tropas malienses acabó con el saldo de 19 muertos y 22 heridos, el 11
de mayo, donde una emboscada provocó la muerte a ocho soldados, o el pasado día 18, tres días después
de la firma del acuerdo de paz, cuando tres militares malienses perdieron la vida en Bambara Moude en
un ataque de la Coordinadora.
Pero hay muchos más factores que entran en juego, como las divisiones tribales tuaregs. Tal y como
asegura con acierto el teniente coronel Jesús Díez Alcalde, analista del Instituto Español de Estudios
Estratégicos (IEEE), la negativa del MNLA a firmar los acuerdos de paz ―esconde otras realidades que se
han puesto de manifiesto desde el inicio de las negociaciones de Argel y que, en gran medida, pueden
hacer fracasar el proyecto político de reconstrucción nacional aun cuando todos ratifiquen el Acuerdo. En
primer lugar, la Coordinadora se ha negado siempre a que otros movimientos rebeldes y sociales
participen en las conversaciones, alegando que ellos son los únicos representantes legítimos de los
tuaregs. Detrás de esta obstinación está, por un lado, que los líderes del MNLA son miembros de las
familias aristocráticas (los Ifhogas) en una sociedad férreamente jerarquizada y, por otro, que fueron
ellos quienes lideraron la revuelta de 2012 frente a los que ahora quieren sacar rédito de una situación
más favorable (Ios Ighmad)‖.
Soldados de la Minusma en el norte de Malí. / AFP
Otro elemento preocupante es el acelerado descrédito en el que está cayendo la Misión de Naciones
Unidas para la Estabilización de Malí (Minusma), así como las discrepancias surgidas entre esta y el
Gobierno de Malí. Prácticamente recluidos en las ciudades de Bamako, Kidal, Gao y Tombuctú,
amenazados por atentados yihadistas y con buena parte de la población del norte acusándoles de
complicidad con los rebeldes tuaregs. El paroxismo de este desencuentro se vivió el pasado 27 de enero,
cuando cuatro jóvenes de Gao resultaron muertos por los disparos de soldados chinos de la Minusma
durante una manifestación a las puertas del cuartel de Naciones Unidas.
Durante la firma de los acuerdos de paz del pasado día 15, el presidente maliense Ibrahim Boubacar Keita
no dudó en acusar a la Minusma de falta de parcialidad, lo que obtuvo una rápida respuesta por parte del
jefe de operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU, Hervé Ladsous, que se había desplazado hasta
Bamako. En declaraciones a la prensa, Ladsous lamentó las palabras de Keita y pidió un poco de respeto
para esta misión. ―Después de Somalia, ninguna misión de Naciones Unidas ha costado tantas vidas
humanas‖, dijo, en referencia a los 35 soldados fallecidos en menos de dos años. El alto responsable de
la ONU había acusado al Gobierno maliense de haber roto el alto el fuego, en alusión al hecho de que el
Ejército de Malí parecía estar detrás de todas las operaciones de GATIA. Lo que viene siendo hablar de
paz al tiempo que se hace la guerra.
La población en riesgo de pobreza o exclusión social crece hasta el
29%
La Encuesta de Condiciones de Vida del INE, con
datos de 2013, refleja también una caída del 2,3% en
los ingresos familiares
Jaime Prats 26 MAY 2015 - 10:20 CEST
La tasa de personas en riesgo de pobreza o exclusión social sigue avanzando en España y ya representa
el 29,2% de la población (era del 26% en 2010). También retroceden los ingresos medios por hogar, que
alcanzan los 26.154 euros por familia. Los datos corresponden a la Encuesta de Condiciones de Vida
elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) a partir de los datos del año 2013, el último de la
crisis económica.
El 45% no puede salir de vacaciones ni una semana
El indicador de riesgo de pobreza o exclusión es una referencia compuesta de tres conceptos: el riesgo
de pobreza (ingresos un 60% inferiores a la mediana); la baja intensidad en el empleo (menos del 20%
del potencial laboral) y la carencia material severa. Este último consiste en sufrir al menos cuatro
situaciones de una lista: no poder ir de vacaciones ni una semana; no permitirse comer carne o pescado
al menos cada dos días, ser incapaz de mantener la vivienda a una temperatura agradable, retrasos en el
alquiler o la hipoteca, no tener coche, lavadora o televisión.
Estas son algunas de las dificultades planteadas por los españoles en la encuesta:
El 45% no puede ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año.
El 42% no puede afrontar gastos imprevistos (de 650 euros).
El 10% sufre retrasos en los pagos relacionados con la vivienda principal (alquiler, hipoteca, luz, agua).
El 16% tiene serias dificultades en llegar a final de mes.
La tasa de personas en riesgo de pobreza o exclusión es el principal indicador que usa Eurostat, la oficina
estadística europea, para medir el peso de las personas menos favorecidas en una sociedad. Esta
referencia (también se denomina Arope, del inglés, at risk of poverty or social exclusion) consta de tres
variables: la carencia material severa, la baja intensidad en el empleo o el riesgo de pobreza. De acuerdo
con los datos de población de 2013 (46,7 millones), unos 13,6 millones de personas cumplirían alguno
de los tres criterios que definen este concepto.
Después de llevar dos años estancada en torno al 27% (en 2011 y 2012), la tasa ha aumentado dos
puntos y es tres puntos porcentuales más elevada que la de 2010.
Uno de los tres elementos que integran esta variable es el umbral de pobreza: percibir unos ingresos
inferiores a 7.961 euros en el caso de un hogar unipersonal o de 16.719 euros en hogares compuestos
de una pareja y dos niños. El porcentaje de población que se encuentra por debajo de este listón de
renta (que más que pobreza absoluta mide la desigualdad, es decir, cuánta gente tiene ingresos bajos
respecto al conjunto de la población) aumentó el año pasado respecto a la anterior.
La tasa de riesgo de pobreza (excluidos otros factores de exclusión) se situó en el 22,2% de la población
frente al 20% de 2012 (y 20,7% de 2010). El porcentaje aumenta sensiblemente más entre los menores
de 16 años, al crecer 3,4 puntos, mientras cae entre los mayores de 65 años un 1%. Como el umbral está
bajando debido a la caída generalizada de los ingresos, los colectivos con rentas estables como los
jubilados ven mejorada su situación comparada con el resto de la población, lo que explica la mejora de
la situación entre los mayores que reflejan las estadísticas.
El informe muestra también cómo los ingresos medios en las familias durante 2013 fueron de 26.154
euros, inferiores en un 2,3% respecto al año anterior. En 2010 eran 29.634 y en 2012 26.154 euros.
Los invencibles de Dadaab
Planeta Futuro entra en el polémico campo de
refugiados de Dadaab
Más de 350.000 personas viven amenazadas por el
terrorismo, la precariedad y el olvido
 FOTOGALERÍA La vida contra viento y marea
 Dadaab ya tenía problemas en 2011
Lola Hierro Dadaab 25 MAY 2015 - 10:30 CEST
Un bebé nacido en Dadaab duerme sobre el suelo de su casa, protegido por una mosquitera. / Lola Hierro
Primero fue la guerra civil que azotó Somalia en 1991, cuando una revuelta popular derrocó al presidente
Siad Barre tras 21 años en el poder. Luego llegó la sequía. Tan solo un año y medio después, en agosto de
1992, la cuarta parte de los niños somalíes había muerto de hambre o a causa de la violencia en su país.
Por estas dos razones, 720.000 personas huyeron a Kenia, el país vecino, en una carrera desesperada por
su supervivencia. Para acoger a todos estos somalíes nació en 1991 el campo de refugiados de Dadaab, en
el noreste de Kenia, a unos 100 kilómetros de la frontera somalí.
Han pasado 24 años durante los que Somalia se ha visto salpicada constantemente por la violencia y las
hambrunas y, en ese tiempo, Dadaab se ha convertido en un macro asentamiento para más de 350.000
personas —el mayor del mundo— que desafían los límites de la resistencia humana viviendo en
condiciones de extrema precariedad.
Adar fue una de esas niñas que llegó a Dadaab tan joven que ni siquiera recuerda cómo lo hizo. En 1991
tenía cuatro años —ahora son 28— y sólo sabe lo que le contaron sus padres. "Ellos eran pastores
nómadas; yo nací en el bosque. Un día, unos bandidos robaron todo nuestro ganado y nos quedamos sin
nada. Éramos siete niños a los que alimentar, así que mis padres decidieron venir a este campamento,
pues ya habían oído hablar de él antes", cuenta la mujer. "Algunos vecinos nos regalaron algunos
animales para subsistir durante el viaje y nos los comimos durante los 27 días que tardamos en llegar.
Dormíamos de día bajo la sombra de los árboles y caminábamos de noche para evitar el calor".
Los motivos que llevaron a la familia de Adar a refugiarse en Dadaab no son muy diferentes de los de
otros desplazados que llegaron muchos años después. Somalia no ha conseguido fortalecerse como
Estado y la violencia, el pillaje y las hambrunas siguen a la orden del día: desde 2007, el grupo yihadista
Al Shabab, milicia de Al Qaeda en el país, aterroriza a quienes se resisten a vivir bajo la sharia, la versión
más rigurosa de la ley islámica. En 2011, otra sequía feroz llenó el campo de nuevos desplazados hasta
casi saltarle las costuras. Fue por entonces cuando Ibrahim Hefow, de 67 años, decidió marcharse.
"Vinimos por el hambre y por la guerra; todo nuestro ganado murió". Tras cinco días de viaje, a veces a
pie, a veces en burro, llegaron a Dadaab, donde sus vidas cambiaron para bien y para mal. "Por una parte,
Somalia es mejor porque cuando el clima lo permite puedes tener verduras, fruta fresca, leche...", afirma
Hefow. Esto no significa que vivir aquí sea fácil: "Apenas hay negocios y no se puede trabajar, sólo
esperar a que las agencias te alimenten. Y no tenemos libertad de movimientos", lamenta.
Dos mujeres, en uno de los mercados de Dadaab. / Lola Hierro
Hefow es uno de los pocos refugiados que obtiene algunos ingresos colaborando con una de las más de 50
ONG que operan en los cinco campos que componen el asentamiento —IFO1, IFO2, Hagadera,
Dagahaley y Kambioos—. Su trabajo consiste en repartir la comida de un programa de alimentación
terapéutica en un colegio de Educación Primaria. Lo comenta orgulloso en el interior de su humilde choza
mientras señala su impoluto delantal colgado de una de las ramitas con la que la construyó.
Es un caso minoritario el de Hefow. Los refugiados tienen concedido ese estatuto, pero no poseen
documentación keniana. Esto significa que sólo pueden estar en dos sitios: Somalia o Dadaab. No pueden
viajar a Kenia salvo que obtengan un permiso especial por razón de estudios o de salud. No pueden
obtener un contrato laboral ni comprar una casa. La mayoría subsiste exclusivamente gracias a la comida
que reparte el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU. Algunos obtienen ingresos porque
trabajan con ONG, como Hefow. O como Leila Digale, de 20 años y enfermera en el hospital de Médicos
sin Fronteras (MSF) en Dagahaley. El sueldo alcanza para comprar leche y pan para sus dos hijos, pero
nada más, según afirma Abdenaziz, su marido. "Nosotros sólo comemos el maíz que reparte el PMA",
asegura.
En los 24 años que el campo lleva abierto se han desarrollado pequeños negocios y cada uno de los
asentamientos cuenta con un mercado donde se venden e intercambian productos alimentarios y artículos
de primera necesidad, de higiene personal, tecnológicos, de belleza... Pero no llega para todos según
indica el último informe, de junio de 2104, de ACNUR —la agencia de la ONU para los refugiados,
encargada de la gestión del campo— y el PMA sobre los asentamientos del norte de Kenia (Dadaab y
Kakuma, en el oeste del país). El estudio apunta que al 70% de las familias se les acaba la comida casi
una semana antes del siguiente reparto y que, para sobrevivir, recurren a préstamos de otros vecinos, a
pedir alimentos por adelantado y a reducir la cantidad de las raciones que cocinan porque no tienen dinero
para comprar en el mercado. Quienes sí tienen ingresos destinan el 73% de ellos a comida, según el citado
informe.
Aquí apenas hay negocios, no se puede trabajar; sólo puedes esperar a que las agencias te alimenten
Ibrahim Hefow, refugiado
La gran baza con la que contaban los habitantes de Dadaab para subsistir era el dinero enviado por
parientes reasentados en países extranjeros, pero ese grifo se ha cerrado. El pasado 2 de abril Al Shabab
—que atenta en Kenia desde que este país entró en Somalia para combatirlos en 2011— asesinó a 149
personas, la mayoría estudiantes, en la universidad de Garissa, a 80 kilómetros de Dadaab. Desde
entonces, el Gobierno keniano ha retirado la licencia a 13 empresas de envío de dinero como medida para
atajar el terrorismo, y esto ha afectado a los refugiados. "Antes sobrevivíamos con las remesas pero ahora
se han cortado y en las últimas dos semanas no hemos recibido nada, no tenemos nada", dice Abdin
Mohamed Osman, de 61 años y padre de un bebé de nueve meses ingresado por desnutrición y diarrea en
el hospital de MSF. "El Gobierno nos ha puesto en una situación muy delicada, pues las ayudas
internacionales son muy pequeñas en comparación con las necesidades", completa Abderisak, imán de
una de las mezquitas.
Los sucesivos llamamientos de ACNUR (que ha hecho posible la realización de este reportaje) y el PMA
corroboran la necesidad que se vive en Dadaab. En octubre de 2013, las dos organizaciones anunciaban
una reducción del 20% en las raciones de alimentos durante los dos meses siguientes debido a la falta de
fondos, y pedían una aportación urgente de 20 millones de dólares para reanudar la distribución normal de
cara a 2014. Ese dinero llegó, pero el 31 de diciembre siguiente, la situación se repetía: las dos agencias
realizaron otra llamada para conseguir 45 millones de dólares y confirmaron que desde el mes anterior
solo estaban entregando la mitad de las raciones a los refugiados. En abril de 2015, el reparto se había
normalizado, según Leonard Zulu, coordinador sénior de ACNUR en Dadaab: "Es cierto que hubo un
recorte de la asistencia el año pasado, pero ya se ha reanudado y en los informes no se ha reflejado una
disminución de las calorías", asegura. Durante 2014 los refugiados recibieron una dieta de 2.100 calorías
diarias, según el PMA.
Una niña mira a cámara en el campo IFO1 de Dadaab. / Lola Hierro
Los vecinos de Dadaab, sin embargo, aseguran que la distribución no es la misma. "Antes daban trigo,
ahora sólo maíz, y en menor cantidad. El trigo era mejor para mi hijo", afirma Abdin Mohamed Osman
mientras acaricia la mano de su bebé, encamado, sudoroso, inmóvil y con los ojos entrecerrados. Hawa,
de 51 años y portavoz del comité de salud en el hospital de MSF, califica la situación de "crítica".
"Muchos bebés no tienen leche materna ni cereales. Los adultos no toman verduras". En su opinión, la
reducción de los alimentos podría explicar el aumento de pacientes en el hospital de la ONG, que ha
pasado de 16.400 en noviembre de 2014 a 21.000 en abril de 2015, según, confirma Abdelmalik
Wanyama, director del centro sanitario.
Peter, pastor anglicano de origen sur sudanés, casado y con dos hijas, explica los problemas con el
racionamiento: "Distribuyen 25 kilos de maíz, algo de gachas, litro y medio de aceite, sal y un puñado de
legumbres para una familia de cuatro miembros cada 15 días. Si eres una sola persona, te tocan tres kilos.
No nos dan arroz, ni frutas, ni verduras, ni carne, leche o azúcar. No se puede vivir sin esos alimentos.
Cuando redujeron las raciones cambiaron el trigo por sorgo y maíz, y sigue siendo así", critica.
Añade el religioso que el maíz que se reparte no viene hecho harina, sino como grano, y por eso las
familias se ven obligadas a vender una parte para poder pagar el molino. Este extremo también viene
recogido en el informe de ACNUR y el PMA, que aclara que el precio de un kilo de maíz, 10 chelines
kenianos (10 céntimos de euro), es lo mismo que cuesta moler un kilo. Así, por cada uno que se muele,
hay que vender otro.
Al 70% de las familias se les acaba la comida casi una semana antes del siguiente reparto
Los casos de malnutrición, paradójicamente, no han aumentado significativamente en el campo. Según
los últimos datos de ACNUR, la prevalencia mejoró de un 15,4% en 2012 a un 9,9% en 2013. A falta de
datos más recientes, el director del hospital de MSF sí asegura que la reducción de alimentos no ha tenido
impacto. "Las enfermedades respiratorias son las más comunes, seguidas de las diarreas. La malnutrición
sigue siendo la tercera". Tanto el PMA como MSF desarrollan programas de alimentación terapéutica
para niños con desnutrición y madres embarazadas o en periodo de lactancia. En los colegios también se
desarrollan este tipo de programas.
Las razones para quedarse
"La gente está en el campo por dos razones: la posibilidad de ser reasentado en un país desarrollado y la
educación", sentencia Abdilkadir Ahmed Abdila, de 27 años y director del colegio Midnimo, uno de los
73 centros educativos donde hay escolarizados casi 90.000 niños entre Primaria y Secundaria. "En
Somalia no podemos dar una buena educación a nuestros hijos ya que a Al Shabab no le gusta el modelo
de educación occidental, la única que permiten es la que se imparte en las madraza [escuelas coránicas]".
Abdilkadir tiene por delante el desafío de mantener la calidad de la enseñanza en su centro pese a los
recortes que sufren desde el año pasado. "El presupuesto es cada vez menor; en este colegio despidieron a
17 profesores. Ahora quedan 37, dos de ellos pagados por los padres. Los libros también han dejado de
llegar", lamenta el maestro, que asegura que en IFO1 solo quedan unos 400 de los 780 docentes
empleados el curso anterior. "Gano 100 dólares al mes y los profesores, 70. Por ese sueldo tienen que
hacerse cargo de clases sobrecargadas de estudiantes. Algunos niños han dejado de venir porque los
padres ven que no hay medios suficientes" añade, visiblemente agobiado.
Como al resto de refugiados, Abdilkadir también se preocupa cada vez que vuelven los rumores sobre el
cierre del campo. El último fue más que eso. A raíz del ataque de Al Shabab en Garissa, el Gobierno de
Uhuru Kenyatta dio a la ONU un plazo de tres meses para clausurarlo y reubicar a los refugiados en otro
lugar fuera de Kenia, pues lo considera un nicho de reclutamiento de futuros terroristas. Tras unas
semanas de tensión y conversaciones de alto nivel, el Ejecutivo cambió de idea, pero los hombres y
mujeres de Dadaab no confían. "Los refugiados no apoyan ni a Al Shabab ni a ningún otro grupo
terrorista; son vulnerables y muchos ni siquiera han visto su país", resume Mohamed Olow, jefe de
seguridad en IFO1.
Una madre sostiene a su bebé en el hospital de MSF en Dagahaley. / Lola Hierro
La población de Dadaab es la más expuesta a sufrir ataques. Se sienten más seguros que en Somalia, pero
no son inmunes a la delincuencia. Los 50 kilómetros del campo se extienden por un erial adornado tan
solo por algunos arbustos y acacias resecas. No hay vallas disuasorias, como tampoco las hay en la
frontera entre Somalia y Kenia, trazada sin razón ni lógica por manos y mentes colonizadoras en pleno
desierto, a una hora de camino, y cruzada a diario por toda clase de individuos, desde pastores hasta
contrabandistas o asesinos. Sabe la joven Adar de inseguridades desde que, a los 14 años, presenció cómo
unos hombres armados violaron a dos de las mujeres con las que había ido a cortar leña a un bosque
cercano. Lo saben los cooperantes que trabajan sobre el terreno, víctimas de secuestros y ataques como el
del pasado 1 de abril, que costó la vida a un maestro de la ONG Windle Trust Kenya.
"Estamos perdiendo personal keniano cualificado por el riesgo de sufrir ataques terroristas", afirma Hawa,
la portavoz del comité de salud de MSF. Y Leonard Zulu, conocedor de todo lo que ocurre en Dadaab
como máximo responsable de ACNUR en el terreno, también es consciente de la inseguridad de la que
son víctimas a diario pese a los millones de dólares invertidos, las 11 comisarías, los agentes de paisano y
los técnicos de prevención del crimen. "En un lugar con más de 300.000 personas no puedes pretender
que toda la gente sea buena, eso es imposible, pero se están tomando medidas para hacer los campos más
seguros", insiste.
Otro que sabe de inseguridad es Abdilkadir. Tiene miedo a que su escuela sea atacada, pues ya ha
recibido amenazas. Pese a que unos 2.000 refugiados han vuelto a casa gracias al programa de retorno
voluntario de ACNUR, él tiene miedo de ser devuelto a Somalia, y la sola idea empaña sus ojos. "La
única esperanza es que mi país vuelva a ser un lugar seguro. Mientras, no podemos volver, no podemos,
no podemos. La sangre de mi hermano, de mi padre, de mis primos... Simplemente, no podemos", solloza
con la cara escondida entre las manos. "Al final, 100 dólares es mejor que nada".
El momento de actuar
ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, es la principal agencia que coordina las actividades
humanitarias en Dadaab.
“Añoro ir a una pizzería y comerme una
buena pizza”
25.05.2015 : A solas con el Papa Francisco en su residencia de Santa Marta, en el Vaticano. Un mano a
mano histórico en el que una de las personalidades más importantes del mundo desnudó su intimidad.
"Quiero que me recuerden como un buen tipo", desea. Y admite, desde lo más profundo: "La gente me
hace bien"
Por Juan Berretta
(enviado especial)
(La Voz del Pueblo)
En un pequeño y sencillo salón de la residencia de Santa Marta, en el Vaticano, el Papa Francisco recibió
a LA VOZ DEL PUEBLO sin presencia de terceros y una sola condición: “Lo único que te pido es que me
juegues limpio”, dijo antes de que el grabador entrara en acción. Luego, durante los 45 minutos que se
extendió el encuentro, confesaría que en otros tiempos le tenía “pánico a los periodistas”. Queda claro
que es un trauma superado.
Jorge Bergoglio se animó a pasear por su intimidad, a contestar con ganas y gestos cuando la pregunta
lo entusiasmaba, y también a hacerlo seco y tajante ante una consulta que, según su respuesta, podía
generar mucho ruido fronteras afuera de la Santa Sede. La soledad, la pizza, el miedo al dolor físico, su
magnetismo, las cosas que lo hacen llorar, la presión, la televisión, el valor de las utopías… Esos fueron
algunos de los puntos que recorrió durante la charla, que tuvo como punto de partida su
nombramiento.
- ¿Soñaba con ser Papa?
- ¡¡¡Nunca!!! Tampoco con ser presidente de la República o general del Ejército. Viste que hay algunos
pibes que sueñan con eso. Yo no.
- ¿Pero avanzando en el servicio episcopal tampoco fantaseó con esa posibilidad?
- Después de que estuve 15 años en puestos de mando en los que me fueron poniendo, volví al llano, a
ser confesor, cura… La vida de un religioso, de un jesuita, va cambiando según las necesidades. Y con
respecto a la posibilidad, yo estaba en la lista de los papables en el otro cónclave… Pero esta vez, la
segunda, por la edad, 76 años, y porque además había gente más valiosa ciertamente… Así que a mí
nadie me nombraba, nadie. Además decían que era un “kingmaker” (o hacedor de reyes, como se
denomina aquellos cardenales que debido a su experiencia y autoridad son más capaces que otros
para pesar en el resultado electoral), que podía influir en los cardenales latinoamericanos para que
votaran. Tanto era el asunto que ni una foto mía salió en los diarios, nadie pensaba en mí. En las casas
de apuestas de Londres estaba en el número 46 (se ríe con ganas). Yo tampoco pensaba en mí, ni se me
ocurría.
- ¿A pesar de que en 2005 fue el segundo más votado luego de Ratzinger?
- Esas son cosas que se dicen. Lo cierto es que al menos en la otra elección estaba en los diarios,
aparecía entre los papables. Adentro era claro que tenía que ser Benedicto y hubo casi unanimidad por
él y eso a mí me gustó mucho. Era clara su candidatura, en la segunda no había ningún candidato claro.
Había varios posibles, pero ninguno fuerte. Por eso me vine a Roma con lo puesto y con pasaje para
volver el sábado a la noche y poder estar en Buenos Aires en el Domingo de Ramos. Incluso dejé hecha
mi homilía sobre el escritorio. Nunca pensé que iba a pasar.
- ¿Y cuándo fue elegido qué sintió?
- Antes de la elección definitoria sentí mucha paz. “Si Dios lo quiere…”, pensé. Y me quedé en paz.
Mientras que se hacían los escrutinios, que son eternos, yo rezaba el rosario, tranquilo. Tenía a mi lado a
mi amigo el cardenal Claudio Hummens, que en una votación anterior a la definitiva me decía, “no te
preocupes eh, que así obra el Espíritu Santo…” (vuelve a reírse).
- ¿Y lo asumió enseguida?
- Me llevaron a la Sacristía, me cambiaron la sotana, y a la cancha. Y ahí dije lo que me vino.
- Fue algo natural entonces.
- Sí, sentí mucha paz y dije lo que me vino del corazón.
- ¿Reconoce el magnetismo que genera en la gente? Lo digo por el plus que le da su figura a la
investidura papal.
- Y, sí… Sé que la gente… (duda, hace silencio) Primero no entendía por qué ocurría eso. Y me cuentan
algunos cardenales que la gente dice “le entendemos”. Claro, yo trato de ser plástico en las audiencias,
en las cosas que hablo, como hoy (por la audiencia pública del miércoles) que conté una anécdota de
cuando estaba en cuarto grado. Entonces es como que la gente entiende lo que quiero decir. Como
cuando hablé del caso de los padres separados, que usan de rehenes a los hijos, algo muy triste, los
victimizan, el papá le habla mal de la mamá, o al revés, y al pobre chico se le arma un corso a
contramano en la cabeza. Trato de ser concreto y eso que vos llamás magnetismo, ciertos cardenales
me dicen que tiene que ver con que la gente me entiende.
- ¿Disfruta de la audiencia pública?
- Sí, lo disfruto en un sentido humano y espiritual, las dos cosas. La gente me hace bien, me tira buena
onda, como se dice. Es como que mi vida se va involucrando en la gente. Yo, psicológicamente, no
puedo vivir sin gente, no sirvo para monje, por eso me quedé a vivir acá en esta casa (en la residencia de
Santa Marta). Esta es una casa de huéspedes, hay 210 piezas, vivimos 40 personas que trabajamos en la
Santa Sede y los otros son huéspedes, obispos, curas, laicos, que pasan y se hospedan acá. Y eso a mí me
hace muy bien. Venir aquí, comer en el comedor, donde está toda la gente, tener la misa ésa donde
cuatro días a la semana viene gente de afuera, de las parroquias… Me gusta mucho eso. Yo me hice cura
para estar con la gente. Doy gracias a Dios que eso no se me haya ido.
- ¿Qué añora de su vida previa al papado?
- Salir a la calle. Eso sí lo añoro, la tranquilidad de caminar por las calles. O ir a una pizzería a comer una
buena pizza (se ríe).
- Puede pedir un delivery al Vaticano.
- Sí, pero no es lo mismo, la cuestión es ir allí. Yo siempre fui callejero. De cardenal me encantaba
caminar por la calle, ir en colectivo, subte. La ciudad me encanta, soy ciudadano de alma. No podría vivir
en una ciudad como la tuya por ejemplo, me costaría mucho… No, Tres Arroyos no es tan chico, sí
podría vivir ahí. En el campo no podría vivir.
- ¿Acá recorre la ciudad?
- Noooo, (otra vez se ríe con ganas). Voy a las parroquias… Pero no puedo salir. Imaginate que yo salgo
ahí (por la calle) y se arma. Un día salí en el auto sólo con el chofer y me olvidé de cerrar la ventanilla,
estaba abierta y no me di cuenta. Y se armó un lío… Yo iba en el asiento del acompañante, teníamos que
ir ahí nomás, pero la gente no dejaba avanzar el auto. Claro, que el Papa esté por la calle…
- Eso tiene que ver con su forma de ser.
- Es verdad que acá tengo el apelativo de indisciplinado, el protocolo mucho no lo sigo. El protocolo es
muy frío, aunque hay cosas oficiales a las que me atengo totalmente.
- ¿De noche puede descansar, se desconecta?
- Yo tengo un sueño tan profundo que me tiro en la cama y me quedo dormido. Duermo seis horas.
Normalmente a las nueve estoy en la cama y leo hasta casi las diez, cuando me empieza a lagrimear un
ojo apago la luz y ahí quedé hasta las cuatro que me despierto solo, es el reloj biológico. Eso sí, después
necesito la siesta. Tengo que dormir de 40 minutos a una hora, ahí me saco los zapatos y me tiro en la
cama. Y también duermo profundamente, y también me despierto solo. Los días que no duermo la
siesta lo siento.
- ¿Qué lee antes de dormirse?
- Ahora estoy leyendo sobre San Silvano del Monte Athos, un gran maestro espiritual.
- En la visita que realizó a Manila en el verano, habló de la importancia de llorar. ¿Usted llora?
- Cuando veo dramas humanos. Como el otro día al ver lo que ocurre con los del pueblo rohingya, que
andan arriba de esos barcones en aguas tailandesas y cuando se acercan a tierra les dan un poco de
comida, agua y los echan otra vez al mar. Eso me conmueve profundamente, ese tipo de dramas.
Después, los chicos enfermos. Cuando veo lo que acá llaman “enfermedades raras”, que son producidas
por descuido del ambiente, se me revuelve todo. Cuando veo a esas criaturas le digo al Señor: “Por qué
ellos y no yo”. Cuando voy a la cárcel también me conmuevo. De los tres Jueves Santos que tuve, dos fui
a cárceles, una vez a una de menores y la otra a la de Rebibbia. Y después en otras ciudades de Italia que
visité fui a la cárcel, almorcé con ellos, y cuando estaba charlando me venía a la cabeza: “Pensar que yo
podría estar aquí”. Es decir, ninguno de nosotros está seguro de que nunca va a cometer un crimen, una
cosa digna de ser encarcelado. Entonces me digo por qué Dios permitió que yo no esté aquí. Y siento
dolor por ellos y le agradezco a Dios no estar, pero a la vez siento que ese agradecimiento es de
conveniencia también, porque ellos no tuvieron la oportunidad que tuve yo de no hacer una macana
digna de estar encarcelado. Eso me lleva al llanto interior. Eso lo siento mucho.
- ¿Pero llega a llorar con lágrimas?
- Públicamente no lloro. Me pasó dos veces que estuve al límite, pero me pude frenar a tiempo. Estaba
demasiado conmovido, incluso hubo algunas lágrimas que se escaparon, pero me hice el tonto y
después de un rato me pasé la mano por la cara.
-¿Por qué no quería que lo vieran llorar?
- No sé, me pareció que tenía que seguir adelante.
-¿Cuáles fueron esas situaciones?
- Recuerdo una, la otra no. La que me acuerdo tuvo que ver con la persecución de los cristianos en Irak.
Estaba hablando de eso y me conmoví profundamente. Pensar en los chicos…
- ¿A qué le tiene miedo?
- En general no tengo miedo. Soy más bien temerario, me mando sin medir consecuencias. Eso a veces
me da dolores de cabeza porque por ahí se me va una palabra de más (otra vez se ríe con intensidad). En
cuanto a los atentados, yo estoy en manos de Dios y en mi oración le hablé al Señor y le dije: “Mirá, si
eso tiene que ser, que sea, solamente te pido una gracia, que no me duela” (se ríe), porque soy cobarde
al dolor físico. El dolor moral lo aguanto, pero el físico, no. Soy muy cobarde en eso, no es que le tenga
miedo a una inyección, pero prefiero no tener problemas con el dolor físico. Soy muy intolerante, lo
asumo como algo que me quedó de la operación de pulmón que me realizaron cuando tenía 19 años.
- ¿Siente presión?
- Las presiones existen. Toda persona de gobierno siente presiones. En este momento lo que más me
cuesta es la intensidad que hay de trabajo. Estoy llevando un ritmo de trabajo muy fuerte, es el
síndrome del fin del año escolar, que acá termina a fin de junio. Y entonces se juntan mil cosas, y
problemas hay... Y después están los problemas que te arman, con que dije o no dije… Los medios de
comunicación también toman una palabra y por ahí la descontextualizan. El otro día en la parroquia de
Ostia, cerca de Roma, voy saludando a la gente, y habían puesto a los ancianos y a los enfermos en el
gimnasio. Estaban sentados y yo pasaba y los saludaba. Entonces dije: “Miren qué divertido, acá donde
jugaban los chicos están los ancianos y los enfermos. Yo los comprendo a ustedes porque también soy
anciano y también tengo mis achaques, soy un poco enfermo”. Al otro día salió en los diarios: “El Papa
confesó que estaba enfermo”. Contra ese enemigo no podés.
- ¿Y está encima de todo lo que se publica?
- No, no. Diario leo solamente uno, La Repubblica, que es un diario para sectores medios. Lo hago a la
mañana y no me lleva más de 10 minutos ojearlo. Televisión no veo desde el año 1990 (se toma el
tiempo para responder). Es una promesa que le hice a la Virgen del Carmen en la noche del 15 de julio
de 1990.
- ¿Por un motivo en particular?
- No, no, me dije esto “no es para mí”.
- ¿No ve los partidos de San Lorenzo?
- No veo nada.
- ¿Cómo se entera de los resultados?
- Hay un guardia suizo que todas las semanas me deja los resultados y cómo va en la tabla.
- Usted, entre los Papas, ¿sería un Messi o un Mascherano?
- No sabría decirte porque no sé distinguir el estilo de los dos porque no veo fútbol. Messi vino dos
veces acá y nada más, no lo he visto.
- ¿Navega por Internet?
- Nada. Y dar entrevistas jamás, ahora se me ha dado, es el estado de gracia. Antes enfrentarme a un
periodista me daba pánico.
- ¿Cómo ve a la Argentina desde el Vaticano?
- Como un país de muchas posibilidades y de tantas oportunidades perdidas. Como decía el cardenal
Quarracino. Y es verdad. Somos un país que ha perdido tantas oportunidades a lo largo de la historia.
Algo pasa, con toda la riqueza que tenemos. Como el cuento de los embajadores de los países que se
fueron a quejar a Dios porque a los argentinos le habían dado tantas riquezas y a ellos solamente una, o
la agricultura o la minería. Dios los escuchó y les contestó: “No, perdón, para balancear les di los
argentinos”.
- ¿Sigue la evolución de la política en Argentina?
- No, para nada, corté acá la recepción de políticos porque me di cuenta de que algunos usaban eso y mi
foto, aunque también es cierto que algún otro ni dijo que había estado conmigo y ni se sacó la foto. Pero
para evitar eso, los políticos en audiencia privada, no. Si vienen van a las audiencias generales, los
saludo. Pero no sé cómo van las elecciones ni quiénes son los candidatos. Me imagino quiénes deben
ser los principales, pero no sé tampoco cómo van las tensiones. Sé que en las PASO de Buenos Aires
ganó el PRO porque lo vi en el diario, salió hasta en La Repubblica.
- ¿Le gusta que lo cataloguen como el Papa pobre?
- Si ponen después otra palabra, sí. “Pobre tipo”, por ejemplo… (se vuelve a reír con ganas). La pobreza
es el centro del Evangelio. Jesús vino a predicar a los pobres, si vos sacás la pobreza del Evangelio no
entendés nada, le sacás la médula.
- ¿No es utópico pensar en que se puede erradicar la pobreza?
- Sí, pero las utopías nos tiran para adelante. Sería triste que un joven o una joven no las tuviera. Hay
tres cosas que tenemos que tener todos en la vida: memoria, capacidad de ver el presente y utopía para
el futuro. La memoria no hay que perderla. Cuando los pueblos pierden su memoria está el gran drama
de descuidar a los ancianos. Capacidad de hermenéutica frente al presente, interpretarlo y saber por
dónde hay que ir con esa memoria, con esas raíces que traigo, cómo la juego en el presente, y ahí está la
vida de los jóvenes y adultos. Y el futuro, ahí está la de los jóvenes sobre todo y la de los niños. Con
memoria, con capacidad de gestión en el presente, de discernimiento y la utopía hacia el futuro, que ahí
se involucran los jóvenes. Por eso el futuro de un pueblo se manifiesta en el cuidado de los ancianos,
que son la memoria, y de los niños y jóvenes, que son los que van a llevarla adelante. Los adultos
tenemos que recibir esa memoria, trabajarla en el futuro y darla a los hijos. Una vez leí algo muy lindo:
“El presente, el mundo que hemos recibido, no es sólo una herencia de los mayores sino más bien un
préstamo que nos hacen nuestros hijos para que se lo devolvamos mejor”. Si yo corto mis raíces y me
desmemorizo me va a pasar lo que le pasa a toda planta, me voy a morir; si yo vivo solamente un
presente sin mirar la previsión a futuro, me va a pasar lo que le pasa a todo mal administrador que no
sabe proyectar. La contaminación ambiental es un fenómeno de ese estilo. Tienen que ir las tres juntas,
cuando falta alguna un pueblo empieza a decaer.
- ¿Cuáles son los peores males que aquejan al mundo hoy?
- Pobreza, corrupción, trata de personas… Me puedo equivocar en la estadística, pero qué me decís si te
pregunto ¿qué ítem viene en gasto en el mundo después de alimentación, vestido y medicina? El cuarto
son los cosméticos y el quinto las mascotas. Es grave eso, eh. El cuidado de las mascotas es como el
amor un poco programado, es decir, yo puedo programar la respuesta amorosa de un perro o de una
gatita, y ya no necesito tener la experiencia de un amor de reciprocidad humana. Estoy exagerando, que
no se tome textual, pero es para preocuparse.
- ¿Por qué siempre repite “recen por mí”?
- Porque lo necesito. Yo necesito que me sostenga la oración del pueblo. Es una necesidad interior,
tengo que estar sostenido por la oración del pueblo.
- ¿Cómo le gustaría que lo recuerden?
- Como un buen tipo. Que digan: “Este era un buen tipo que trató de hacer el bien”. No tengo otra
pretensión.
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La ficha
Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936, en la ciudad de Buenos Aires. Se inició en el
servicio eclesiástico a los 21 años, luego de recibirse como técnico químico. Fue obispo y arzobispo de
Buenos Aires. El 13 de marzo de 2013 los 115 cardenales electores lo convirtieron en el Papa 266 de la
historia. Francisco es el primer pontífice latinoamericano y jesuita
Es feo ver cristianos mundanos, dijo el Papa en su homilía
2015-05-26 Radio Vaticana
(RV).- “Es feo ver a un cristiano” que quiere “seguir a Jesús y a la mundanidad”. Es la exhortación del
Papa en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. En efecto el
Pontífice subrayó que en su vida, un cristiano, debe hacer una elección radical, por lo que no puede
existir “un cristianismo a medias”, no es posible tener “el cielo y la tierra”.
Pedro pregunta a Jesús qué habrían recibido los discípulos al seguirlo, una pregunta planteada después
de que el Señor había dicho al joven rico que vendiera todos sus bienes en favor de los pobres. Francisco
desarrolló su homilía a partir de este diálogo que es de gran actualidad.
Un cristiano no puede tener el cielo y la tierra, no hay que apegarse a los bienes
El Santo Padre observó que Jesús responde de una manera diversa de la esperada por los discípulos: no
habla de riquezas, sino que en cambio promete la herencia del Reino de los cielos “pero con la
persecución y con la cruz”:
“Por esto, cuando un cristiano está apegado a los bienes, hace el papelón de un cristiano que quiere
tener las dos cosas: el cielo y la tierra. Es la piedra de toque, precisamente, es esto que dice Jesús: la
cruz, las persecuciones. Esto quiere decir negarse a sí mismo, padecer cada día la cruz… Los discípulos
tenían esta tentación, de seguir a Jesús pero después ¿cuál será la recompensa, al final, de este buen
negocio? Pensemos en la mamá de Santiago y de Juan, cuando pidió a Jesús un lugar para sus hijos: ‘Ah,
a éste me lo haces primer ministro y a éste ministro de economía…’, y surgió el interés mundano de
seguir a Jesús”.
Pero después – subrayó Francisco – “el corazón de estos discípulos fue purificado”, en Pentecostés,
cuando “entendieron todo”. Y añadió que “la gratuidad en el seguir a Jesús es la respuesta a la
gratuidad del amor y de la salvación que nos da Jesús”. Y cuando “se quiere ir tanto con Jesús como con
el mundo, tanto con la pobreza como con la riqueza – dijo – esto es un cristianismo a medias, que quiere
una ganancia material. Es el espíritu de la mundanidad”.
Riquezas, vanidad y orgullo nos alejan de Jesús
Aquel cristiano – afirmó el Papa evocando al profeta Elías, “cojea de las dos piernas” porque “no sabe lo
que quiere”. Y añadió que para entender esto es necesario recordar que Jesús nos anuncia que “los
primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros”, es decir “aquel que cree o que es el más
grande” se debe convertir en “el servidor, en el más pequeño”:
“Seguir a Jesús desde el punto de vista humano no es un buen negocio: es servir. Lo dijo Él, y si el Señor
te da la posibilidad de ser el primero, tú debes comportarte como el último, es decir en el servicio. Y si el
Señor te da la posibilidad de tener bienes, tú debes comportarte en el servicio, o sea por los demás. Son
tres cosas, tres escalones que nos alejan de Jesús: las riquezas, la vanidad y el orgullo. Por esto las
riquezas son tan peligrosas, porque te llevan inmediatamente a la vanidad y te crees importante. Y
cuando te crees importante te la crees y te pierdes”.
Un cristiano mundano es un contra-testimonio
El camino que indica el Señor – dijo también el Papa Bergoglio – es el del “despojamiento”, como hizo
Él: “Quien es el primer de entre ustedes se haga siervo de todos”. Y agregó que a Jesús “este trabajo”
con los discípulos “le costó tanto, tanto tiempo, porque no entendían bien”. Y entonces – dijo –
“también nosotros debemos pedirle: ‘¿Nos enseñas este camino, esta ciencia del servicio? ¿Esta ciencia
de la humildad? ¿Esta ciencia de ser los últimos para servir a los hermanos y a las hermanas de la
Iglesia?”:
“Es feo ver a un cristiano, independientemente que sea laico, consagrado, sacerdote, obispo, es feo
cuando se ve que quiere las dos cosas: seguir a Jesús y los bienes, seguir a Jesús y la mundanidad. Y esto
es un contra-testimonio, y aleja a la gente de Jesús. Ahora continuamos la celebración de la Eucaristía
pensando en la pregunta de Pedro. ‘hemos dejado todo: ¿cómo nos pagarás?’, y pensando en la
respuesta de Jesús. El precio que Él nos dará es la semejanza a Él. Este será el ‘sueldo’. ¡Gran ‘sueldo’,
asemejarse a Jesús!”
(María Fernanda Bernasconi - RV).
Vuestro claustro sigue siendo el mundo entero, dice el Papa a la
Orden de los Frailes Menores
Ciudad del Vaticano, 26 de mayo 2015 (VIS).-El Papa Francisco ha recibido esta mañana en la
Sala Clementina del Palacio Apostolico a los participantes en el Capítulo General de la Orden
de los Frailes Menores, dedicado esta vez a dos características claves de su identidad: la
minoridad y la fraternidad.
En el discurso que les dirigió, el Santo Padre señaló que la minoridad ''nos llama a ser y a
sentirnos pequeños ante Dios, confiándonos totalmente a su infinita misericordia. La
perspectiva de la misericordia es incomprensible para aquellos que no se ven como "menores",
es decir, pequeños, necesitados y pecadores ante Dios. Cuantos más somos conscientes de
ello, más cerca estamos de la salvación, cuanto más estamos convencidos de que somos
pecadores, más estamos dispuestos a ser salvados... Minoridad también significa salir de
nosotros mismos, de nuestros esquemas y puntos de vista personales; significa ir más allá de
las estructuras - que también son útiles si se usan sabiamente – más allá de los hábitos y las
certezas, para testimoniar una cercanía concreta a los pobres, a los necesitados, a los
marginados, en una actitud auténtica de compartición y de servicio''.
De igual modo la dimensión de la fraternidad es esencial para dar testimonio del Evangelio. ''En
la Iglesia primitiva -recordó - los cristianos vivían de tal forma la comunión fraterna... que las
personas se sorprendían al verlos tan unidos en el amor, tan disponibles para el don y el
perdón mutuo... Vuestra familia religiosa está llamada a manifestar esta fraternidad concreta,
recuperando recíprocamente la confianza en las relaciones interpersonales, para que el mundo
vea y crea, reconociendo que el amor de Cristo cura las heridas y hace de todos una cosa
sola''.
Francisco, desde esta perspectiva, invitó a los franciscanos a ser portadores de misericordia,
reconciliación y paz, obedeciendo al carisma que hace de ellos una congregación ''en salida'',
ya desde sus orígenes. ''Se narra -dijo – que cuando pidieron a los primeros hermanos que
mostrasen su claustro, subieron a una colina y señalando toda la tierra hasta donde llegaba la
mirada dijeron: 'Este es nuestro claustro'. Queridos hermanos, id todavía hoy en este claustro,
que es el mundo entero, empujados por el amor de Cristo, como os invita a hacer San
Francisco... cuando dice: ''...Exhorto a mis hermanos en el Señor Jesucristo que, cuando van
por el mundo, no litiguen ni contiendan con palabras ni juzguen a los otros; sino sean
apacibles, pacíficos y moderados, mansos y humildes, hablando a todos honestamente, como
conviene...En cualquier casa en que entren, primero digan: Paz a esta casa Y... séales lícito
comer de todos los manjares que les ofrezcan''.
La exhortación de San Francisco, subrayó el Pontífice, es de gran actualidad. ''Es profecía de
fraternidad y minoridad también para el mundo de hoy. ¡Que importante es vivir una existencia
cristiana y religiosa sin perderse en disputas y chismes, cultivando un diálogo sereno con
todos... con medios pobres, anunciando la paz y viviendo sobriamente, contentos con lo que
nos ofrecen! Requiere un empeño decidido en la transparencia, en el empleo ético y solidario
de los bienes, con un estilo de sobriedad y despojamiento. En cambio, si estáis apegado a los
bienes y riquezas del mundo, y depositáis en ellos vuestra seguridad, el Señor mismo os
despojará de este espíritu de mundanidad para preservar el valioso patrimonio de minoridad y
pobreza al que os llamó por medio de San Francisco. O sois libremente pobres y menores o
acabaréis despojados''.
''El Espíritu Santo es el animador de la vida religiosa -continuó- Cuando las personas
consagradas viven dejándose iluminar y guiar por el Espíritu, descubren en esta visión
sobrenatural el secreto de su fraternidad, la inspiración de su servicio a los hermanos, el poder
de su presencia profética en la Iglesia y en el mundo...La luz y la fuerza del Espíritu os
ayudarán también a enfrentar los desafíos que se os presentan, en particular la disminución
numérica, el envejecimiento y la escasez de nuevas vocaciones''.
''El pueblo de Dios os ama'' exclamó Francisco y contó que una vez el cardenal Quarracino le
dijo: ''En nuestras ciudades hay personas algo ''comecuras'' y cuando pasa un sacerdote le
dicen alguna que otra cosa. Por ejemplo, en Argentina, les llaman ''cuervos''...''Pero nunca,
nunca, me contaba Quarracino -añadió- dicen algo cuando ven a un franciscano con el hábito
¿Por qué?. Porque habéis heredado una autoridad en el pueblo de Dios con la minoridad, con
la fraternidad, con la mansedumbre, con la humildad, con la pobreza. Por favor ¡conservadla!
¡No la perdáis! El pueblo os ama''.
JORNADA DE LAS MISIONES 2015 Y VIDA CONSAGRADA: PAPA
FRANCISCO
Mensaje del papa Francisco con
motivo de la jornada mundial de las misiones 2015
Queridos hermanos y hermanas:
La Jornada Mundial de las Misiones 2015 tiene lugar en el contexto del Año de la Vida Consagrada, y
recibe de ello un estímulo para la oración y la reflexión. De hecho, si todo bautizado está llamado a dar
testimonio del Señor Jesús proclamando la fe que ha recibido como un don, esto es particularmente
válido para la persona consagrada, porque entre la vida consagrada y la misión subsiste un fuerte
vínculo. El seguimiento de Jesús, que ha dado lugar a la aparición de la vida consagrada en la Iglesia,
responde a la llamada a tomar la cruz e ir tras él, a imitar su dedicación al Padre y sus gestos de servicio
y de amor, a perder la vida para encontrarla. Y dado que toda la existencia de Cristo tiene un carácter
misionero, los hombres y las mujeres que le siguen más de cerca asumen plenamente este mismo
carácter.
La dimensión misionera, al pertenecer a la naturaleza misma de la Iglesia, es también intrínseca a toda
forma de vida consagrada, y no puede ser descuidada sin que deje un vacío que desfigure el carisma. La
misión no es proselitismo o mera estrategia; la misión es parte de la “gramática” de la fe, es algo
imprescindible para aquellos que escuchan la voz del Espíritu que susurra “ven” y “ve”. Quién sigue a
Cristo se convierte necesariamente en misionero, y sabe que Jesús «camina con él, habla con él, respira
con él. Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 266).
La misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, es una pasión por su pueblo. Cuando nos
detenemos ante Jesús crucificado, reconocemos todo su amor que nos dignifica y nos sostiene; y en ese
mismo momento percibimos que ese amor, que nace de su corazón traspasado, se extiende a todo el
pueblo de Dios y a la humanidad entera; Así redescubrimos que él nos quiere tomar como instrumentos
para llegar cada vez más cerca de su pueblo amado (cf. ibid., 268) y de todos aquellos que lo buscan con
corazón sincero. En el mandato de Jesús: “id” están presentes los escenarios y los desafíos siempre
nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia. En ella todos están llamados a anunciar el Evangelio a
través del testimonio de la vida; y de forma especial se pide a los consagrados que escuchen la voz del
Espíritu, que los llama a ir a las grandes periferias de la misión, entre las personas a las que aún no ha
llegado todavía el Evangelio.
El quincuagésimo aniversario del Decreto conciliar Ad gentes nos invita a releer y meditar este
documento que suscitó un fuerte impulso misionero en los Institutos de Vida Consagrada. En las
comunidades contemplativas retomó luz y elocuencia la figura de santa Teresa del Niño Jesús, patrona
de las misiones, como inspiradora del vínculo íntimo de la vida contemplativa con la misión. Para
muchas congregaciones religiosas de vida activa el anhelo misionero que surgió del Concilio Vaticano II
se puso en marcha con una apertura extraordinaria a la misión ad gentes, a menudo acompañada por la
acogida de hermanos y hermanas provenientes de tierras y culturas encontradas durante la
evangelización, por lo que hoy en día se puede hablar de una interculturalidad generalizada en la vida
consagrada. Precisamente por esta razón, es urgente volver a proponer el ideal de la misión en su
centro: Jesucristo, y en su exigencia: la donación total de sí mismo a la proclamación del Evangelio. No
puede haber ninguna concesión sobre esto: quién, por la gracia de Dios, recibe la misión, está llamado a
vivir la misión. Para estas personas, el anuncio de Cristo, en las diversas periferias del mundo, se
convierte en la manera de vivir el seguimiento de él y recompensa los muchos esfuerzos y privaciones.
Cualquier tendencia a desviarse de esta vocación, aunque sea acompañada por nobles motivos
relacionados con la muchas necesidades pastorales, eclesiales o humanitarias, no está en consonancia
con el llamamiento personal del Señor al servicio del Evangelio. En los Institutos misioneros los
formadores están llamados tanto a indicar clara y honestamente esta perspectiva de vida y de acción
como a actuar con autoridad en el discernimiento de las vocaciones misioneras auténticas. Me dirijo
especialmente a los jóvenes, que siguen siendo capaces de dar testimonios valientes y de realizar
hazañas generosas a veces contra corriente: no dejéis que os roben el sueño de una misión auténtica, de
un seguimiento de Jesús que implique la donación total de sí mismo. En el secreto de vuestra
conciencia, preguntaos cuál es la razón por la que habéis elegido la vida religiosa misionera y medid la
disposición a aceptarla por lo que es: un don de amor al servicio del anuncio del Evangelio, recordando
que, antes de ser una necesidad para aquellos que no lo conocen, el anuncio del Evangelio es una
necesidad para los que aman al Maestro.
Hoy, la misión se enfrenta al reto de respetar la necesidad de todos los pueblos de partir de sus propias
raíces y de salvaguardar los valores de las respectivas culturas. Se trata de conocer y respetar otras
tradiciones y sistemas filosóficos, y reconocer a cada pueblo y cultura el derecho de hacerse ayudar por
su propia tradición en la inteligencia del misterio de Dios y en la acogida del Evangelio de Jesús, que es
luz para las culturas y fuerza transformadora de las mismas.
Dentro de esta compleja dinámica, nos preguntamos: “¿Quiénes son los destinatarios privilegiados del
anuncio evangélico?” La respuesta es clara y la encontramos en el mismo Evangelio: los pobres, los
pequeños, los enfermos, aquellos que a menudo son despreciados y olvidados, aquellos que no tienen
como pagarte (cf. Lc 14,13-14). La evangelización, dirigida preferentemente a ellos, es signo del Reino
que Jesús ha venido a traer: «Existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los
dejemos solos» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 48). Esto debe estar claro especialmente para las
personas que abrazan la vida consagrada misionera: con el voto de pobreza se escoge seguir a Cristo en
esta preferencia suya, no ideológicamente, sino como él, identificándose con los pobres, viviendo como
ellos en la precariedad de la vida cotidiana y en la renuncia de todo poder para convertirse en hermanos
y hermanas de los últimos, llevándoles el testimonio de la alegría del Evangelio y la expresión de la
caridad de Dios.
Para vivir el testimonio cristiano y los signos del amor del Padre entre los pequeños y los pobres, las
personas consagradas están llamadas a promover, en el servicio de la misión, la presencia de los fieles
laicos. Ya el Concilio Ecuménico Vaticano II afirmaba: «Los laicos cooperan a la obra de evangelización
de la Iglesia y participan de su misión salvífica a la vez como testigos y como instrumentos vivos» (Ad
gentes, 41). Es necesario que los misioneros consagrados se abran cada vez con mayor valentía a
aquellos que están dispuestos a colaborar con ellos, aunque sea por un tiempo limitado, para una
experiencia sobre el terreno. Son hermanos y hermanas que quieren compartir la vocación misionera
inherente al Bautismo. Las casas y las estructuras de las misiones son lugares naturales para su acogida y
su apoyo humano, espiritual y apostólico.
Las Instituciones y Obras misioneras de la Iglesia están totalmente al servicio de los que no conocen el
Evangelio de Jesús. Para lograr eficazmente este objetivo, estas necesitan los carismas y el compromiso
misionero de los consagrados, pero también, los consagrados, necesitan una estructura de servicio,
expresión de la preocupación del Obispo de Roma para asegurar la koinonía, de forma que la
colaboración y la sinergia sean una parte integral del testimonio misionero. Jesús ha puesto la unidad de
los discípulos, como condición para que el mundo crea (cf. Jn 17,21). Esta convergencia no equivale a
una sumisión jurídico-organizativa a organizaciones institucionales, o a una mortificación de la fantasía
del Espíritu que suscita la diversidad, sino que significa dar más eficacia al mensaje del Evangelio y
promover aquella unidad de propósito que es también fruto del Espíritu.
La Obra Misionera del Sucesor de Pedro tiene un horizonte apostólico universal. Por ello también
necesita de los múltiples carismas de la vida consagrada, para abordar al vasto horizonte de la
evangelización y para poder garantizar una adecuada presencia en las fronteras y territorios alcanzados.
Queridos hermanos y hermanas, la pasión del misionero es el Evangelio. San Pablo podía afirmar: «¡Ay
de mí si no anuncio el Evangelio!» (1 Cor 9,16). El Evangelio es fuente de alegría, de liberación y de
salvación para todos los hombres. La Iglesia es consciente de este don, por lo tanto, no se cansa de
proclamar sin cesar a todos «lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con
nuestros propios ojos» (1 Jn 1,1). La misión de los servidores de la Palabra -obispos, sacerdotes,
religiosos y laico- es la de poner a todos, sin excepción, en una relación personal con Cristo. En el
inmenso campo de la acción misionera de la Iglesia, todo bautizado está llamado a vivir lo mejor posible
su compromiso, según su situación personal. Una respuesta generosa a esta vocación universal la
pueden ofrecer los consagrados y las consagradas, a través de una intensa vida de oración y de unión
con el Señor y con su sacrificio redentor.
Mientras encomiendo a María, Madre de la Iglesia y modelo misionero, a todos aquellos que, ad gentes
o en su propio territorio, en todos los estados de vida cooperan al anuncio del Evangelio, os envío de
todo corazón mi Bendición Apostólica.
Vaticano, 24 de mayo de 2015
Solemnidad de Pentecostés
Nepal; después del terremoto, el tráfico de niños
(©Ansa)
(©Ansa) Un niño después del terremoto en Nepal
Lucrando con la indigencia de las familias, crecen los
pseudo-orfanatos, estructuras que ocultan negocios de
explotación sexual o trabajo minoril
Paolo Affatato
roma
A un mes del violento terremoto que el 26 de abril sacudió Nepal, se hace cada vez más preocupante el
fenómeno del tráfico de niños. Por ello, el gobierno nepalí emanó hoy, 26 de mayo, una prohibición
generalizada para que los niños no puedan viajar dentro del país sin sus padres.
Las autoridades hindúes arrancaron de las manos de una red de traficantes a 26 pequeños huérfanos. En
algunos casos, fueron las mismas familias las que los cedieron debido a la indigencia en la que se han
encontrado, con la esperanza de garantizarles un futuro mejor. El terremoto, que según los datos
oficiales provocó 8.631 víctimas, con 21.838 heridos, puso en serias dificultades el sistema económico
del país, pues devastó, además de ciudades, inmensas zonas rurales en las que vivían millones de
personas.
Los traficantes habían llevado a los niños a la frontera, en el estado hindú de Bihar, prometiendo a las
familias que les habrían dado educación y cuidados. En realidad, su destino era la esclavitud en una
fábrica textil de Mumbay. La semana pasada, otros 28 pequeños (de los cuales 8 eran nepalíes) fueron
rescatados: trabajaban en una fábrica de ropa hindú, en el noreste de la nación, en la que les pagaban
150 rupias semanales (unos dos euros) por hacer camisetas.
El tráfico de niños es un fenómeno común después de las tragedias humanitarias. Se registraron alarmas
al respecto después del tsunami de 2004 en Sri Lanka, India e Indonesia, así como después del tifón
Yolanda que golpeó Filipinas en 2013.
«En Nepal existe un elevado riesgo de que donarores y voluntarios de buena fe promuevan sin darse
cuenta el tráfico de niños, que está apostando por abrir pseudo-orfanatos», utilizados como sedes para
reclutar a los niños, indicó el sitio web alemán “Guía al voluntariado” que organiza el trabajo voluntario
de los europeos en el extranjero. Está empeorando un fenómeno que ya había entrado a los orfanatos
locales antes del terremoto. Por ello, la organización alemana advierte sobre las campañas para sostner
las llamadas “casas para niños”.
Un estudio de la ong estadounidense Next Generation Nepal, que se dedica exclusivamente a la lucha
contra los traficantes y a la reintegración familiar, indica que el número de orfanatos ha aumentado
desproporcionadamente en el país desde 2010. Dos terceras partes de los niños que viven en estas
“casas de acogida” tienen por lo menos un familiar vivo. Ahora, los traficantes sin escrúpulos ven en el
drama de la emergencia y de las familias sin casa una apetitosa ocasión para abrir nuevas estructuras,
ofreciendo a las familias pobres y que sufrieron debido al desastre natural cuidados para sus niños.
Los niños, efectivamente, provienen principalmente de zonas rurales: los padres se dejan engañar con
falsas promesas. En realidad muchos jóvenes han sido usados como anzuelo y, a menudo, turistas y
voluntarios despistados contribuyen a que salgan adelante, con donaciones privadas, estas casas
administradas por organizaciones criminales. La mayor parte de ellas se encuentra en los distritos más
turísticos de Nepal, y esto indicaría también que se encuentran allí para ofrecer a los niños al turismo
pederasta.
Según Unicef Nepal, en la actualidad los falsos reclutadores para los pseudo-orfanatos tienen las cosas
muy fáciles, porque muchas familias están desesperadas. Son 70 mil los niños menores de 5 años que
requieren urgente ayuda alimenticia, y otros 55 mil, desnutridos, necesitan una alimentación específica
y terapéutica para poder sobrevivir. Además, «alrededor de un millón de niños no podrán volver a la
escuela», advirtió el vocero de la ONU Farhan Haq.
Next Generation Nepal indica: «Tememos que el reclutamiento ahora pueda superar las peores
pesadillas. El país está lleno de personajes que buscan lucrar con las necesidades de los sobrevivientes».
Anand Tamang, director del Centro de investigación sobre la salud, el ambiente y la población (con sede
en Katmandú), confirma los temores de que «el terremoto produzca un aumento dramático en el tráfico
de niños y de matrimonios de menores». Las ong aconsejan apoyar a las organizaciones que dejan a los
niños con sus familias o, en el caso de huérfanos verdaderos, en las comunidades y aldeas en las que
nacieron.
Mientras tanto, se ha asomado en Nepal la familia religiosa que nació del carisma de la Madre Teresa de
Calcuta, Un grupo de seis misioneras de la caridad, ocho frailes y seis voluntarios de la India ha llevado
ayuda a personas aisladas entre las montañas que rodean Katmandú. Han llegado a 200 familias y han
localizado a las más necesitadas. El gobierno de Nepal obstaculizó la misión, pues afirmó que la ayuda
debe provenir de las instituciones locales.
JILGUEROS EN LA CABEZA
AUTOR/ES: Carmen Guaita
TEMA: Novela
ISBN: 978-84-15995-10-4
CÓDIGO: 109605
PVP: 14.00 €
Una periodista prestigiosa que tiene cuarenta años pero aún no ha comenzado a
vivir, una mañana tranquila entre sabores de infancia, la llamada anodina de un antiguo
amor, una imaginación que se desborda y una oleada de recuerdos que se
agolpan… Durante dos horas de rebelión y de memoria, Eulalia Requena se encuentra
de nuevo con su niñez llena de historias, su juventud triste y su madurez confusa. De
repente, un suceso inesperado puede transformar todo el dolor en promesa, toda la
oscuridad en luz.
Jilgueros en la cabeza es la historia de una mujer con profundo deseo de autenticidad, una
mujer que se encuentra a sí misma y sabe tender hacia el futuro un puente de perdón y de
esperanza. O quizá solamente lo imagina.
HABLAR DE JESÚS HOY
AUTOR/ES: Instituto Superior de Pastoral (ISP)
TEMA: Teología pastoral
ISBN: 978-84-15995-07-4
CÓDIGO: 106349
PVP: 14.00 €
En este libro se recogen las cinco ponencias de la Lectura creyente celebradas en el
Instituto Superior de Pastoral de Madrid durante el año académico 2013-2014.
Obviamente la persona de Jesús de Nazaret sigue suscitando el interés de mucha gente, sea
creyente como no creyente. Estos últimos, los no creyentes, encuentran en ese personaje
histórico una fuente de sentido para sus vidas. Ven en Jesús un modelo excelente de ser
humano, el prototipo y arquetipo del ser humano. Resuena aquí el Jesús de la teología liberal,
y el Jesús de la Ilustración. Por eso, se resisten a aceptar que Jesús de Nazaret sea propiedad
de los creyentes, que quede atrapado en los dogmas del credo cristiano. Piden que se les
«devuelva a Jesús». Piensan legítimamente que Jesús no es propiedad de las Iglesias cristianas.
Lo consideran «patrimonio de la humanidad».
El islam contra los musulmanes
ABC | Guy Sorman
No pasa un día sin que el mundo nos envíe el eco de alguna catástrofe en la que los musulmanes son a
la vez los actores principales y las víctimas más numerosas. Como una colección macabra, hemos
recogido al azar, durante una sola semana, algunas de estas tragedias internas del mundo musulmán,
cometidas por musulmanes contra otros musulmanes, y perpetradas siempre en nombre del islam. En
Kabul, los talibanes atacan un hotel frecuentado por afganos; en Pakistán, unos suníes asesinan a unos
peregrinos ismaelitas, de la secta chií; en Yemen, un conflicto interno enfrenta a los chiíes locales
apoyados por Irán con los saudíes que reivindican el wahabismo. En Siria, los alauíes aliados a los chiíes
masacran a los suníes y a los kurdos. El Estado Islámico (ISIS) empleando comandos suicidas como armas
estratégicas. Los rohingyas, musulmanes de Birmania, agredidos por los budistas (a los que
erróneamente consideramos pacifistas) se lanzan al mar por millares para llegar a Malasia e Indonesia,
dos países musulmanes que los rechazan. En Egipto, el expresidente Morsi, elegido democráticamente,
pero miembro de la fraternidad de los Hermanos Musulmanes (en principio no violenta) es condenado a
muerte por un tribunal por cuenta de su sucesor, un dictador militar. En Bangladesh, un bloguero ateo –
porque también hay musulmanes laicos y musulmanes ateos– es asesinado en nombre del islam. En
Malí y en Nigeria continúa la guerra entre facciones, todas ellas defensoras del islam.
La guerra generalizada de musulmanes contra musulmanes, en la que cada uno pretende encarnar al
islam verdadero, salpica a Occidente, pero casi de rebote: la Policía de Dallas asesina a dos militantes
islamistas antes de que puedan atacar una exposición de caricaturas de Mahoma; en Boston, condenan
a muerte al autor checheno de un atentado; en Francia, en Bélgica y en Gran Bretaña, la Policía nacional
intercepta candidatos a la guerra santa en Siria.
A todos estos atentados que nos traen los medios de comunicación habría que añadir todos los que
escapan a nuestra atención: lugares de culto destruidos, violaciones, ajustes de cuentas (entre
palestinos, por ejemplo), de nuevo y siempre bajo el pretexto del islam. ¿Qué interpretación se puede
dar a este gigantesco caos que afecta a mil millones de musulmanes, en distinto grado, desde el
epicentro árabe hasta alcanzar los confines más alejados de África Occidental y el este de Asia? Ya no es
posible explicarlo como un conflicto de civilizaciones que enfrenta a Occidente y el islam, que era la
hipótesis dominante después de los atentados del 11 de septiembre. Los occidentales, sobre todo desde
la retirada casi total del teatro de operaciones en Afganistán e Irak, y el rechazo a intervenir en Siria, se
han convertido en espectadores más que en actores. Es en el interior del mundo musulmán donde
conviene buscar, si es que se puede, las razones principales de esta guerra de todos contra todos. En
este caso dudamos entre explicaciones temporales y espirituales. En Yemen, en Siria y en Irak, asistimos
a una rivalidad geopolítica clásica entre potencias –¿Irán contra Arabia Saudí?– de la misma manera que
en la Europa de antes de 1914. Pero ¿es indiferente que estos dos estados encarnen dos visiones
distintas del islam? La distancia entre chiismo y sunismo es al menos tan grande como la que había en el
siglo XVI entre católicos y protestantes. Y del mismo modo, entre el islam laico y los militares egipcios o
turcos y el islam integrista de los Hermanos Musulmanes y del Partido de la Justicia en Turquía (AKP)
progresa una frontera que no es solo circunstancial, sino esencial para el islam. Nosotros los
occidentales, que nos hemos vuelto arreligiosos, cuando no ateos, reducimos el hecho de la religión a
circunstancias sociológicas: detrás de la exaltación islámica creemos adivinar impulsos verdaderos
nacionales o tribales, simples conflictos de poder (el padre contra sus hijas, el dictador contra su pueblo,
el árabe de piel clara contra el africano de piel oscura) o de dinero (el del petróleo). Y también nos
gustaría explicarlo todo con el determinismo económico (la pobreza) o político (la ausencia de
democracia). Pues bien, la dificultad para comprender el yihadismo generalizado es que incluye a la vez
todas estas causas objetivas, pero también auténticas motivaciones espirituales. Un expresidente de
Indonesia, Abdurrahmán Wahid, líder también de un islam moderado, me explicaba que los occidentales
ya no podían comprender el frenesí del mundo musulmán porque al haber perdido todo sentido
religioso no aceptamos que los yihadistas crean realmente que luchan en nombre del islam, o al menos
en nombre de su interpretación del islam. Y al no disponer el islam de ninguna autoridad central capaz
de separar a las sectas (en el islam no hay Papa), los conflictos no tenían salida civil. Desde entonces,
para los occidentales, las opciones están limitadas: dudamos entre apartar la mirada, como en Siria;
defender nuestros intereses, como en Malí; pactar con el diablo, como en Irán; indignarnos, como en
Birmania… Y tantas otras opciones irrisorias, si existieran. Sugerimos, de todas formas, dos prioridades:
comprender este combate intraislámico, porque estamos lejos de lograrlo, y encontrar a esos
musulmanes preclaros, los más cercanos a nuestros ideales humanistas, que existen (Abdurrahmán
Wahid fue uno de ellos), aunque no los conocemos. Estas dos exigencias son previas a cualquier nueva
intervención de los ejércitos occidentales.
Guy Sorman
La búsqueda de la felicidad
La Vanguardia | Francisco Rubio Llorente
La búsqueda de la felicidad es, como se sabe, junto con la vida y la libertad, uno de los derechos
naturales con los que, según la Declaración de Independencia norteamericana, han sido dotados los
hombres por su creador. Una fórmula un poco más modesta que la que poco antes había incorporado el
Bill of Rights de Virginia, para el que el tal derecho no sólo amparaba la búsqueda de la felicidad, sino
también su consecución Los historiadores no han logrado ponerse de acuerdo sobre el origen de esta
fórmula y las razones que llevaron a Jefferson a emplearla para sustituir al derecho a la propiedad, que
es el que en la filosofía de la Ilustración suele acompañar a libertad e igualdad, pero sus trabajos son de
poca ayuda para determinar su significado actual, tan abierto que la hacen inútil, salvo como expresión
retórica, para el debate político. De hecho, es una expresión poco frecuente fuera de Estados Unidos y
que en otras partes del mundo sólo aparece en textos redactados bajo influencia norteamericana. En la
Constitución de Japón (artículo 13), o en la Declaración de Independencia de Vietnam que Ho Chi Minh
proclamó en 1945, animado entonces por los norteamericanos en su lucha contra el colonialismo
francés, antes de convertirse en cabeza del Vietcong y enemigo jurado y triunfante de Estados Unidos.
JAVIER AGUILAR
Fue esta, sin embargo, la expresión que el papa Francisco empleó al lamentar el naufragio en el que
recientemente murieron muchos cientos de emigrantes que intentaban entrar en Italia. En la política de
la Unión Europea estos intentos se ven desde la perspectiva de los horrores (guerra, inseguridad,
opresión, miseria) de los que los emigrantes huyen, no desde la del bien que pretenden alcanzar.
La diferencia de enfoque no es baladí y puede servir de punto de partida para una reflexión melancólica
sobre la reciente Agenda Europea de Migración. Una Agenda impulsada por aquel trágico naufragio,
como un año antes había sido el de Lampedusa el que movió a Juncker a incluir este tema como uno de
los puntos de su programa político, y en consecuencia buena parte de la Agenda está dedicada a las
medidas que emplear para evitar la muerte en el Mediterráneo. Pero esas medidas, como todo el resto
de la Agenda, están construidas a partir de una distinción nítida entre los emigrantes que tienen
derecho a solicitar (y eventualmente obtener) la protección internacional y todos los demás y este
derecho lo tienen sólo quienes son o se dicen víctimas de la opresión, la discriminación o la violencia. No
lo tienen por tanto quienes emigran por cualquier otra causa, incluida la miseria, que es la que mueve a
una buena parte de quienes nos vienen de África y a no pocos de los procedentes de otras partes del
mundo. Según la propia Agenda se deniegan el 55% de las solicitudes (hasta el 100% en los procedentes
de algunos estados) y cabe suponer que hay muchos que ni siquiera lo intentan, de manera que las
medidas previstas para la reubicación de urgencia y la previsión de 20.000 plazas anuales de
“reasentamiento” en el mejor de los casos sólo aliviaran la situación de una minoría de los inmigrantes
presentes o futuros. Para hacer frente al problema que plantean los restantes, que son la mayoría, la
Unión no encuentra otros medios que el de tratar de disuadirlos para que no vengan, o impedirles
entrar, si lo intentan, o devolverlos a sus países de origen si ya están aquí.
Quizás no haya otros, pero es seguro que estos son de muy escasa eficacia. Para que una sociedad haga
posible la felicidad de sus miembros, pensaba Rousseau, no debe animar en ellos deseos que no puedan
satisfacer y la sociedad global y ampliamente informatizada no cumple esa condición. Las informaciones
que les vienen de las naciones opulentas anima en la mayor parte de los habitantes del planeta deseos
que sólo dentro de ellas pueden satisfacer (aunque sean tan modestos como el de comer a diario). La
disuasión es improbable y muy limitada, no sólo por razones humanitarias, pero también por ellas, la
capacidad de los estados para impedir la entrada ilegal. En Europa como en Estados Unidos, aunque su
frontera terrestre del sur sea menos porosa que la nuestra en el Mediterráneo. En lo que toca a la
posibilidad de forzar el retorno de quienes se encuentran ya dentro de la Unión, basta con remitirse a
los datos de Eurostat que la Agenda cita: el 61,5% de las decisiones que lo imponen son incumplidas. De
tiempo en tiempo, no hay más salida que la regularización.
De donde se siguen dos conclusiones. La primera y más trivial es la de que el esfuerzo de los distintos
estados europeos para acoger a los inmigrantes no puede ser medido exclusivamente por el número de
personas a las que le han otorgado protección. Pero sobre todo, en segundo término, la de que la
migración en masa es el mayor problema de nuestro tiempo. Mayor que los que vienen de los
enfrentamientos ideológicos o culturales, o de la lucha por el poder, económico o político, porque tiene
su origen en una realidad más honda. Un problema que, me temo, heredarán nuestros nietos. Tal vez
sea verdad aquello de que la humanidad no se plantea problemas que no sea capaz de resolver, pero
poco consuelo cabe deducir de ello si la solución posible es trágica.
Francisco Rubio Llorente, catedrático emérito de Derecho Constitucional, expresidente del Consejo de
Estado.
Como si votáramos por vez primera
El País | Santos Juliá
Nunca unas elecciones municipales y autonómicas han despertado tan elevadas expectativas y han
provocado tan profundas incertidumbres como en esta ocasión: tanto es el renacido interés por la
política y tantas son las dudas suscitadas por los nuevos partidos y plataformas cívicas que parecería
como si estuviéramos, no ante unas elecciones de ámbito local o regional, ni siquiera ante unas
generales, sino ante unas constituyentes. Cierto, nada que ver con 1977, pero todo sucede como si,
agotado lo que entonces nació a la vida política, nos encontráramos en el trance de romper con el
pasado para marcar un nuevo comienzo.
Para percibir cómo hemos llegado hasta aquí, no será inútil recordar que si alguien hubiera resumido en
2008 las tres primeras décadas de esta democracia española, habría presentado un balance en el que los
logros destacarían más que los fracasos: una sociedad más libre e igualitaria, más permisiva y tolerante;
unos bienes públicos saneados y disfrutando del aprecio general; una democracia lejos de todo aquello
que en otras épocas fue su ruina; sin rastro de militarismo, con el clericalismo de capa caída; sin partidos
antisistema, con instituciones legitimadas ante la gran mayoría de ciudadanos; con el terror de ETA
derrotado y, para colmo, en Europa y con un sistema en el que dos partidos aseguraban estabilidad a los
gobiernos.
De pronto, los logros se desvanecieron para dejar el campo sembrado de fracasos. Una crisis económica
que el partido en el poder recibió con una mezcla de autocomplacencia y frivolidad, negándose a
nombrarla por su verdadero nombre, hasta que el superávit se convirtió en déficit y las cuentas
saneadas pasaron a ser deuda rampante; una crisis política, imparable desde que el partido en la
oposición ganó la siguiente convocatoria electoral para imponer una política contraria a todo lo que, con
mezcla de mentira, crispación y ligereza, había prometido. Crisis económica, devenida crisis política,
dando origen a una profunda crisis social, los tres pasos soñados por quienes éramos jóvenes en los
años sesenta cuando dábamos por cierto que las horas del capitalismo como sistema económico y de la
burguesía como clase dominante estaban contadas.
Ahora, con las tres crisis juntas y sin ninguna fuerza política capaz de enfrentarla, la democracia
española pasó a ser denostada como régimen del 78, epítome de fracaso, herencia del franquismo, el
régimen por antonomasia: colusión de los dos grandes partidos para el reparto del Estado; corrupción
no solo de personas sino del sistema; envilecimiento de salarios e incremento de la desigualdad;
políticas de agresión a los bienes públicos: docentes a la calle, hospitales en precario; impuestos sin tasa
sobre las clases media y media-baja; pérdida masiva de empleos; jóvenes haciendo las maletas camino
de Alemania.
Con los partidos enmudecidos, sin más rumbo que el impuesto desde el exterior, habló entonces la calle
sacando a plena luz la frustración incubada en el interior: si no el capitalismo ni la burguesía, al menos el
régimen del 78 sí tenía los días contados. No hubo ninguna institución capaz de recoger aquellas voces:
el sistema de partidos trastabilló y si no llegó a caer en tierra fue porque quedaban restos de clientelas y
viejas lealtades, una energía residual, insuficiente en todo caso para paliar el desastre. La energía nueva
llegó de fuera del sistema, de los movimientos sociales y de las plataformas creadas en una incesante
espiral de protesta que inundó las plazas públicas y —lo que resultó tan decisivo— las redes sociales.
Paralizados los viejos partidos ante el abismo, quienes alzaron la voz en plazas y redes, tras despreciar la
capacidad inclusiva que define, aun en medio de las peores tormentas, a las instituciones democráticas,
se percataron enseguida de que para alcanzar el poder no bastaba con el exceso de hybris de que
hicieron gala en los primeros momentos; que además de una buena ración de ego y arrogancia es
preciso algo tan antiguo como organizarse en partidos, concurrir a elecciones y conseguir votos. Y en
esas estamos: dos partidos en ascenso compiten con dos partidos en declive, situándose, sin
reconocerlo verbalmente, pero sí en la manera de quitarse la corbata o arremangarse la camisa, uno a la
izquierda de la derecha y el otro a la izquierda de la izquierda, donde abundan además variopintas
plataformas.
De lo primero, hay motivos para celebrar que, al contrario de lo ocurrido en Francia o Inglaterra, aquí la
quiebra de confianza en su partido de un amplio sector del electorado de derecha no haya provocado el
parto de una criatura de la derecha extrema; de lo segundo, lo que hoy se vislumbra es el grado de
fragmentación que añadirá a un campo siempre dividido un recién llegado —y las plataformas
coligadas— que mientras levantaba su tienda cambió la canción del mañana es nuestro por un lenguaje
de moderación. Y así, de la relativa simplicidad del eje izquierda/derecha con apoyo mutante de
nacionalistas catalanes, pasaremos a la inédita complejidad que precisará de pactos entre partidos y
plataformas que, si funcionan como potentes imanes electorales, tendrán que demostrar su valor como
coaliciones de gobierno.
Pues sería una ingenuidad dar por seguro que, como el mal radicaba en el bipartidismo, el
pluripartidismo traerá por sí solo el remedio. Alemania ha mantenido durante medio siglo un eficaz
sistema bipartidista, con o sin gobiernos de coalición, mientras en Italia, maestra en finezza política, el
sistema multipartidista se derrumbó, con sus gobiernos de coalición de quita y pon, como un castillo de
naipes, sin dejar ni una carta en pie. Aquí, el futuro que espera a la democracia con el nuevo sistema de
partidos que emerja hoy de las urnas no está escrito, como nada en la vida: eso es lo que rodea a estas
elecciones de cierto aura inaugural, como si votáramos por vez primera, desnudos de ataduras, libres de
viejas lealtades.
Con las elecciones generales de 1977, una dictadura hizo mutis al tiempo que irrumpía en escena una
democracia. Hoy puede ocurrir que una democracia fatigada por las malas prácticas y duramente
golpeada por la crisis encuentre en unas elecciones locales y autonómicas el punto de partida hacia su
reforma y renovación: todo dependerá de cómo administre cada cual, en el conflicto de intereses y la
distribución de recursos que es siempre la vida política, el resultado que salga de las urnas, esa
antigualla asentada por vez primera en España gracias al régimen de 1978.
Santos Juliá es historiador.
Iluminata: Teresa de Ávila, 500 años del camino a las Moradas.
Lectura de poesía y ensamble
MJ /
Celebrando los 500 años del nacimiento de la mística española Teresa de Ávila (1515-1582) la
Coordinación Nacional de Literatura, Universidad Autónoma del Estado de México y Púlsar
Comunicación Cultural.presentan una obra multidisciplinar donde reconocidas escritoras guiarán a Teresa
de Jesús en su camino al Castillo del alma bajo el acompañamiento armónico del ensamble de música
antigua Ditirambo.
“Iluminata: Teresa de Ávila, 500 años del camino a las Moradas. Lectura de poesía y ensamble”.
Un homenaje a la figura y legado literario y místico de Teresa de Ávila en el 500 aniversario de su
nacimiento a través de música de su época y poesía contemporánea.
Presentan: Instituto Nacional de Bellas Artes a través de la Coordinación Nacional de Literatura,
Universidad Autónoma del Estado de México y Púlsar Comunicación Cultural.
El ensamble de música antigua Ditirambo y músicos invitados interpretarán composiciones suyas basadas
en poemas de Teresa de Ávila y piezas del maestro de capilla y sacerdote también abulense, Tomas Luis
de Victoria (Ávila, 1548, Madrid, 1611), considerado como el mayor exponente de la polifonía
renacentista española y como el ―compositor de Dios‖, cuyas obras, coincidentes con la línea mística de
su contemporánea Teresa de Jesús, han trascendido los siglos.
La escenificación contará con la participación de la actriz Daniela Salazar como Teresa de Ávila, y el
poeta Hernán Sicilia, quien dará lectura a textos de San Juan de la Cruz.
Las poetas que encaminarán a Teresa en su camino a las Moradas son Angelina Muñiz Huberman, Coral
Bracho, Carmen Leñero, Marianne Toussaint, Lorena Elizabeth Hernández y su amiga y SS Claudia
Posadas.
Tendrá lugar el 4 de junio, a las 19:00h. en el Centro de Creación Literaria Xavier
Villaurrutia, Nuevo León 91
Teresa de Jesús, una mujer revolucionaria
MJ /
El martes 26 de mayo, a las 19h, en el salón de actos del Museo de los Orígenes de Madrid, se
presentará el libro Teresa de Jesús. Una mujer revolucionaria, publicado por la editorial Sílex
(especializada en libros de historia).
El libro habla fundamentalmente de Teresa como mujer, despojada de su hábito de carmelita, preocupada
de la condición femenina y ocupada en sus empresas de fundación. Una visión alejada de su figura
religiosa. En el mismo acto, el autor pronunciará una conferencia sobre la vinculación de santa Teresa
con Madrid a través de sus cartas, deseos de fundación y lugares que conoció en sus estancias en la
capital.
Ofrecemos la información que nos proporciona la contraportada:
Hay muchos maneras de contar una historia y la de Teresa de Jesús ha sido contada de la mismo manera
con demasiado frecuencia: a veces desde el ámbito religioso, otras desde el análisis médico o bien desde
la fecundidad literaria, olvidándose de que Teresa de Ahumada fue primero una mujer y luego una monja
con su rica vida espiritual. Ya lo avanzó en su tiempo el filólogo Américo Castro: «Ni clínico ni empíreo.
Teresa de Ávila suele ser llevada de uno a otro recinto siempre envuelta en aureolas mágicas… »
Teresa de Jesús. Historia de una mujer revolucionaria es la biografía de una mujer con grandes dotes de
persuasión y una gran capacidad de comunicación que, de vivir hoy, tendría cuentas en todas las redes
sociales además de su propio blog. El libro está redactado como si se tratara de un reportaje periodístico
de profundidad, como una extensa carta al estilo teresiano, con textos y comentarios de diferentes
personas relacionadas con su obra. En el texto se despoja o lo monja Teresa del hábito de carmelita
descalza y se la presento como una mujer con sus dudas, inquietudes y sueños dentro de una España
oscura, misógina y fanático. El ensayo se detiene en analizar su legado literario, sus enfermedades, su
feminismo y sobre todo sus relaciones con la sociedad para sacar adelante su empresa.
El libro se completa con una breve guía de los lugares teresianos para conocer mejor su vida.
El autor
Javier Leralta es un viajero del pasado, periodista y escritor especializado en biografías de personajes
históricos. Tiene más de veinte libros relacionados con el ámbito de la historia de Madrid, los viajes de
naturaleza y el Camino de Santiago. Dentro del apartado de divulgación histórica, ha publicado con Sílex
Ediciones Apodos Reales y La Leyenda Negra en la historia de los personajes de España. Cuenta con el
premio Villa de Madrid Ortega y Gasset de ensayo y humanidades y actualmente colabora en diferentes
medios de comunicación en temas históricos y medioambientales.
CARTA DE MONSEÑOR ROMERO AL
PRESIDENTE JIMMY CARTER
JUAN JOSÉ TAMAYO*, juanjotamayo@gmail.com
MADRID.
ECLESALIA, 25/05/15.- Poco más de un de un mes antes de ser asesinado, al enterarse por la prensa
nacional de que Estados Unidos estaba estudiando la posibilidad de enviar ayuda económica y militar a la
Junta de Gobierno de El Salvador, Romero escribió una carta al presidente de Estados Unidos, Jimmy
Carter, en la que le expresaba su preocupación por que el Gobierno de los Estados Unidos estuviera
estudiando la manera de favorecer la carrera armamentística de El Salvador con el envío de equipos
militares y asesores. Si tal información se confirmara, escribe Romero, la medida de Estados Unidos ―en
lugar de favorecer una mayor justicia y paz en El Salvador agudiza sin duda la injusticia y la represión
contra el pueblo organizado que muchas veces ha estado luchando por que se respeten sus derechos
humanos más fundamentales‖.
El arzobispo de San Salvador acusaba a la Junta de Gobierno, las Fuerzas Armadas y los Cuerpos de
Seguridad de El Salvador de que ―solo han recurrido a la violencia represiva produciendo un saldo de
muertos y heridos mucho mayor que los regímenes militares recién pasados‖. Por eso pedía a Jimmy
Carter que prohibiera dar dicha ayuda militar al Gobierno salvadoreño y que ―su Gobierno no intervenga
directa o indirectamente con presiones militares, económicas, diplomáticas, etc. en determinar el destino
del pueblo salvadoreño‖.
Citando la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Puebla, Romero consideraba deplorable e injusta la
intromisión de potencias extranjeras en la trayectoria económica y política del país y reclamaba el
derecho a la legítima autodeterminación. Dado su elevado nivel de concientización y organización, creía
que el pueblo era el único capaz de superar la crisis en la que se encontraba el país y de asumir la gestión
responsable del futuro de El Salvador.
Numerosas fueron las muestras de solidaridad con la Carta que llegaron de diversos sectores del pueblo y
de la Iglesia, entre ellos religiosas y sacerdotes que trabajaban pastoralmente en El Salvador y varios
obispos latinoamericanos que expresaron a Romero su apoyo por dicho gesto de protesta, así como su
solidaridad ante la destrucción de la emisora de la archidiócesis.
La carta fue calificada de ―devastadora‖ por un miembro del Gobierno de Estados Unidos. Calificativo
que fue respondido por Romero diciendo que ―no he querido devastar, sino simplemente, en nombre del
pueblo, pedir lo que ya gracias a Dios parece ha hecho abrir los ojos a Estados Unidos‖. Jimmy Carter le
respondió con una larga misiva en la que justificaba su apoyo a la Junta porque ―ofrece las mejores
perspectivas‖ y afirmaba que ―la mayor parte de la ayuda económica será en beneficio de los más
necesitados‖.
No obstante, en la ―ayuda militar, Estados Unidos reconoce desafortunadas actuaciones que
ocasionalmente han tenido las Fuerzas Armadas en el pasado‖. Y dirigiéndose a Romero Carter afirma:
―Nos preocupa tanto como a Usted que no sea usado ese subsidio en forma represiva y que se trata de
mantener el orden con un uso mínimo de fuerza letal‖. La carta de Carter se refería a la necesidad de un
ambiente menos beligerante y de menor confrontación y aseveraba que los Estados Unidos no
interferirían en los asuntos internos de El Salvador. Mencionaba, además, la amenaza de guerra civil que
presenta como alternativa a las reformas del Gobierno.
Romero dio a conocer el contenido de la carta de Carter en la homilía del 16 de marzo de 1980 y también
su valoración. Le parecía un juicio político discutible decir que la Junta de Gobierno de el salvador
ofrecía mejores perspectivas. Sobre la injerencia de Estados Unidos en los asuntos de El Salvador, el
comentario del arzobispo no podía ser más expresivo: ―Esperamos que los hechos hablen mejor que las
palabras‖. Sobre la alternativa de guerra civil a las reformas de la Junta a la que se refería el Presidente
estadounidense como amenaza, Romero creía que su tendencia era a crear psicosis, que no había que estar
impresionados por una próxima guerra civil y que había otras alternativas racionales que era necesario
buscar.
Sobre la ayuda militar reclamaba una severa vigilancia ―para que no redunde en represión de nuestro
pueblo. Y esto es evidente porque la postura de la Fuerza Armada se ha ido, cada vez más, haciendo pro-
oligárquica y brutalmente represiva‖.
La Carta de Monseñor Romero a Jimmy Carter demuestra que la denuncia profética del arzobispo de San
Salvador no solo se dirigía al poder político, económico, militar y paramilitar de su país, sino que
apuntaba al corazón mismo del Imperio norteamericano en la persona de su Presidente. (Eclesalia
Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia)
*Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones ―Ignacio Ellacuría‖ de la Universidad
Carlos III de Madrid y director de la obra colectiva ―San Romero de América, Mártir de la Justicia‖
(Tirant Lo Blanch, València, 2015)
La posada del silencio nº 94, curso vi
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  • 1. VÍDEO DE HOY: Sectas Ayer y hoy Malí, la guerra sin fin Por: José Naranjo | 25 de mayo de 2015 Tombuctú es una de las ciudades donde la ONU tiene desplegadas sus tropas. / AFP 15 de mayo. Centro Internacional de Congresos de Bamako, la capital de Malí. En medio de una gran parafernalia, en presencia de una decena de jefes de Estado africanos, incluido el aclamado presidente de la Unión Africana Robert Mugabe, y con todo el revuelo (y el retraso de hora y media) que la ocasión merecía, representantes del Gobierno maliense y de grupos armados que combaten en el norte del país firmaban un acuerdo de paz largo tiempo esperado. En el mismo momento que los bolígrafos rubricaban el documento, milicianos progubernamentales y rebeldes se enfrentaban a tiros en Menaka, en la región de Gao, en una muestra más del reciente recrudecimiento del conflicto que vive este país desde enero de 2012. Ni la intervención militar francesa de 2013, sólo interesada en hostigar a los islamistas radicales, ni la llegada de una costosa misión de estabilización de la ONU que hace aguas por todas partes han logrado sentar las bases para la paz. El escenario es complejo y la guerra parece, por ahora, no tener fin. Presentados a bombo y platillo como la solución para el conflicto maliense, los acuerdos de paz que se firmaron en Bamako tras largas y tediosas rondas de negociación en Argel son, en realidad, un enorme fiasco. Para empezar, el principal grupo rebelde del norte de Malí, el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA), la organización que se alió con los grupos narcoterroristas en 2012 para lanzar una ofensiva que puso al norte del país patas arriba, no estuvo presente. Aunque han renunciado oficialmente a su vieja aspiración de independencia, los rebeldes tuaregs reclaman un reconocimiento del Azawad que vaya más allá del de ―entidad cultural‖ recogido en los acuerdos de paz. Ellos aspiran a que el norte avance hacia el autogobierno a través de algún tipo de fórmula federal, en realidad una manera de tener poder y capacidad de decisión, algo a lo que Bamako se opone, aunque estaría de acuerdo en una cierta autonomía formal.
  • 2. Firma de los acuerdos de paz con el ministro de Exteriores maliense, Abdoulaye Diop. / AFP Sin embargo, el MNLA no es el único que rechaza estos acuerdos de paz. Si bien el Gobierno que preside Ibrahim Boubacar Keita ha sido uno de los grandes impulsores del documento, lo cierto es que mientras firmaba la paz con la mano derecha, con la izquierda se ha dedicado a echar leña al fuego del conflicto. Desde hace meses, ha estado apoyando y financiando de manera extraoficial a un grupo paramilitar denominado Grupo de Autodefensa Tuareg Imghad y Aliados (GATIA), liderado en la sombra por el general tuareg Gamou, considerado un héroe nacional por su defensa a ultranza de la unidad del país pese a su origen étnico. Este secreto de Polichinela no hace sino poner la mesa las verdaderas intenciones de Keita: de cara a los organismos internacionales apuesta por la paz, pero ante su pueblo juega la baza del belicismo frente al desafío tuareg. En el sur probablemente no le perdonarían otra cosa. En el fondo, lo que Bamako no puede aceptar es el actual status quo, con la ciudad de Kidal aún bajo el control de los rebeldes y con una amplia zona fuera de todo control en la que campan a sus anchas distintos grupos armados tuaregs y árabes de distinto pelaje, casi todos interesados en realidad en sacar tajada de los tráficos ilícitos que abundan en esta región, como drogas, tabaco, gasolina o incluso personas. Aunque la intervención militar francesa de 2013, bautizada como Serval, se presentó al mundo como una operación necesaria para impedir la creación de un santuario yihadista en el norte maliense y con el objetivo de ―restaurar la unidad territorial del país‖, lo cierto es que, si bien logró atajar la expansión de los radicales, también permitió que los independentistas se enseñorearan de Kidal. La tibieza o incluso complicidad de París con la causa tuareg dejó en Malí una bomba de relojería que sigue sin ser desactivada.
  • 3. Febrero de 2013: el general Gamou pisa la cabeza de un supuesto yihadista en Gao. / J.N. Mientras las fuerzas especiales francesas aún presentes en este escenario convulso siguen a lo suyo (el pasado 18 de mayo, por ejemplo, asesinaron cerca de la frontera con Argelia a dos altos dirigentes de dos de las organizaciones islamistas radicales que operan en la zona), distintos grupos armados integrados en la Coordinadora de Movimientos del Azawad (rebeldes, liderados por el MNLA) siguen hostigando al Ejército, que cuenta con el apoyo de las milicias reunidas en torno a la Plataforma (progubernamentales, han adquirido renovadas fuerzas con la irrupción del GATIA). Ambas estructuras libran una guerra sin cuartel en la que los rebeldes cuentan con el apoyo de grupos terroristas como ocurrió el pasado 30 de abril en Léré, donde un ataque a las tropas malienses acabó con el saldo de 19 muertos y 22 heridos, el 11 de mayo, donde una emboscada provocó la muerte a ocho soldados, o el pasado día 18, tres días después de la firma del acuerdo de paz, cuando tres militares malienses perdieron la vida en Bambara Moude en un ataque de la Coordinadora. Pero hay muchos más factores que entran en juego, como las divisiones tribales tuaregs. Tal y como asegura con acierto el teniente coronel Jesús Díez Alcalde, analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), la negativa del MNLA a firmar los acuerdos de paz ―esconde otras realidades que se han puesto de manifiesto desde el inicio de las negociaciones de Argel y que, en gran medida, pueden hacer fracasar el proyecto político de reconstrucción nacional aun cuando todos ratifiquen el Acuerdo. En primer lugar, la Coordinadora se ha negado siempre a que otros movimientos rebeldes y sociales participen en las conversaciones, alegando que ellos son los únicos representantes legítimos de los tuaregs. Detrás de esta obstinación está, por un lado, que los líderes del MNLA son miembros de las familias aristocráticas (los Ifhogas) en una sociedad férreamente jerarquizada y, por otro, que fueron ellos quienes lideraron la revuelta de 2012 frente a los que ahora quieren sacar rédito de una situación más favorable (Ios Ighmad)‖.
  • 4. Soldados de la Minusma en el norte de Malí. / AFP Otro elemento preocupante es el acelerado descrédito en el que está cayendo la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Malí (Minusma), así como las discrepancias surgidas entre esta y el Gobierno de Malí. Prácticamente recluidos en las ciudades de Bamako, Kidal, Gao y Tombuctú, amenazados por atentados yihadistas y con buena parte de la población del norte acusándoles de complicidad con los rebeldes tuaregs. El paroxismo de este desencuentro se vivió el pasado 27 de enero, cuando cuatro jóvenes de Gao resultaron muertos por los disparos de soldados chinos de la Minusma durante una manifestación a las puertas del cuartel de Naciones Unidas. Durante la firma de los acuerdos de paz del pasado día 15, el presidente maliense Ibrahim Boubacar Keita no dudó en acusar a la Minusma de falta de parcialidad, lo que obtuvo una rápida respuesta por parte del jefe de operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU, Hervé Ladsous, que se había desplazado hasta Bamako. En declaraciones a la prensa, Ladsous lamentó las palabras de Keita y pidió un poco de respeto para esta misión. ―Después de Somalia, ninguna misión de Naciones Unidas ha costado tantas vidas humanas‖, dijo, en referencia a los 35 soldados fallecidos en menos de dos años. El alto responsable de la ONU había acusado al Gobierno maliense de haber roto el alto el fuego, en alusión al hecho de que el Ejército de Malí parecía estar detrás de todas las operaciones de GATIA. Lo que viene siendo hablar de paz al tiempo que se hace la guerra. La población en riesgo de pobreza o exclusión social crece hasta el 29% La Encuesta de Condiciones de Vida del INE, con datos de 2013, refleja también una caída del 2,3% en los ingresos familiares Jaime Prats 26 MAY 2015 - 10:20 CEST La tasa de personas en riesgo de pobreza o exclusión social sigue avanzando en España y ya representa el 29,2% de la población (era del 26% en 2010). También retroceden los ingresos medios por hogar, que
  • 5. alcanzan los 26.154 euros por familia. Los datos corresponden a la Encuesta de Condiciones de Vida elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) a partir de los datos del año 2013, el último de la crisis económica. El 45% no puede salir de vacaciones ni una semana El indicador de riesgo de pobreza o exclusión es una referencia compuesta de tres conceptos: el riesgo de pobreza (ingresos un 60% inferiores a la mediana); la baja intensidad en el empleo (menos del 20% del potencial laboral) y la carencia material severa. Este último consiste en sufrir al menos cuatro situaciones de una lista: no poder ir de vacaciones ni una semana; no permitirse comer carne o pescado al menos cada dos días, ser incapaz de mantener la vivienda a una temperatura agradable, retrasos en el alquiler o la hipoteca, no tener coche, lavadora o televisión. Estas son algunas de las dificultades planteadas por los españoles en la encuesta: El 45% no puede ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año. El 42% no puede afrontar gastos imprevistos (de 650 euros). El 10% sufre retrasos en los pagos relacionados con la vivienda principal (alquiler, hipoteca, luz, agua). El 16% tiene serias dificultades en llegar a final de mes. La tasa de personas en riesgo de pobreza o exclusión es el principal indicador que usa Eurostat, la oficina estadística europea, para medir el peso de las personas menos favorecidas en una sociedad. Esta referencia (también se denomina Arope, del inglés, at risk of poverty or social exclusion) consta de tres variables: la carencia material severa, la baja intensidad en el empleo o el riesgo de pobreza. De acuerdo con los datos de población de 2013 (46,7 millones), unos 13,6 millones de personas cumplirían alguno de los tres criterios que definen este concepto. Después de llevar dos años estancada en torno al 27% (en 2011 y 2012), la tasa ha aumentado dos puntos y es tres puntos porcentuales más elevada que la de 2010. Uno de los tres elementos que integran esta variable es el umbral de pobreza: percibir unos ingresos inferiores a 7.961 euros en el caso de un hogar unipersonal o de 16.719 euros en hogares compuestos de una pareja y dos niños. El porcentaje de población que se encuentra por debajo de este listón de renta (que más que pobreza absoluta mide la desigualdad, es decir, cuánta gente tiene ingresos bajos respecto al conjunto de la población) aumentó el año pasado respecto a la anterior. La tasa de riesgo de pobreza (excluidos otros factores de exclusión) se situó en el 22,2% de la población frente al 20% de 2012 (y 20,7% de 2010). El porcentaje aumenta sensiblemente más entre los menores de 16 años, al crecer 3,4 puntos, mientras cae entre los mayores de 65 años un 1%. Como el umbral está bajando debido a la caída generalizada de los ingresos, los colectivos con rentas estables como los jubilados ven mejorada su situación comparada con el resto de la población, lo que explica la mejora de la situación entre los mayores que reflejan las estadísticas. El informe muestra también cómo los ingresos medios en las familias durante 2013 fueron de 26.154 euros, inferiores en un 2,3% respecto al año anterior. En 2010 eran 29.634 y en 2012 26.154 euros. Los invencibles de Dadaab Planeta Futuro entra en el polémico campo de refugiados de Dadaab
  • 6. Más de 350.000 personas viven amenazadas por el terrorismo, la precariedad y el olvido  FOTOGALERÍA La vida contra viento y marea  Dadaab ya tenía problemas en 2011 Lola Hierro Dadaab 25 MAY 2015 - 10:30 CEST Un bebé nacido en Dadaab duerme sobre el suelo de su casa, protegido por una mosquitera. / Lola Hierro Primero fue la guerra civil que azotó Somalia en 1991, cuando una revuelta popular derrocó al presidente Siad Barre tras 21 años en el poder. Luego llegó la sequía. Tan solo un año y medio después, en agosto de 1992, la cuarta parte de los niños somalíes había muerto de hambre o a causa de la violencia en su país. Por estas dos razones, 720.000 personas huyeron a Kenia, el país vecino, en una carrera desesperada por su supervivencia. Para acoger a todos estos somalíes nació en 1991 el campo de refugiados de Dadaab, en el noreste de Kenia, a unos 100 kilómetros de la frontera somalí. Han pasado 24 años durante los que Somalia se ha visto salpicada constantemente por la violencia y las hambrunas y, en ese tiempo, Dadaab se ha convertido en un macro asentamiento para más de 350.000 personas —el mayor del mundo— que desafían los límites de la resistencia humana viviendo en condiciones de extrema precariedad. Adar fue una de esas niñas que llegó a Dadaab tan joven que ni siquiera recuerda cómo lo hizo. En 1991 tenía cuatro años —ahora son 28— y sólo sabe lo que le contaron sus padres. "Ellos eran pastores nómadas; yo nací en el bosque. Un día, unos bandidos robaron todo nuestro ganado y nos quedamos sin nada. Éramos siete niños a los que alimentar, así que mis padres decidieron venir a este campamento, pues ya habían oído hablar de él antes", cuenta la mujer. "Algunos vecinos nos regalaron algunos animales para subsistir durante el viaje y nos los comimos durante los 27 días que tardamos en llegar. Dormíamos de día bajo la sombra de los árboles y caminábamos de noche para evitar el calor". Los motivos que llevaron a la familia de Adar a refugiarse en Dadaab no son muy diferentes de los de otros desplazados que llegaron muchos años después. Somalia no ha conseguido fortalecerse como Estado y la violencia, el pillaje y las hambrunas siguen a la orden del día: desde 2007, el grupo yihadista Al Shabab, milicia de Al Qaeda en el país, aterroriza a quienes se resisten a vivir bajo la sharia, la versión más rigurosa de la ley islámica. En 2011, otra sequía feroz llenó el campo de nuevos desplazados hasta casi saltarle las costuras. Fue por entonces cuando Ibrahim Hefow, de 67 años, decidió marcharse. "Vinimos por el hambre y por la guerra; todo nuestro ganado murió". Tras cinco días de viaje, a veces a pie, a veces en burro, llegaron a Dadaab, donde sus vidas cambiaron para bien y para mal. "Por una parte, Somalia es mejor porque cuando el clima lo permite puedes tener verduras, fruta fresca, leche...", afirma Hefow. Esto no significa que vivir aquí sea fácil: "Apenas hay negocios y no se puede trabajar, sólo esperar a que las agencias te alimenten. Y no tenemos libertad de movimientos", lamenta. Dos mujeres, en uno de los mercados de Dadaab. / Lola Hierro Hefow es uno de los pocos refugiados que obtiene algunos ingresos colaborando con una de las más de 50 ONG que operan en los cinco campos que componen el asentamiento —IFO1, IFO2, Hagadera, Dagahaley y Kambioos—. Su trabajo consiste en repartir la comida de un programa de alimentación terapéutica en un colegio de Educación Primaria. Lo comenta orgulloso en el interior de su humilde choza mientras señala su impoluto delantal colgado de una de las ramitas con la que la construyó.
  • 7. Es un caso minoritario el de Hefow. Los refugiados tienen concedido ese estatuto, pero no poseen documentación keniana. Esto significa que sólo pueden estar en dos sitios: Somalia o Dadaab. No pueden viajar a Kenia salvo que obtengan un permiso especial por razón de estudios o de salud. No pueden obtener un contrato laboral ni comprar una casa. La mayoría subsiste exclusivamente gracias a la comida que reparte el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU. Algunos obtienen ingresos porque trabajan con ONG, como Hefow. O como Leila Digale, de 20 años y enfermera en el hospital de Médicos sin Fronteras (MSF) en Dagahaley. El sueldo alcanza para comprar leche y pan para sus dos hijos, pero nada más, según afirma Abdenaziz, su marido. "Nosotros sólo comemos el maíz que reparte el PMA", asegura. En los 24 años que el campo lleva abierto se han desarrollado pequeños negocios y cada uno de los asentamientos cuenta con un mercado donde se venden e intercambian productos alimentarios y artículos de primera necesidad, de higiene personal, tecnológicos, de belleza... Pero no llega para todos según indica el último informe, de junio de 2104, de ACNUR —la agencia de la ONU para los refugiados, encargada de la gestión del campo— y el PMA sobre los asentamientos del norte de Kenia (Dadaab y Kakuma, en el oeste del país). El estudio apunta que al 70% de las familias se les acaba la comida casi una semana antes del siguiente reparto y que, para sobrevivir, recurren a préstamos de otros vecinos, a pedir alimentos por adelantado y a reducir la cantidad de las raciones que cocinan porque no tienen dinero para comprar en el mercado. Quienes sí tienen ingresos destinan el 73% de ellos a comida, según el citado informe. Aquí apenas hay negocios, no se puede trabajar; sólo puedes esperar a que las agencias te alimenten Ibrahim Hefow, refugiado La gran baza con la que contaban los habitantes de Dadaab para subsistir era el dinero enviado por parientes reasentados en países extranjeros, pero ese grifo se ha cerrado. El pasado 2 de abril Al Shabab —que atenta en Kenia desde que este país entró en Somalia para combatirlos en 2011— asesinó a 149 personas, la mayoría estudiantes, en la universidad de Garissa, a 80 kilómetros de Dadaab. Desde entonces, el Gobierno keniano ha retirado la licencia a 13 empresas de envío de dinero como medida para atajar el terrorismo, y esto ha afectado a los refugiados. "Antes sobrevivíamos con las remesas pero ahora se han cortado y en las últimas dos semanas no hemos recibido nada, no tenemos nada", dice Abdin Mohamed Osman, de 61 años y padre de un bebé de nueve meses ingresado por desnutrición y diarrea en el hospital de MSF. "El Gobierno nos ha puesto en una situación muy delicada, pues las ayudas internacionales son muy pequeñas en comparación con las necesidades", completa Abderisak, imán de una de las mezquitas. Los sucesivos llamamientos de ACNUR (que ha hecho posible la realización de este reportaje) y el PMA corroboran la necesidad que se vive en Dadaab. En octubre de 2013, las dos organizaciones anunciaban una reducción del 20% en las raciones de alimentos durante los dos meses siguientes debido a la falta de fondos, y pedían una aportación urgente de 20 millones de dólares para reanudar la distribución normal de cara a 2014. Ese dinero llegó, pero el 31 de diciembre siguiente, la situación se repetía: las dos agencias realizaron otra llamada para conseguir 45 millones de dólares y confirmaron que desde el mes anterior solo estaban entregando la mitad de las raciones a los refugiados. En abril de 2015, el reparto se había normalizado, según Leonard Zulu, coordinador sénior de ACNUR en Dadaab: "Es cierto que hubo un recorte de la asistencia el año pasado, pero ya se ha reanudado y en los informes no se ha reflejado una disminución de las calorías", asegura. Durante 2014 los refugiados recibieron una dieta de 2.100 calorías diarias, según el PMA. Una niña mira a cámara en el campo IFO1 de Dadaab. / Lola Hierro Los vecinos de Dadaab, sin embargo, aseguran que la distribución no es la misma. "Antes daban trigo, ahora sólo maíz, y en menor cantidad. El trigo era mejor para mi hijo", afirma Abdin Mohamed Osman mientras acaricia la mano de su bebé, encamado, sudoroso, inmóvil y con los ojos entrecerrados. Hawa, de 51 años y portavoz del comité de salud en el hospital de MSF, califica la situación de "crítica". "Muchos bebés no tienen leche materna ni cereales. Los adultos no toman verduras". En su opinión, la
  • 8. reducción de los alimentos podría explicar el aumento de pacientes en el hospital de la ONG, que ha pasado de 16.400 en noviembre de 2014 a 21.000 en abril de 2015, según, confirma Abdelmalik Wanyama, director del centro sanitario. Peter, pastor anglicano de origen sur sudanés, casado y con dos hijas, explica los problemas con el racionamiento: "Distribuyen 25 kilos de maíz, algo de gachas, litro y medio de aceite, sal y un puñado de legumbres para una familia de cuatro miembros cada 15 días. Si eres una sola persona, te tocan tres kilos. No nos dan arroz, ni frutas, ni verduras, ni carne, leche o azúcar. No se puede vivir sin esos alimentos. Cuando redujeron las raciones cambiaron el trigo por sorgo y maíz, y sigue siendo así", critica. Añade el religioso que el maíz que se reparte no viene hecho harina, sino como grano, y por eso las familias se ven obligadas a vender una parte para poder pagar el molino. Este extremo también viene recogido en el informe de ACNUR y el PMA, que aclara que el precio de un kilo de maíz, 10 chelines kenianos (10 céntimos de euro), es lo mismo que cuesta moler un kilo. Así, por cada uno que se muele, hay que vender otro. Al 70% de las familias se les acaba la comida casi una semana antes del siguiente reparto Los casos de malnutrición, paradójicamente, no han aumentado significativamente en el campo. Según los últimos datos de ACNUR, la prevalencia mejoró de un 15,4% en 2012 a un 9,9% en 2013. A falta de datos más recientes, el director del hospital de MSF sí asegura que la reducción de alimentos no ha tenido impacto. "Las enfermedades respiratorias son las más comunes, seguidas de las diarreas. La malnutrición sigue siendo la tercera". Tanto el PMA como MSF desarrollan programas de alimentación terapéutica para niños con desnutrición y madres embarazadas o en periodo de lactancia. En los colegios también se desarrollan este tipo de programas. Las razones para quedarse "La gente está en el campo por dos razones: la posibilidad de ser reasentado en un país desarrollado y la educación", sentencia Abdilkadir Ahmed Abdila, de 27 años y director del colegio Midnimo, uno de los 73 centros educativos donde hay escolarizados casi 90.000 niños entre Primaria y Secundaria. "En Somalia no podemos dar una buena educación a nuestros hijos ya que a Al Shabab no le gusta el modelo de educación occidental, la única que permiten es la que se imparte en las madraza [escuelas coránicas]". Abdilkadir tiene por delante el desafío de mantener la calidad de la enseñanza en su centro pese a los recortes que sufren desde el año pasado. "El presupuesto es cada vez menor; en este colegio despidieron a 17 profesores. Ahora quedan 37, dos de ellos pagados por los padres. Los libros también han dejado de llegar", lamenta el maestro, que asegura que en IFO1 solo quedan unos 400 de los 780 docentes empleados el curso anterior. "Gano 100 dólares al mes y los profesores, 70. Por ese sueldo tienen que hacerse cargo de clases sobrecargadas de estudiantes. Algunos niños han dejado de venir porque los padres ven que no hay medios suficientes" añade, visiblemente agobiado. Como al resto de refugiados, Abdilkadir también se preocupa cada vez que vuelven los rumores sobre el cierre del campo. El último fue más que eso. A raíz del ataque de Al Shabab en Garissa, el Gobierno de Uhuru Kenyatta dio a la ONU un plazo de tres meses para clausurarlo y reubicar a los refugiados en otro lugar fuera de Kenia, pues lo considera un nicho de reclutamiento de futuros terroristas. Tras unas semanas de tensión y conversaciones de alto nivel, el Ejecutivo cambió de idea, pero los hombres y mujeres de Dadaab no confían. "Los refugiados no apoyan ni a Al Shabab ni a ningún otro grupo terrorista; son vulnerables y muchos ni siquiera han visto su país", resume Mohamed Olow, jefe de seguridad en IFO1. Una madre sostiene a su bebé en el hospital de MSF en Dagahaley. / Lola Hierro La población de Dadaab es la más expuesta a sufrir ataques. Se sienten más seguros que en Somalia, pero no son inmunes a la delincuencia. Los 50 kilómetros del campo se extienden por un erial adornado tan
  • 9. solo por algunos arbustos y acacias resecas. No hay vallas disuasorias, como tampoco las hay en la frontera entre Somalia y Kenia, trazada sin razón ni lógica por manos y mentes colonizadoras en pleno desierto, a una hora de camino, y cruzada a diario por toda clase de individuos, desde pastores hasta contrabandistas o asesinos. Sabe la joven Adar de inseguridades desde que, a los 14 años, presenció cómo unos hombres armados violaron a dos de las mujeres con las que había ido a cortar leña a un bosque cercano. Lo saben los cooperantes que trabajan sobre el terreno, víctimas de secuestros y ataques como el del pasado 1 de abril, que costó la vida a un maestro de la ONG Windle Trust Kenya. "Estamos perdiendo personal keniano cualificado por el riesgo de sufrir ataques terroristas", afirma Hawa, la portavoz del comité de salud de MSF. Y Leonard Zulu, conocedor de todo lo que ocurre en Dadaab como máximo responsable de ACNUR en el terreno, también es consciente de la inseguridad de la que son víctimas a diario pese a los millones de dólares invertidos, las 11 comisarías, los agentes de paisano y los técnicos de prevención del crimen. "En un lugar con más de 300.000 personas no puedes pretender que toda la gente sea buena, eso es imposible, pero se están tomando medidas para hacer los campos más seguros", insiste. Otro que sabe de inseguridad es Abdilkadir. Tiene miedo a que su escuela sea atacada, pues ya ha recibido amenazas. Pese a que unos 2.000 refugiados han vuelto a casa gracias al programa de retorno voluntario de ACNUR, él tiene miedo de ser devuelto a Somalia, y la sola idea empaña sus ojos. "La única esperanza es que mi país vuelva a ser un lugar seguro. Mientras, no podemos volver, no podemos, no podemos. La sangre de mi hermano, de mi padre, de mis primos... Simplemente, no podemos", solloza con la cara escondida entre las manos. "Al final, 100 dólares es mejor que nada". El momento de actuar ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, es la principal agencia que coordina las actividades humanitarias en Dadaab. “Añoro ir a una pizzería y comerme una buena pizza” 25.05.2015 : A solas con el Papa Francisco en su residencia de Santa Marta, en el Vaticano. Un mano a mano histórico en el que una de las personalidades más importantes del mundo desnudó su intimidad. "Quiero que me recuerden como un buen tipo", desea. Y admite, desde lo más profundo: "La gente me hace bien" Por Juan Berretta (enviado especial) (La Voz del Pueblo) En un pequeño y sencillo salón de la residencia de Santa Marta, en el Vaticano, el Papa Francisco recibió a LA VOZ DEL PUEBLO sin presencia de terceros y una sola condición: “Lo único que te pido es que me juegues limpio”, dijo antes de que el grabador entrara en acción. Luego, durante los 45 minutos que se extendió el encuentro, confesaría que en otros tiempos le tenía “pánico a los periodistas”. Queda claro
  • 10. que es un trauma superado. Jorge Bergoglio se animó a pasear por su intimidad, a contestar con ganas y gestos cuando la pregunta lo entusiasmaba, y también a hacerlo seco y tajante ante una consulta que, según su respuesta, podía generar mucho ruido fronteras afuera de la Santa Sede. La soledad, la pizza, el miedo al dolor físico, su magnetismo, las cosas que lo hacen llorar, la presión, la televisión, el valor de las utopías… Esos fueron algunos de los puntos que recorrió durante la charla, que tuvo como punto de partida su nombramiento. - ¿Soñaba con ser Papa? - ¡¡¡Nunca!!! Tampoco con ser presidente de la República o general del Ejército. Viste que hay algunos pibes que sueñan con eso. Yo no. - ¿Pero avanzando en el servicio episcopal tampoco fantaseó con esa posibilidad? - Después de que estuve 15 años en puestos de mando en los que me fueron poniendo, volví al llano, a ser confesor, cura… La vida de un religioso, de un jesuita, va cambiando según las necesidades. Y con respecto a la posibilidad, yo estaba en la lista de los papables en el otro cónclave… Pero esta vez, la segunda, por la edad, 76 años, y porque además había gente más valiosa ciertamente… Así que a mí nadie me nombraba, nadie. Además decían que era un “kingmaker” (o hacedor de reyes, como se denomina aquellos cardenales que debido a su experiencia y autoridad son más capaces que otros para pesar en el resultado electoral), que podía influir en los cardenales latinoamericanos para que votaran. Tanto era el asunto que ni una foto mía salió en los diarios, nadie pensaba en mí. En las casas de apuestas de Londres estaba en el número 46 (se ríe con ganas). Yo tampoco pensaba en mí, ni se me ocurría. - ¿A pesar de que en 2005 fue el segundo más votado luego de Ratzinger? - Esas son cosas que se dicen. Lo cierto es que al menos en la otra elección estaba en los diarios, aparecía entre los papables. Adentro era claro que tenía que ser Benedicto y hubo casi unanimidad por él y eso a mí me gustó mucho. Era clara su candidatura, en la segunda no había ningún candidato claro. Había varios posibles, pero ninguno fuerte. Por eso me vine a Roma con lo puesto y con pasaje para volver el sábado a la noche y poder estar en Buenos Aires en el Domingo de Ramos. Incluso dejé hecha mi homilía sobre el escritorio. Nunca pensé que iba a pasar. - ¿Y cuándo fue elegido qué sintió? - Antes de la elección definitoria sentí mucha paz. “Si Dios lo quiere…”, pensé. Y me quedé en paz. Mientras que se hacían los escrutinios, que son eternos, yo rezaba el rosario, tranquilo. Tenía a mi lado a mi amigo el cardenal Claudio Hummens, que en una votación anterior a la definitiva me decía, “no te preocupes eh, que así obra el Espíritu Santo…” (vuelve a reírse). - ¿Y lo asumió enseguida? - Me llevaron a la Sacristía, me cambiaron la sotana, y a la cancha. Y ahí dije lo que me vino. - Fue algo natural entonces. - Sí, sentí mucha paz y dije lo que me vino del corazón. - ¿Reconoce el magnetismo que genera en la gente? Lo digo por el plus que le da su figura a la investidura papal. - Y, sí… Sé que la gente… (duda, hace silencio) Primero no entendía por qué ocurría eso. Y me cuentan algunos cardenales que la gente dice “le entendemos”. Claro, yo trato de ser plástico en las audiencias, en las cosas que hablo, como hoy (por la audiencia pública del miércoles) que conté una anécdota de cuando estaba en cuarto grado. Entonces es como que la gente entiende lo que quiero decir. Como cuando hablé del caso de los padres separados, que usan de rehenes a los hijos, algo muy triste, los victimizan, el papá le habla mal de la mamá, o al revés, y al pobre chico se le arma un corso a contramano en la cabeza. Trato de ser concreto y eso que vos llamás magnetismo, ciertos cardenales me dicen que tiene que ver con que la gente me entiende. - ¿Disfruta de la audiencia pública? - Sí, lo disfruto en un sentido humano y espiritual, las dos cosas. La gente me hace bien, me tira buena onda, como se dice. Es como que mi vida se va involucrando en la gente. Yo, psicológicamente, no
  • 11. puedo vivir sin gente, no sirvo para monje, por eso me quedé a vivir acá en esta casa (en la residencia de Santa Marta). Esta es una casa de huéspedes, hay 210 piezas, vivimos 40 personas que trabajamos en la Santa Sede y los otros son huéspedes, obispos, curas, laicos, que pasan y se hospedan acá. Y eso a mí me hace muy bien. Venir aquí, comer en el comedor, donde está toda la gente, tener la misa ésa donde cuatro días a la semana viene gente de afuera, de las parroquias… Me gusta mucho eso. Yo me hice cura para estar con la gente. Doy gracias a Dios que eso no se me haya ido. - ¿Qué añora de su vida previa al papado? - Salir a la calle. Eso sí lo añoro, la tranquilidad de caminar por las calles. O ir a una pizzería a comer una buena pizza (se ríe). - Puede pedir un delivery al Vaticano. - Sí, pero no es lo mismo, la cuestión es ir allí. Yo siempre fui callejero. De cardenal me encantaba caminar por la calle, ir en colectivo, subte. La ciudad me encanta, soy ciudadano de alma. No podría vivir en una ciudad como la tuya por ejemplo, me costaría mucho… No, Tres Arroyos no es tan chico, sí podría vivir ahí. En el campo no podría vivir. - ¿Acá recorre la ciudad? - Noooo, (otra vez se ríe con ganas). Voy a las parroquias… Pero no puedo salir. Imaginate que yo salgo ahí (por la calle) y se arma. Un día salí en el auto sólo con el chofer y me olvidé de cerrar la ventanilla, estaba abierta y no me di cuenta. Y se armó un lío… Yo iba en el asiento del acompañante, teníamos que ir ahí nomás, pero la gente no dejaba avanzar el auto. Claro, que el Papa esté por la calle… - Eso tiene que ver con su forma de ser. - Es verdad que acá tengo el apelativo de indisciplinado, el protocolo mucho no lo sigo. El protocolo es muy frío, aunque hay cosas oficiales a las que me atengo totalmente. - ¿De noche puede descansar, se desconecta? - Yo tengo un sueño tan profundo que me tiro en la cama y me quedo dormido. Duermo seis horas. Normalmente a las nueve estoy en la cama y leo hasta casi las diez, cuando me empieza a lagrimear un ojo apago la luz y ahí quedé hasta las cuatro que me despierto solo, es el reloj biológico. Eso sí, después necesito la siesta. Tengo que dormir de 40 minutos a una hora, ahí me saco los zapatos y me tiro en la cama. Y también duermo profundamente, y también me despierto solo. Los días que no duermo la siesta lo siento. - ¿Qué lee antes de dormirse? - Ahora estoy leyendo sobre San Silvano del Monte Athos, un gran maestro espiritual. - En la visita que realizó a Manila en el verano, habló de la importancia de llorar. ¿Usted llora? - Cuando veo dramas humanos. Como el otro día al ver lo que ocurre con los del pueblo rohingya, que andan arriba de esos barcones en aguas tailandesas y cuando se acercan a tierra les dan un poco de comida, agua y los echan otra vez al mar. Eso me conmueve profundamente, ese tipo de dramas. Después, los chicos enfermos. Cuando veo lo que acá llaman “enfermedades raras”, que son producidas por descuido del ambiente, se me revuelve todo. Cuando veo a esas criaturas le digo al Señor: “Por qué ellos y no yo”. Cuando voy a la cárcel también me conmuevo. De los tres Jueves Santos que tuve, dos fui a cárceles, una vez a una de menores y la otra a la de Rebibbia. Y después en otras ciudades de Italia que visité fui a la cárcel, almorcé con ellos, y cuando estaba charlando me venía a la cabeza: “Pensar que yo podría estar aquí”. Es decir, ninguno de nosotros está seguro de que nunca va a cometer un crimen, una cosa digna de ser encarcelado. Entonces me digo por qué Dios permitió que yo no esté aquí. Y siento dolor por ellos y le agradezco a Dios no estar, pero a la vez siento que ese agradecimiento es de conveniencia también, porque ellos no tuvieron la oportunidad que tuve yo de no hacer una macana digna de estar encarcelado. Eso me lleva al llanto interior. Eso lo siento mucho. - ¿Pero llega a llorar con lágrimas? - Públicamente no lloro. Me pasó dos veces que estuve al límite, pero me pude frenar a tiempo. Estaba demasiado conmovido, incluso hubo algunas lágrimas que se escaparon, pero me hice el tonto y después de un rato me pasé la mano por la cara. -¿Por qué no quería que lo vieran llorar?
  • 12. - No sé, me pareció que tenía que seguir adelante. -¿Cuáles fueron esas situaciones? - Recuerdo una, la otra no. La que me acuerdo tuvo que ver con la persecución de los cristianos en Irak. Estaba hablando de eso y me conmoví profundamente. Pensar en los chicos… - ¿A qué le tiene miedo? - En general no tengo miedo. Soy más bien temerario, me mando sin medir consecuencias. Eso a veces me da dolores de cabeza porque por ahí se me va una palabra de más (otra vez se ríe con intensidad). En cuanto a los atentados, yo estoy en manos de Dios y en mi oración le hablé al Señor y le dije: “Mirá, si eso tiene que ser, que sea, solamente te pido una gracia, que no me duela” (se ríe), porque soy cobarde al dolor físico. El dolor moral lo aguanto, pero el físico, no. Soy muy cobarde en eso, no es que le tenga miedo a una inyección, pero prefiero no tener problemas con el dolor físico. Soy muy intolerante, lo asumo como algo que me quedó de la operación de pulmón que me realizaron cuando tenía 19 años. - ¿Siente presión? - Las presiones existen. Toda persona de gobierno siente presiones. En este momento lo que más me cuesta es la intensidad que hay de trabajo. Estoy llevando un ritmo de trabajo muy fuerte, es el síndrome del fin del año escolar, que acá termina a fin de junio. Y entonces se juntan mil cosas, y problemas hay... Y después están los problemas que te arman, con que dije o no dije… Los medios de comunicación también toman una palabra y por ahí la descontextualizan. El otro día en la parroquia de Ostia, cerca de Roma, voy saludando a la gente, y habían puesto a los ancianos y a los enfermos en el gimnasio. Estaban sentados y yo pasaba y los saludaba. Entonces dije: “Miren qué divertido, acá donde jugaban los chicos están los ancianos y los enfermos. Yo los comprendo a ustedes porque también soy anciano y también tengo mis achaques, soy un poco enfermo”. Al otro día salió en los diarios: “El Papa confesó que estaba enfermo”. Contra ese enemigo no podés. - ¿Y está encima de todo lo que se publica? - No, no. Diario leo solamente uno, La Repubblica, que es un diario para sectores medios. Lo hago a la mañana y no me lleva más de 10 minutos ojearlo. Televisión no veo desde el año 1990 (se toma el tiempo para responder). Es una promesa que le hice a la Virgen del Carmen en la noche del 15 de julio de 1990. - ¿Por un motivo en particular? - No, no, me dije esto “no es para mí”. - ¿No ve los partidos de San Lorenzo? - No veo nada. - ¿Cómo se entera de los resultados? - Hay un guardia suizo que todas las semanas me deja los resultados y cómo va en la tabla. - Usted, entre los Papas, ¿sería un Messi o un Mascherano? - No sabría decirte porque no sé distinguir el estilo de los dos porque no veo fútbol. Messi vino dos veces acá y nada más, no lo he visto. - ¿Navega por Internet? - Nada. Y dar entrevistas jamás, ahora se me ha dado, es el estado de gracia. Antes enfrentarme a un periodista me daba pánico. - ¿Cómo ve a la Argentina desde el Vaticano? - Como un país de muchas posibilidades y de tantas oportunidades perdidas. Como decía el cardenal Quarracino. Y es verdad. Somos un país que ha perdido tantas oportunidades a lo largo de la historia. Algo pasa, con toda la riqueza que tenemos. Como el cuento de los embajadores de los países que se fueron a quejar a Dios porque a los argentinos le habían dado tantas riquezas y a ellos solamente una, o la agricultura o la minería. Dios los escuchó y les contestó: “No, perdón, para balancear les di los argentinos”. - ¿Sigue la evolución de la política en Argentina? - No, para nada, corté acá la recepción de políticos porque me di cuenta de que algunos usaban eso y mi foto, aunque también es cierto que algún otro ni dijo que había estado conmigo y ni se sacó la foto. Pero
  • 13. para evitar eso, los políticos en audiencia privada, no. Si vienen van a las audiencias generales, los saludo. Pero no sé cómo van las elecciones ni quiénes son los candidatos. Me imagino quiénes deben ser los principales, pero no sé tampoco cómo van las tensiones. Sé que en las PASO de Buenos Aires ganó el PRO porque lo vi en el diario, salió hasta en La Repubblica. - ¿Le gusta que lo cataloguen como el Papa pobre? - Si ponen después otra palabra, sí. “Pobre tipo”, por ejemplo… (se vuelve a reír con ganas). La pobreza es el centro del Evangelio. Jesús vino a predicar a los pobres, si vos sacás la pobreza del Evangelio no entendés nada, le sacás la médula. - ¿No es utópico pensar en que se puede erradicar la pobreza? - Sí, pero las utopías nos tiran para adelante. Sería triste que un joven o una joven no las tuviera. Hay tres cosas que tenemos que tener todos en la vida: memoria, capacidad de ver el presente y utopía para el futuro. La memoria no hay que perderla. Cuando los pueblos pierden su memoria está el gran drama de descuidar a los ancianos. Capacidad de hermenéutica frente al presente, interpretarlo y saber por dónde hay que ir con esa memoria, con esas raíces que traigo, cómo la juego en el presente, y ahí está la vida de los jóvenes y adultos. Y el futuro, ahí está la de los jóvenes sobre todo y la de los niños. Con memoria, con capacidad de gestión en el presente, de discernimiento y la utopía hacia el futuro, que ahí se involucran los jóvenes. Por eso el futuro de un pueblo se manifiesta en el cuidado de los ancianos, que son la memoria, y de los niños y jóvenes, que son los que van a llevarla adelante. Los adultos tenemos que recibir esa memoria, trabajarla en el futuro y darla a los hijos. Una vez leí algo muy lindo: “El presente, el mundo que hemos recibido, no es sólo una herencia de los mayores sino más bien un préstamo que nos hacen nuestros hijos para que se lo devolvamos mejor”. Si yo corto mis raíces y me desmemorizo me va a pasar lo que le pasa a toda planta, me voy a morir; si yo vivo solamente un presente sin mirar la previsión a futuro, me va a pasar lo que le pasa a todo mal administrador que no sabe proyectar. La contaminación ambiental es un fenómeno de ese estilo. Tienen que ir las tres juntas, cuando falta alguna un pueblo empieza a decaer. - ¿Cuáles son los peores males que aquejan al mundo hoy? - Pobreza, corrupción, trata de personas… Me puedo equivocar en la estadística, pero qué me decís si te pregunto ¿qué ítem viene en gasto en el mundo después de alimentación, vestido y medicina? El cuarto son los cosméticos y el quinto las mascotas. Es grave eso, eh. El cuidado de las mascotas es como el amor un poco programado, es decir, yo puedo programar la respuesta amorosa de un perro o de una gatita, y ya no necesito tener la experiencia de un amor de reciprocidad humana. Estoy exagerando, que no se tome textual, pero es para preocuparse. - ¿Por qué siempre repite “recen por mí”? - Porque lo necesito. Yo necesito que me sostenga la oración del pueblo. Es una necesidad interior, tengo que estar sostenido por la oración del pueblo. - ¿Cómo le gustaría que lo recuerden? - Como un buen tipo. Que digan: “Este era un buen tipo que trató de hacer el bien”. No tengo otra pretensión. ------0------- La ficha Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936, en la ciudad de Buenos Aires. Se inició en el servicio eclesiástico a los 21 años, luego de recibirse como técnico químico. Fue obispo y arzobispo de Buenos Aires. El 13 de marzo de 2013 los 115 cardenales electores lo convirtieron en el Papa 266 de la historia. Francisco es el primer pontífice latinoamericano y jesuita
  • 14. Es feo ver cristianos mundanos, dijo el Papa en su homilía 2015-05-26 Radio Vaticana (RV).- “Es feo ver a un cristiano” que quiere “seguir a Jesús y a la mundanidad”. Es la exhortación del Papa en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. En efecto el Pontífice subrayó que en su vida, un cristiano, debe hacer una elección radical, por lo que no puede existir “un cristianismo a medias”, no es posible tener “el cielo y la tierra”. Pedro pregunta a Jesús qué habrían recibido los discípulos al seguirlo, una pregunta planteada después de que el Señor había dicho al joven rico que vendiera todos sus bienes en favor de los pobres. Francisco desarrolló su homilía a partir de este diálogo que es de gran actualidad. Un cristiano no puede tener el cielo y la tierra, no hay que apegarse a los bienes El Santo Padre observó que Jesús responde de una manera diversa de la esperada por los discípulos: no habla de riquezas, sino que en cambio promete la herencia del Reino de los cielos “pero con la persecución y con la cruz”: “Por esto, cuando un cristiano está apegado a los bienes, hace el papelón de un cristiano que quiere tener las dos cosas: el cielo y la tierra. Es la piedra de toque, precisamente, es esto que dice Jesús: la cruz, las persecuciones. Esto quiere decir negarse a sí mismo, padecer cada día la cruz… Los discípulos tenían esta tentación, de seguir a Jesús pero después ¿cuál será la recompensa, al final, de este buen negocio? Pensemos en la mamá de Santiago y de Juan, cuando pidió a Jesús un lugar para sus hijos: ‘Ah, a éste me lo haces primer ministro y a éste ministro de economía…’, y surgió el interés mundano de seguir a Jesús”. Pero después – subrayó Francisco – “el corazón de estos discípulos fue purificado”, en Pentecostés, cuando “entendieron todo”. Y añadió que “la gratuidad en el seguir a Jesús es la respuesta a la gratuidad del amor y de la salvación que nos da Jesús”. Y cuando “se quiere ir tanto con Jesús como con el mundo, tanto con la pobreza como con la riqueza – dijo – esto es un cristianismo a medias, que quiere una ganancia material. Es el espíritu de la mundanidad”. Riquezas, vanidad y orgullo nos alejan de Jesús Aquel cristiano – afirmó el Papa evocando al profeta Elías, “cojea de las dos piernas” porque “no sabe lo que quiere”. Y añadió que para entender esto es necesario recordar que Jesús nos anuncia que “los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros”, es decir “aquel que cree o que es el más grande” se debe convertir en “el servidor, en el más pequeño”: “Seguir a Jesús desde el punto de vista humano no es un buen negocio: es servir. Lo dijo Él, y si el Señor te da la posibilidad de ser el primero, tú debes comportarte como el último, es decir en el servicio. Y si el Señor te da la posibilidad de tener bienes, tú debes comportarte en el servicio, o sea por los demás. Son tres cosas, tres escalones que nos alejan de Jesús: las riquezas, la vanidad y el orgullo. Por esto las riquezas son tan peligrosas, porque te llevan inmediatamente a la vanidad y te crees importante. Y cuando te crees importante te la crees y te pierdes”. Un cristiano mundano es un contra-testimonio El camino que indica el Señor – dijo también el Papa Bergoglio – es el del “despojamiento”, como hizo Él: “Quien es el primer de entre ustedes se haga siervo de todos”. Y agregó que a Jesús “este trabajo” con los discípulos “le costó tanto, tanto tiempo, porque no entendían bien”. Y entonces – dijo – “también nosotros debemos pedirle: ‘¿Nos enseñas este camino, esta ciencia del servicio? ¿Esta ciencia de la humildad? ¿Esta ciencia de ser los últimos para servir a los hermanos y a las hermanas de la Iglesia?”: “Es feo ver a un cristiano, independientemente que sea laico, consagrado, sacerdote, obispo, es feo
  • 15. cuando se ve que quiere las dos cosas: seguir a Jesús y los bienes, seguir a Jesús y la mundanidad. Y esto es un contra-testimonio, y aleja a la gente de Jesús. Ahora continuamos la celebración de la Eucaristía pensando en la pregunta de Pedro. ‘hemos dejado todo: ¿cómo nos pagarás?’, y pensando en la respuesta de Jesús. El precio que Él nos dará es la semejanza a Él. Este será el ‘sueldo’. ¡Gran ‘sueldo’, asemejarse a Jesús!” (María Fernanda Bernasconi - RV). Vuestro claustro sigue siendo el mundo entero, dice el Papa a la Orden de los Frailes Menores Ciudad del Vaticano, 26 de mayo 2015 (VIS).-El Papa Francisco ha recibido esta mañana en la Sala Clementina del Palacio Apostolico a los participantes en el Capítulo General de la Orden de los Frailes Menores, dedicado esta vez a dos características claves de su identidad: la minoridad y la fraternidad. En el discurso que les dirigió, el Santo Padre señaló que la minoridad ''nos llama a ser y a sentirnos pequeños ante Dios, confiándonos totalmente a su infinita misericordia. La perspectiva de la misericordia es incomprensible para aquellos que no se ven como "menores", es decir, pequeños, necesitados y pecadores ante Dios. Cuantos más somos conscientes de ello, más cerca estamos de la salvación, cuanto más estamos convencidos de que somos pecadores, más estamos dispuestos a ser salvados... Minoridad también significa salir de nosotros mismos, de nuestros esquemas y puntos de vista personales; significa ir más allá de las estructuras - que también son útiles si se usan sabiamente – más allá de los hábitos y las certezas, para testimoniar una cercanía concreta a los pobres, a los necesitados, a los marginados, en una actitud auténtica de compartición y de servicio''. De igual modo la dimensión de la fraternidad es esencial para dar testimonio del Evangelio. ''En la Iglesia primitiva -recordó - los cristianos vivían de tal forma la comunión fraterna... que las personas se sorprendían al verlos tan unidos en el amor, tan disponibles para el don y el perdón mutuo... Vuestra familia religiosa está llamada a manifestar esta fraternidad concreta, recuperando recíprocamente la confianza en las relaciones interpersonales, para que el mundo vea y crea, reconociendo que el amor de Cristo cura las heridas y hace de todos una cosa sola''. Francisco, desde esta perspectiva, invitó a los franciscanos a ser portadores de misericordia, reconciliación y paz, obedeciendo al carisma que hace de ellos una congregación ''en salida'', ya desde sus orígenes. ''Se narra -dijo – que cuando pidieron a los primeros hermanos que mostrasen su claustro, subieron a una colina y señalando toda la tierra hasta donde llegaba la mirada dijeron: 'Este es nuestro claustro'. Queridos hermanos, id todavía hoy en este claustro, que es el mundo entero, empujados por el amor de Cristo, como os invita a hacer San Francisco... cuando dice: ''...Exhorto a mis hermanos en el Señor Jesucristo que, cuando van por el mundo, no litiguen ni contiendan con palabras ni juzguen a los otros; sino sean apacibles, pacíficos y moderados, mansos y humildes, hablando a todos honestamente, como conviene...En cualquier casa en que entren, primero digan: Paz a esta casa Y... séales lícito comer de todos los manjares que les ofrezcan''. La exhortación de San Francisco, subrayó el Pontífice, es de gran actualidad. ''Es profecía de fraternidad y minoridad también para el mundo de hoy. ¡Que importante es vivir una existencia cristiana y religiosa sin perderse en disputas y chismes, cultivando un diálogo sereno con todos... con medios pobres, anunciando la paz y viviendo sobriamente, contentos con lo que nos ofrecen! Requiere un empeño decidido en la transparencia, en el empleo ético y solidario
  • 16. de los bienes, con un estilo de sobriedad y despojamiento. En cambio, si estáis apegado a los bienes y riquezas del mundo, y depositáis en ellos vuestra seguridad, el Señor mismo os despojará de este espíritu de mundanidad para preservar el valioso patrimonio de minoridad y pobreza al que os llamó por medio de San Francisco. O sois libremente pobres y menores o acabaréis despojados''. ''El Espíritu Santo es el animador de la vida religiosa -continuó- Cuando las personas consagradas viven dejándose iluminar y guiar por el Espíritu, descubren en esta visión sobrenatural el secreto de su fraternidad, la inspiración de su servicio a los hermanos, el poder de su presencia profética en la Iglesia y en el mundo...La luz y la fuerza del Espíritu os ayudarán también a enfrentar los desafíos que se os presentan, en particular la disminución numérica, el envejecimiento y la escasez de nuevas vocaciones''. ''El pueblo de Dios os ama'' exclamó Francisco y contó que una vez el cardenal Quarracino le dijo: ''En nuestras ciudades hay personas algo ''comecuras'' y cuando pasa un sacerdote le dicen alguna que otra cosa. Por ejemplo, en Argentina, les llaman ''cuervos''...''Pero nunca, nunca, me contaba Quarracino -añadió- dicen algo cuando ven a un franciscano con el hábito ¿Por qué?. Porque habéis heredado una autoridad en el pueblo de Dios con la minoridad, con la fraternidad, con la mansedumbre, con la humildad, con la pobreza. Por favor ¡conservadla! ¡No la perdáis! El pueblo os ama''. JORNADA DE LAS MISIONES 2015 Y VIDA CONSAGRADA: PAPA FRANCISCO Mensaje del papa Francisco con motivo de la jornada mundial de las misiones 2015 Queridos hermanos y hermanas: La Jornada Mundial de las Misiones 2015 tiene lugar en el contexto del Año de la Vida Consagrada, y recibe de ello un estímulo para la oración y la reflexión. De hecho, si todo bautizado está llamado a dar testimonio del Señor Jesús proclamando la fe que ha recibido como un don, esto es particularmente válido para la persona consagrada, porque entre la vida consagrada y la misión subsiste un fuerte vínculo. El seguimiento de Jesús, que ha dado lugar a la aparición de la vida consagrada en la Iglesia, responde a la llamada a tomar la cruz e ir tras él, a imitar su dedicación al Padre y sus gestos de servicio y de amor, a perder la vida para encontrarla. Y dado que toda la existencia de Cristo tiene un carácter misionero, los hombres y las mujeres que le siguen más de cerca asumen plenamente este mismo carácter. La dimensión misionera, al pertenecer a la naturaleza misma de la Iglesia, es también intrínseca a toda forma de vida consagrada, y no puede ser descuidada sin que deje un vacío que desfigure el carisma. La misión no es proselitismo o mera estrategia; la misión es parte de la “gramática” de la fe, es algo imprescindible para aquellos que escuchan la voz del Espíritu que susurra “ven” y “ve”. Quién sigue a Cristo se convierte necesariamente en misionero, y sabe que Jesús «camina con él, habla con él, respira con él. Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 266).
  • 17. La misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, es una pasión por su pueblo. Cuando nos detenemos ante Jesús crucificado, reconocemos todo su amor que nos dignifica y nos sostiene; y en ese mismo momento percibimos que ese amor, que nace de su corazón traspasado, se extiende a todo el pueblo de Dios y a la humanidad entera; Así redescubrimos que él nos quiere tomar como instrumentos para llegar cada vez más cerca de su pueblo amado (cf. ibid., 268) y de todos aquellos que lo buscan con corazón sincero. En el mandato de Jesús: “id” están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia. En ella todos están llamados a anunciar el Evangelio a través del testimonio de la vida; y de forma especial se pide a los consagrados que escuchen la voz del Espíritu, que los llama a ir a las grandes periferias de la misión, entre las personas a las que aún no ha llegado todavía el Evangelio. El quincuagésimo aniversario del Decreto conciliar Ad gentes nos invita a releer y meditar este documento que suscitó un fuerte impulso misionero en los Institutos de Vida Consagrada. En las comunidades contemplativas retomó luz y elocuencia la figura de santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones, como inspiradora del vínculo íntimo de la vida contemplativa con la misión. Para muchas congregaciones religiosas de vida activa el anhelo misionero que surgió del Concilio Vaticano II se puso en marcha con una apertura extraordinaria a la misión ad gentes, a menudo acompañada por la acogida de hermanos y hermanas provenientes de tierras y culturas encontradas durante la evangelización, por lo que hoy en día se puede hablar de una interculturalidad generalizada en la vida consagrada. Precisamente por esta razón, es urgente volver a proponer el ideal de la misión en su centro: Jesucristo, y en su exigencia: la donación total de sí mismo a la proclamación del Evangelio. No puede haber ninguna concesión sobre esto: quién, por la gracia de Dios, recibe la misión, está llamado a vivir la misión. Para estas personas, el anuncio de Cristo, en las diversas periferias del mundo, se convierte en la manera de vivir el seguimiento de él y recompensa los muchos esfuerzos y privaciones. Cualquier tendencia a desviarse de esta vocación, aunque sea acompañada por nobles motivos relacionados con la muchas necesidades pastorales, eclesiales o humanitarias, no está en consonancia con el llamamiento personal del Señor al servicio del Evangelio. En los Institutos misioneros los formadores están llamados tanto a indicar clara y honestamente esta perspectiva de vida y de acción como a actuar con autoridad en el discernimiento de las vocaciones misioneras auténticas. Me dirijo especialmente a los jóvenes, que siguen siendo capaces de dar testimonios valientes y de realizar hazañas generosas a veces contra corriente: no dejéis que os roben el sueño de una misión auténtica, de un seguimiento de Jesús que implique la donación total de sí mismo. En el secreto de vuestra conciencia, preguntaos cuál es la razón por la que habéis elegido la vida religiosa misionera y medid la disposición a aceptarla por lo que es: un don de amor al servicio del anuncio del Evangelio, recordando que, antes de ser una necesidad para aquellos que no lo conocen, el anuncio del Evangelio es una necesidad para los que aman al Maestro. Hoy, la misión se enfrenta al reto de respetar la necesidad de todos los pueblos de partir de sus propias raíces y de salvaguardar los valores de las respectivas culturas. Se trata de conocer y respetar otras tradiciones y sistemas filosóficos, y reconocer a cada pueblo y cultura el derecho de hacerse ayudar por su propia tradición en la inteligencia del misterio de Dios y en la acogida del Evangelio de Jesús, que es luz para las culturas y fuerza transformadora de las mismas. Dentro de esta compleja dinámica, nos preguntamos: “¿Quiénes son los destinatarios privilegiados del anuncio evangélico?” La respuesta es clara y la encontramos en el mismo Evangelio: los pobres, los pequeños, los enfermos, aquellos que a menudo son despreciados y olvidados, aquellos que no tienen como pagarte (cf. Lc 14,13-14). La evangelización, dirigida preferentemente a ellos, es signo del Reino que Jesús ha venido a traer: «Existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 48). Esto debe estar claro especialmente para las personas que abrazan la vida consagrada misionera: con el voto de pobreza se escoge seguir a Cristo en esta preferencia suya, no ideológicamente, sino como él, identificándose con los pobres, viviendo como ellos en la precariedad de la vida cotidiana y en la renuncia de todo poder para convertirse en hermanos y hermanas de los últimos, llevándoles el testimonio de la alegría del Evangelio y la expresión de la
  • 18. caridad de Dios. Para vivir el testimonio cristiano y los signos del amor del Padre entre los pequeños y los pobres, las personas consagradas están llamadas a promover, en el servicio de la misión, la presencia de los fieles laicos. Ya el Concilio Ecuménico Vaticano II afirmaba: «Los laicos cooperan a la obra de evangelización de la Iglesia y participan de su misión salvífica a la vez como testigos y como instrumentos vivos» (Ad gentes, 41). Es necesario que los misioneros consagrados se abran cada vez con mayor valentía a aquellos que están dispuestos a colaborar con ellos, aunque sea por un tiempo limitado, para una experiencia sobre el terreno. Son hermanos y hermanas que quieren compartir la vocación misionera inherente al Bautismo. Las casas y las estructuras de las misiones son lugares naturales para su acogida y su apoyo humano, espiritual y apostólico. Las Instituciones y Obras misioneras de la Iglesia están totalmente al servicio de los que no conocen el Evangelio de Jesús. Para lograr eficazmente este objetivo, estas necesitan los carismas y el compromiso misionero de los consagrados, pero también, los consagrados, necesitan una estructura de servicio, expresión de la preocupación del Obispo de Roma para asegurar la koinonía, de forma que la colaboración y la sinergia sean una parte integral del testimonio misionero. Jesús ha puesto la unidad de los discípulos, como condición para que el mundo crea (cf. Jn 17,21). Esta convergencia no equivale a una sumisión jurídico-organizativa a organizaciones institucionales, o a una mortificación de la fantasía del Espíritu que suscita la diversidad, sino que significa dar más eficacia al mensaje del Evangelio y promover aquella unidad de propósito que es también fruto del Espíritu. La Obra Misionera del Sucesor de Pedro tiene un horizonte apostólico universal. Por ello también necesita de los múltiples carismas de la vida consagrada, para abordar al vasto horizonte de la evangelización y para poder garantizar una adecuada presencia en las fronteras y territorios alcanzados. Queridos hermanos y hermanas, la pasión del misionero es el Evangelio. San Pablo podía afirmar: «¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (1 Cor 9,16). El Evangelio es fuente de alegría, de liberación y de salvación para todos los hombres. La Iglesia es consciente de este don, por lo tanto, no se cansa de proclamar sin cesar a todos «lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos» (1 Jn 1,1). La misión de los servidores de la Palabra -obispos, sacerdotes, religiosos y laico- es la de poner a todos, sin excepción, en una relación personal con Cristo. En el inmenso campo de la acción misionera de la Iglesia, todo bautizado está llamado a vivir lo mejor posible su compromiso, según su situación personal. Una respuesta generosa a esta vocación universal la pueden ofrecer los consagrados y las consagradas, a través de una intensa vida de oración y de unión con el Señor y con su sacrificio redentor. Mientras encomiendo a María, Madre de la Iglesia y modelo misionero, a todos aquellos que, ad gentes o en su propio territorio, en todos los estados de vida cooperan al anuncio del Evangelio, os envío de todo corazón mi Bendición Apostólica. Vaticano, 24 de mayo de 2015 Solemnidad de Pentecostés
  • 19. Nepal; después del terremoto, el tráfico de niños (©Ansa) (©Ansa) Un niño después del terremoto en Nepal Lucrando con la indigencia de las familias, crecen los pseudo-orfanatos, estructuras que ocultan negocios de explotación sexual o trabajo minoril Paolo Affatato roma A un mes del violento terremoto que el 26 de abril sacudió Nepal, se hace cada vez más preocupante el fenómeno del tráfico de niños. Por ello, el gobierno nepalí emanó hoy, 26 de mayo, una prohibición generalizada para que los niños no puedan viajar dentro del país sin sus padres. Las autoridades hindúes arrancaron de las manos de una red de traficantes a 26 pequeños huérfanos. En algunos casos, fueron las mismas familias las que los cedieron debido a la indigencia en la que se han encontrado, con la esperanza de garantizarles un futuro mejor. El terremoto, que según los datos oficiales provocó 8.631 víctimas, con 21.838 heridos, puso en serias dificultades el sistema económico del país, pues devastó, además de ciudades, inmensas zonas rurales en las que vivían millones de personas. Los traficantes habían llevado a los niños a la frontera, en el estado hindú de Bihar, prometiendo a las familias que les habrían dado educación y cuidados. En realidad, su destino era la esclavitud en una fábrica textil de Mumbay. La semana pasada, otros 28 pequeños (de los cuales 8 eran nepalíes) fueron rescatados: trabajaban en una fábrica de ropa hindú, en el noreste de la nación, en la que les pagaban 150 rupias semanales (unos dos euros) por hacer camisetas. El tráfico de niños es un fenómeno común después de las tragedias humanitarias. Se registraron alarmas al respecto después del tsunami de 2004 en Sri Lanka, India e Indonesia, así como después del tifón Yolanda que golpeó Filipinas en 2013. «En Nepal existe un elevado riesgo de que donarores y voluntarios de buena fe promuevan sin darse
  • 20. cuenta el tráfico de niños, que está apostando por abrir pseudo-orfanatos», utilizados como sedes para reclutar a los niños, indicó el sitio web alemán “Guía al voluntariado” que organiza el trabajo voluntario de los europeos en el extranjero. Está empeorando un fenómeno que ya había entrado a los orfanatos locales antes del terremoto. Por ello, la organización alemana advierte sobre las campañas para sostner las llamadas “casas para niños”. Un estudio de la ong estadounidense Next Generation Nepal, que se dedica exclusivamente a la lucha contra los traficantes y a la reintegración familiar, indica que el número de orfanatos ha aumentado desproporcionadamente en el país desde 2010. Dos terceras partes de los niños que viven en estas “casas de acogida” tienen por lo menos un familiar vivo. Ahora, los traficantes sin escrúpulos ven en el drama de la emergencia y de las familias sin casa una apetitosa ocasión para abrir nuevas estructuras, ofreciendo a las familias pobres y que sufrieron debido al desastre natural cuidados para sus niños. Los niños, efectivamente, provienen principalmente de zonas rurales: los padres se dejan engañar con falsas promesas. En realidad muchos jóvenes han sido usados como anzuelo y, a menudo, turistas y voluntarios despistados contribuyen a que salgan adelante, con donaciones privadas, estas casas administradas por organizaciones criminales. La mayor parte de ellas se encuentra en los distritos más turísticos de Nepal, y esto indicaría también que se encuentran allí para ofrecer a los niños al turismo pederasta. Según Unicef Nepal, en la actualidad los falsos reclutadores para los pseudo-orfanatos tienen las cosas muy fáciles, porque muchas familias están desesperadas. Son 70 mil los niños menores de 5 años que requieren urgente ayuda alimenticia, y otros 55 mil, desnutridos, necesitan una alimentación específica y terapéutica para poder sobrevivir. Además, «alrededor de un millón de niños no podrán volver a la escuela», advirtió el vocero de la ONU Farhan Haq. Next Generation Nepal indica: «Tememos que el reclutamiento ahora pueda superar las peores pesadillas. El país está lleno de personajes que buscan lucrar con las necesidades de los sobrevivientes». Anand Tamang, director del Centro de investigación sobre la salud, el ambiente y la población (con sede en Katmandú), confirma los temores de que «el terremoto produzca un aumento dramático en el tráfico de niños y de matrimonios de menores». Las ong aconsejan apoyar a las organizaciones que dejan a los niños con sus familias o, en el caso de huérfanos verdaderos, en las comunidades y aldeas en las que nacieron. Mientras tanto, se ha asomado en Nepal la familia religiosa que nació del carisma de la Madre Teresa de Calcuta, Un grupo de seis misioneras de la caridad, ocho frailes y seis voluntarios de la India ha llevado ayuda a personas aisladas entre las montañas que rodean Katmandú. Han llegado a 200 familias y han localizado a las más necesitadas. El gobierno de Nepal obstaculizó la misión, pues afirmó que la ayuda debe provenir de las instituciones locales. JILGUEROS EN LA CABEZA AUTOR/ES: Carmen Guaita TEMA: Novela ISBN: 978-84-15995-10-4 CÓDIGO: 109605
  • 21. PVP: 14.00 € Una periodista prestigiosa que tiene cuarenta años pero aún no ha comenzado a vivir, una mañana tranquila entre sabores de infancia, la llamada anodina de un antiguo amor, una imaginación que se desborda y una oleada de recuerdos que se agolpan… Durante dos horas de rebelión y de memoria, Eulalia Requena se encuentra de nuevo con su niñez llena de historias, su juventud triste y su madurez confusa. De repente, un suceso inesperado puede transformar todo el dolor en promesa, toda la oscuridad en luz. Jilgueros en la cabeza es la historia de una mujer con profundo deseo de autenticidad, una mujer que se encuentra a sí misma y sabe tender hacia el futuro un puente de perdón y de esperanza. O quizá solamente lo imagina. HABLAR DE JESÚS HOY AUTOR/ES: Instituto Superior de Pastoral (ISP) TEMA: Teología pastoral ISBN: 978-84-15995-07-4 CÓDIGO: 106349 PVP: 14.00 € En este libro se recogen las cinco ponencias de la Lectura creyente celebradas en el Instituto Superior de Pastoral de Madrid durante el año académico 2013-2014. Obviamente la persona de Jesús de Nazaret sigue suscitando el interés de mucha gente, sea creyente como no creyente. Estos últimos, los no creyentes, encuentran en ese personaje histórico una fuente de sentido para sus vidas. Ven en Jesús un modelo excelente de ser humano, el prototipo y arquetipo del ser humano. Resuena aquí el Jesús de la teología liberal, y el Jesús de la Ilustración. Por eso, se resisten a aceptar que Jesús de Nazaret sea propiedad de los creyentes, que quede atrapado en los dogmas del credo cristiano. Piden que se les «devuelva a Jesús». Piensan legítimamente que Jesús no es propiedad de las Iglesias cristianas. Lo consideran «patrimonio de la humanidad». El islam contra los musulmanes ABC | Guy Sorman No pasa un día sin que el mundo nos envíe el eco de alguna catástrofe en la que los musulmanes son a la vez los actores principales y las víctimas más numerosas. Como una colección macabra, hemos recogido al azar, durante una sola semana, algunas de estas tragedias internas del mundo musulmán,
  • 22. cometidas por musulmanes contra otros musulmanes, y perpetradas siempre en nombre del islam. En Kabul, los talibanes atacan un hotel frecuentado por afganos; en Pakistán, unos suníes asesinan a unos peregrinos ismaelitas, de la secta chií; en Yemen, un conflicto interno enfrenta a los chiíes locales apoyados por Irán con los saudíes que reivindican el wahabismo. En Siria, los alauíes aliados a los chiíes masacran a los suníes y a los kurdos. El Estado Islámico (ISIS) empleando comandos suicidas como armas estratégicas. Los rohingyas, musulmanes de Birmania, agredidos por los budistas (a los que erróneamente consideramos pacifistas) se lanzan al mar por millares para llegar a Malasia e Indonesia, dos países musulmanes que los rechazan. En Egipto, el expresidente Morsi, elegido democráticamente, pero miembro de la fraternidad de los Hermanos Musulmanes (en principio no violenta) es condenado a muerte por un tribunal por cuenta de su sucesor, un dictador militar. En Bangladesh, un bloguero ateo – porque también hay musulmanes laicos y musulmanes ateos– es asesinado en nombre del islam. En Malí y en Nigeria continúa la guerra entre facciones, todas ellas defensoras del islam. La guerra generalizada de musulmanes contra musulmanes, en la que cada uno pretende encarnar al islam verdadero, salpica a Occidente, pero casi de rebote: la Policía de Dallas asesina a dos militantes islamistas antes de que puedan atacar una exposición de caricaturas de Mahoma; en Boston, condenan a muerte al autor checheno de un atentado; en Francia, en Bélgica y en Gran Bretaña, la Policía nacional intercepta candidatos a la guerra santa en Siria. A todos estos atentados que nos traen los medios de comunicación habría que añadir todos los que escapan a nuestra atención: lugares de culto destruidos, violaciones, ajustes de cuentas (entre palestinos, por ejemplo), de nuevo y siempre bajo el pretexto del islam. ¿Qué interpretación se puede dar a este gigantesco caos que afecta a mil millones de musulmanes, en distinto grado, desde el epicentro árabe hasta alcanzar los confines más alejados de África Occidental y el este de Asia? Ya no es posible explicarlo como un conflicto de civilizaciones que enfrenta a Occidente y el islam, que era la hipótesis dominante después de los atentados del 11 de septiembre. Los occidentales, sobre todo desde la retirada casi total del teatro de operaciones en Afganistán e Irak, y el rechazo a intervenir en Siria, se han convertido en espectadores más que en actores. Es en el interior del mundo musulmán donde conviene buscar, si es que se puede, las razones principales de esta guerra de todos contra todos. En este caso dudamos entre explicaciones temporales y espirituales. En Yemen, en Siria y en Irak, asistimos a una rivalidad geopolítica clásica entre potencias –¿Irán contra Arabia Saudí?– de la misma manera que en la Europa de antes de 1914. Pero ¿es indiferente que estos dos estados encarnen dos visiones distintas del islam? La distancia entre chiismo y sunismo es al menos tan grande como la que había en el siglo XVI entre católicos y protestantes. Y del mismo modo, entre el islam laico y los militares egipcios o turcos y el islam integrista de los Hermanos Musulmanes y del Partido de la Justicia en Turquía (AKP) progresa una frontera que no es solo circunstancial, sino esencial para el islam. Nosotros los occidentales, que nos hemos vuelto arreligiosos, cuando no ateos, reducimos el hecho de la religión a circunstancias sociológicas: detrás de la exaltación islámica creemos adivinar impulsos verdaderos nacionales o tribales, simples conflictos de poder (el padre contra sus hijas, el dictador contra su pueblo, el árabe de piel clara contra el africano de piel oscura) o de dinero (el del petróleo). Y también nos gustaría explicarlo todo con el determinismo económico (la pobreza) o político (la ausencia de democracia). Pues bien, la dificultad para comprender el yihadismo generalizado es que incluye a la vez todas estas causas objetivas, pero también auténticas motivaciones espirituales. Un expresidente de Indonesia, Abdurrahmán Wahid, líder también de un islam moderado, me explicaba que los occidentales ya no podían comprender el frenesí del mundo musulmán porque al haber perdido todo sentido religioso no aceptamos que los yihadistas crean realmente que luchan en nombre del islam, o al menos en nombre de su interpretación del islam. Y al no disponer el islam de ninguna autoridad central capaz de separar a las sectas (en el islam no hay Papa), los conflictos no tenían salida civil. Desde entonces, para los occidentales, las opciones están limitadas: dudamos entre apartar la mirada, como en Siria; defender nuestros intereses, como en Malí; pactar con el diablo, como en Irán; indignarnos, como en Birmania… Y tantas otras opciones irrisorias, si existieran. Sugerimos, de todas formas, dos prioridades: comprender este combate intraislámico, porque estamos lejos de lograrlo, y encontrar a esos
  • 23. musulmanes preclaros, los más cercanos a nuestros ideales humanistas, que existen (Abdurrahmán Wahid fue uno de ellos), aunque no los conocemos. Estas dos exigencias son previas a cualquier nueva intervención de los ejércitos occidentales. Guy Sorman La búsqueda de la felicidad La Vanguardia | Francisco Rubio Llorente La búsqueda de la felicidad es, como se sabe, junto con la vida y la libertad, uno de los derechos naturales con los que, según la Declaración de Independencia norteamericana, han sido dotados los hombres por su creador. Una fórmula un poco más modesta que la que poco antes había incorporado el Bill of Rights de Virginia, para el que el tal derecho no sólo amparaba la búsqueda de la felicidad, sino también su consecución Los historiadores no han logrado ponerse de acuerdo sobre el origen de esta fórmula y las razones que llevaron a Jefferson a emplearla para sustituir al derecho a la propiedad, que es el que en la filosofía de la Ilustración suele acompañar a libertad e igualdad, pero sus trabajos son de poca ayuda para determinar su significado actual, tan abierto que la hacen inútil, salvo como expresión retórica, para el debate político. De hecho, es una expresión poco frecuente fuera de Estados Unidos y que en otras partes del mundo sólo aparece en textos redactados bajo influencia norteamericana. En la Constitución de Japón (artículo 13), o en la Declaración de Independencia de Vietnam que Ho Chi Minh proclamó en 1945, animado entonces por los norteamericanos en su lucha contra el colonialismo francés, antes de convertirse en cabeza del Vietcong y enemigo jurado y triunfante de Estados Unidos. JAVIER AGUILAR Fue esta, sin embargo, la expresión que el papa Francisco empleó al lamentar el naufragio en el que recientemente murieron muchos cientos de emigrantes que intentaban entrar en Italia. En la política de la Unión Europea estos intentos se ven desde la perspectiva de los horrores (guerra, inseguridad, opresión, miseria) de los que los emigrantes huyen, no desde la del bien que pretenden alcanzar. La diferencia de enfoque no es baladí y puede servir de punto de partida para una reflexión melancólica sobre la reciente Agenda Europea de Migración. Una Agenda impulsada por aquel trágico naufragio, como un año antes había sido el de Lampedusa el que movió a Juncker a incluir este tema como uno de los puntos de su programa político, y en consecuencia buena parte de la Agenda está dedicada a las medidas que emplear para evitar la muerte en el Mediterráneo. Pero esas medidas, como todo el resto de la Agenda, están construidas a partir de una distinción nítida entre los emigrantes que tienen derecho a solicitar (y eventualmente obtener) la protección internacional y todos los demás y este derecho lo tienen sólo quienes son o se dicen víctimas de la opresión, la discriminación o la violencia. No lo tienen por tanto quienes emigran por cualquier otra causa, incluida la miseria, que es la que mueve a una buena parte de quienes nos vienen de África y a no pocos de los procedentes de otras partes del mundo. Según la propia Agenda se deniegan el 55% de las solicitudes (hasta el 100% en los procedentes de algunos estados) y cabe suponer que hay muchos que ni siquiera lo intentan, de manera que las medidas previstas para la reubicación de urgencia y la previsión de 20.000 plazas anuales de “reasentamiento” en el mejor de los casos sólo aliviaran la situación de una minoría de los inmigrantes presentes o futuros. Para hacer frente al problema que plantean los restantes, que son la mayoría, la Unión no encuentra otros medios que el de tratar de disuadirlos para que no vengan, o impedirles entrar, si lo intentan, o devolverlos a sus países de origen si ya están aquí.
  • 24. Quizás no haya otros, pero es seguro que estos son de muy escasa eficacia. Para que una sociedad haga posible la felicidad de sus miembros, pensaba Rousseau, no debe animar en ellos deseos que no puedan satisfacer y la sociedad global y ampliamente informatizada no cumple esa condición. Las informaciones que les vienen de las naciones opulentas anima en la mayor parte de los habitantes del planeta deseos que sólo dentro de ellas pueden satisfacer (aunque sean tan modestos como el de comer a diario). La disuasión es improbable y muy limitada, no sólo por razones humanitarias, pero también por ellas, la capacidad de los estados para impedir la entrada ilegal. En Europa como en Estados Unidos, aunque su frontera terrestre del sur sea menos porosa que la nuestra en el Mediterráneo. En lo que toca a la posibilidad de forzar el retorno de quienes se encuentran ya dentro de la Unión, basta con remitirse a los datos de Eurostat que la Agenda cita: el 61,5% de las decisiones que lo imponen son incumplidas. De tiempo en tiempo, no hay más salida que la regularización. De donde se siguen dos conclusiones. La primera y más trivial es la de que el esfuerzo de los distintos estados europeos para acoger a los inmigrantes no puede ser medido exclusivamente por el número de personas a las que le han otorgado protección. Pero sobre todo, en segundo término, la de que la migración en masa es el mayor problema de nuestro tiempo. Mayor que los que vienen de los enfrentamientos ideológicos o culturales, o de la lucha por el poder, económico o político, porque tiene su origen en una realidad más honda. Un problema que, me temo, heredarán nuestros nietos. Tal vez sea verdad aquello de que la humanidad no se plantea problemas que no sea capaz de resolver, pero poco consuelo cabe deducir de ello si la solución posible es trágica. Francisco Rubio Llorente, catedrático emérito de Derecho Constitucional, expresidente del Consejo de Estado. Como si votáramos por vez primera El País | Santos Juliá Nunca unas elecciones municipales y autonómicas han despertado tan elevadas expectativas y han provocado tan profundas incertidumbres como en esta ocasión: tanto es el renacido interés por la política y tantas son las dudas suscitadas por los nuevos partidos y plataformas cívicas que parecería como si estuviéramos, no ante unas elecciones de ámbito local o regional, ni siquiera ante unas generales, sino ante unas constituyentes. Cierto, nada que ver con 1977, pero todo sucede como si, agotado lo que entonces nació a la vida política, nos encontráramos en el trance de romper con el pasado para marcar un nuevo comienzo. Para percibir cómo hemos llegado hasta aquí, no será inútil recordar que si alguien hubiera resumido en 2008 las tres primeras décadas de esta democracia española, habría presentado un balance en el que los logros destacarían más que los fracasos: una sociedad más libre e igualitaria, más permisiva y tolerante; unos bienes públicos saneados y disfrutando del aprecio general; una democracia lejos de todo aquello que en otras épocas fue su ruina; sin rastro de militarismo, con el clericalismo de capa caída; sin partidos antisistema, con instituciones legitimadas ante la gran mayoría de ciudadanos; con el terror de ETA derrotado y, para colmo, en Europa y con un sistema en el que dos partidos aseguraban estabilidad a los gobiernos. De pronto, los logros se desvanecieron para dejar el campo sembrado de fracasos. Una crisis económica que el partido en el poder recibió con una mezcla de autocomplacencia y frivolidad, negándose a nombrarla por su verdadero nombre, hasta que el superávit se convirtió en déficit y las cuentas saneadas pasaron a ser deuda rampante; una crisis política, imparable desde que el partido en la oposición ganó la siguiente convocatoria electoral para imponer una política contraria a todo lo que, con mezcla de mentira, crispación y ligereza, había prometido. Crisis económica, devenida crisis política, dando origen a una profunda crisis social, los tres pasos soñados por quienes éramos jóvenes en los
  • 25. años sesenta cuando dábamos por cierto que las horas del capitalismo como sistema económico y de la burguesía como clase dominante estaban contadas. Ahora, con las tres crisis juntas y sin ninguna fuerza política capaz de enfrentarla, la democracia española pasó a ser denostada como régimen del 78, epítome de fracaso, herencia del franquismo, el régimen por antonomasia: colusión de los dos grandes partidos para el reparto del Estado; corrupción no solo de personas sino del sistema; envilecimiento de salarios e incremento de la desigualdad; políticas de agresión a los bienes públicos: docentes a la calle, hospitales en precario; impuestos sin tasa sobre las clases media y media-baja; pérdida masiva de empleos; jóvenes haciendo las maletas camino de Alemania. Con los partidos enmudecidos, sin más rumbo que el impuesto desde el exterior, habló entonces la calle sacando a plena luz la frustración incubada en el interior: si no el capitalismo ni la burguesía, al menos el régimen del 78 sí tenía los días contados. No hubo ninguna institución capaz de recoger aquellas voces: el sistema de partidos trastabilló y si no llegó a caer en tierra fue porque quedaban restos de clientelas y viejas lealtades, una energía residual, insuficiente en todo caso para paliar el desastre. La energía nueva llegó de fuera del sistema, de los movimientos sociales y de las plataformas creadas en una incesante espiral de protesta que inundó las plazas públicas y —lo que resultó tan decisivo— las redes sociales. Paralizados los viejos partidos ante el abismo, quienes alzaron la voz en plazas y redes, tras despreciar la capacidad inclusiva que define, aun en medio de las peores tormentas, a las instituciones democráticas, se percataron enseguida de que para alcanzar el poder no bastaba con el exceso de hybris de que hicieron gala en los primeros momentos; que además de una buena ración de ego y arrogancia es preciso algo tan antiguo como organizarse en partidos, concurrir a elecciones y conseguir votos. Y en esas estamos: dos partidos en ascenso compiten con dos partidos en declive, situándose, sin reconocerlo verbalmente, pero sí en la manera de quitarse la corbata o arremangarse la camisa, uno a la izquierda de la derecha y el otro a la izquierda de la izquierda, donde abundan además variopintas plataformas. De lo primero, hay motivos para celebrar que, al contrario de lo ocurrido en Francia o Inglaterra, aquí la quiebra de confianza en su partido de un amplio sector del electorado de derecha no haya provocado el parto de una criatura de la derecha extrema; de lo segundo, lo que hoy se vislumbra es el grado de fragmentación que añadirá a un campo siempre dividido un recién llegado —y las plataformas coligadas— que mientras levantaba su tienda cambió la canción del mañana es nuestro por un lenguaje de moderación. Y así, de la relativa simplicidad del eje izquierda/derecha con apoyo mutante de nacionalistas catalanes, pasaremos a la inédita complejidad que precisará de pactos entre partidos y plataformas que, si funcionan como potentes imanes electorales, tendrán que demostrar su valor como coaliciones de gobierno. Pues sería una ingenuidad dar por seguro que, como el mal radicaba en el bipartidismo, el pluripartidismo traerá por sí solo el remedio. Alemania ha mantenido durante medio siglo un eficaz sistema bipartidista, con o sin gobiernos de coalición, mientras en Italia, maestra en finezza política, el sistema multipartidista se derrumbó, con sus gobiernos de coalición de quita y pon, como un castillo de naipes, sin dejar ni una carta en pie. Aquí, el futuro que espera a la democracia con el nuevo sistema de partidos que emerja hoy de las urnas no está escrito, como nada en la vida: eso es lo que rodea a estas elecciones de cierto aura inaugural, como si votáramos por vez primera, desnudos de ataduras, libres de viejas lealtades. Con las elecciones generales de 1977, una dictadura hizo mutis al tiempo que irrumpía en escena una democracia. Hoy puede ocurrir que una democracia fatigada por las malas prácticas y duramente golpeada por la crisis encuentre en unas elecciones locales y autonómicas el punto de partida hacia su reforma y renovación: todo dependerá de cómo administre cada cual, en el conflicto de intereses y la distribución de recursos que es siempre la vida política, el resultado que salga de las urnas, esa antigualla asentada por vez primera en España gracias al régimen de 1978. Santos Juliá es historiador.
  • 26. Iluminata: Teresa de Ávila, 500 años del camino a las Moradas. Lectura de poesía y ensamble MJ / Celebrando los 500 años del nacimiento de la mística española Teresa de Ávila (1515-1582) la Coordinación Nacional de Literatura, Universidad Autónoma del Estado de México y Púlsar Comunicación Cultural.presentan una obra multidisciplinar donde reconocidas escritoras guiarán a Teresa de Jesús en su camino al Castillo del alma bajo el acompañamiento armónico del ensamble de música antigua Ditirambo. “Iluminata: Teresa de Ávila, 500 años del camino a las Moradas. Lectura de poesía y ensamble”. Un homenaje a la figura y legado literario y místico de Teresa de Ávila en el 500 aniversario de su nacimiento a través de música de su época y poesía contemporánea. Presentan: Instituto Nacional de Bellas Artes a través de la Coordinación Nacional de Literatura, Universidad Autónoma del Estado de México y Púlsar Comunicación Cultural. El ensamble de música antigua Ditirambo y músicos invitados interpretarán composiciones suyas basadas en poemas de Teresa de Ávila y piezas del maestro de capilla y sacerdote también abulense, Tomas Luis de Victoria (Ávila, 1548, Madrid, 1611), considerado como el mayor exponente de la polifonía renacentista española y como el ―compositor de Dios‖, cuyas obras, coincidentes con la línea mística de su contemporánea Teresa de Jesús, han trascendido los siglos. La escenificación contará con la participación de la actriz Daniela Salazar como Teresa de Ávila, y el poeta Hernán Sicilia, quien dará lectura a textos de San Juan de la Cruz. Las poetas que encaminarán a Teresa en su camino a las Moradas son Angelina Muñiz Huberman, Coral Bracho, Carmen Leñero, Marianne Toussaint, Lorena Elizabeth Hernández y su amiga y SS Claudia Posadas. Tendrá lugar el 4 de junio, a las 19:00h. en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, Nuevo León 91 Teresa de Jesús, una mujer revolucionaria MJ / El martes 26 de mayo, a las 19h, en el salón de actos del Museo de los Orígenes de Madrid, se presentará el libro Teresa de Jesús. Una mujer revolucionaria, publicado por la editorial Sílex (especializada en libros de historia). El libro habla fundamentalmente de Teresa como mujer, despojada de su hábito de carmelita, preocupada de la condición femenina y ocupada en sus empresas de fundación. Una visión alejada de su figura religiosa. En el mismo acto, el autor pronunciará una conferencia sobre la vinculación de santa Teresa con Madrid a través de sus cartas, deseos de fundación y lugares que conoció en sus estancias en la capital. Ofrecemos la información que nos proporciona la contraportada:
  • 27. Hay muchos maneras de contar una historia y la de Teresa de Jesús ha sido contada de la mismo manera con demasiado frecuencia: a veces desde el ámbito religioso, otras desde el análisis médico o bien desde la fecundidad literaria, olvidándose de que Teresa de Ahumada fue primero una mujer y luego una monja con su rica vida espiritual. Ya lo avanzó en su tiempo el filólogo Américo Castro: «Ni clínico ni empíreo. Teresa de Ávila suele ser llevada de uno a otro recinto siempre envuelta en aureolas mágicas… » Teresa de Jesús. Historia de una mujer revolucionaria es la biografía de una mujer con grandes dotes de persuasión y una gran capacidad de comunicación que, de vivir hoy, tendría cuentas en todas las redes sociales además de su propio blog. El libro está redactado como si se tratara de un reportaje periodístico de profundidad, como una extensa carta al estilo teresiano, con textos y comentarios de diferentes personas relacionadas con su obra. En el texto se despoja o lo monja Teresa del hábito de carmelita descalza y se la presento como una mujer con sus dudas, inquietudes y sueños dentro de una España oscura, misógina y fanático. El ensayo se detiene en analizar su legado literario, sus enfermedades, su feminismo y sobre todo sus relaciones con la sociedad para sacar adelante su empresa. El libro se completa con una breve guía de los lugares teresianos para conocer mejor su vida. El autor Javier Leralta es un viajero del pasado, periodista y escritor especializado en biografías de personajes históricos. Tiene más de veinte libros relacionados con el ámbito de la historia de Madrid, los viajes de naturaleza y el Camino de Santiago. Dentro del apartado de divulgación histórica, ha publicado con Sílex Ediciones Apodos Reales y La Leyenda Negra en la historia de los personajes de España. Cuenta con el premio Villa de Madrid Ortega y Gasset de ensayo y humanidades y actualmente colabora en diferentes medios de comunicación en temas históricos y medioambientales. CARTA DE MONSEÑOR ROMERO AL PRESIDENTE JIMMY CARTER JUAN JOSÉ TAMAYO*, juanjotamayo@gmail.com MADRID. ECLESALIA, 25/05/15.- Poco más de un de un mes antes de ser asesinado, al enterarse por la prensa nacional de que Estados Unidos estaba estudiando la posibilidad de enviar ayuda económica y militar a la Junta de Gobierno de El Salvador, Romero escribió una carta al presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, en la que le expresaba su preocupación por que el Gobierno de los Estados Unidos estuviera estudiando la manera de favorecer la carrera armamentística de El Salvador con el envío de equipos militares y asesores. Si tal información se confirmara, escribe Romero, la medida de Estados Unidos ―en lugar de favorecer una mayor justicia y paz en El Salvador agudiza sin duda la injusticia y la represión contra el pueblo organizado que muchas veces ha estado luchando por que se respeten sus derechos humanos más fundamentales‖.
  • 28. El arzobispo de San Salvador acusaba a la Junta de Gobierno, las Fuerzas Armadas y los Cuerpos de Seguridad de El Salvador de que ―solo han recurrido a la violencia represiva produciendo un saldo de muertos y heridos mucho mayor que los regímenes militares recién pasados‖. Por eso pedía a Jimmy Carter que prohibiera dar dicha ayuda militar al Gobierno salvadoreño y que ―su Gobierno no intervenga directa o indirectamente con presiones militares, económicas, diplomáticas, etc. en determinar el destino del pueblo salvadoreño‖. Citando la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Puebla, Romero consideraba deplorable e injusta la intromisión de potencias extranjeras en la trayectoria económica y política del país y reclamaba el derecho a la legítima autodeterminación. Dado su elevado nivel de concientización y organización, creía que el pueblo era el único capaz de superar la crisis en la que se encontraba el país y de asumir la gestión responsable del futuro de El Salvador. Numerosas fueron las muestras de solidaridad con la Carta que llegaron de diversos sectores del pueblo y de la Iglesia, entre ellos religiosas y sacerdotes que trabajaban pastoralmente en El Salvador y varios obispos latinoamericanos que expresaron a Romero su apoyo por dicho gesto de protesta, así como su solidaridad ante la destrucción de la emisora de la archidiócesis. La carta fue calificada de ―devastadora‖ por un miembro del Gobierno de Estados Unidos. Calificativo que fue respondido por Romero diciendo que ―no he querido devastar, sino simplemente, en nombre del pueblo, pedir lo que ya gracias a Dios parece ha hecho abrir los ojos a Estados Unidos‖. Jimmy Carter le respondió con una larga misiva en la que justificaba su apoyo a la Junta porque ―ofrece las mejores perspectivas‖ y afirmaba que ―la mayor parte de la ayuda económica será en beneficio de los más necesitados‖. No obstante, en la ―ayuda militar, Estados Unidos reconoce desafortunadas actuaciones que ocasionalmente han tenido las Fuerzas Armadas en el pasado‖. Y dirigiéndose a Romero Carter afirma: ―Nos preocupa tanto como a Usted que no sea usado ese subsidio en forma represiva y que se trata de mantener el orden con un uso mínimo de fuerza letal‖. La carta de Carter se refería a la necesidad de un ambiente menos beligerante y de menor confrontación y aseveraba que los Estados Unidos no interferirían en los asuntos internos de El Salvador. Mencionaba, además, la amenaza de guerra civil que presenta como alternativa a las reformas del Gobierno. Romero dio a conocer el contenido de la carta de Carter en la homilía del 16 de marzo de 1980 y también su valoración. Le parecía un juicio político discutible decir que la Junta de Gobierno de el salvador ofrecía mejores perspectivas. Sobre la injerencia de Estados Unidos en los asuntos de El Salvador, el comentario del arzobispo no podía ser más expresivo: ―Esperamos que los hechos hablen mejor que las palabras‖. Sobre la alternativa de guerra civil a las reformas de la Junta a la que se refería el Presidente estadounidense como amenaza, Romero creía que su tendencia era a crear psicosis, que no había que estar impresionados por una próxima guerra civil y que había otras alternativas racionales que era necesario buscar. Sobre la ayuda militar reclamaba una severa vigilancia ―para que no redunde en represión de nuestro pueblo. Y esto es evidente porque la postura de la Fuerza Armada se ha ido, cada vez más, haciendo pro- oligárquica y brutalmente represiva‖. La Carta de Monseñor Romero a Jimmy Carter demuestra que la denuncia profética del arzobispo de San Salvador no solo se dirigía al poder político, económico, militar y paramilitar de su país, sino que apuntaba al corazón mismo del Imperio norteamericano en la persona de su Presidente. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia) *Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones ―Ignacio Ellacuría‖ de la Universidad Carlos III de Madrid y director de la obra colectiva ―San Romero de América, Mártir de la Justicia‖ (Tirant Lo Blanch, València, 2015)